69.- Emilio Lara

1.1K 127 6
                                    

Narra Alessandra

-¡No puedo más!.- grité.

-Ya coronaste hermosa, ya solo falta que pujes.- gritó la enfermera.

-No voy a poder, no voy a poder.- dije desesperada.

-Amor, amor, tú puedes, lo prometo que tú puedes.- dijo Emilio asustado.

Lo veía con su bata de enfermero, limpiaba constantemente el sudor de mi frente y dejaba besos en ella.

-Todo está bien amor, tu puedes.- insistía Emilio.

Comencé a llorar, no lo estaba logrando.

-El bebé viene mal acomodado.- dijo la doctora a los demás enfermeros.- Tendremos que hacer una cesárea urgente.

-¿Qué? .- dijo Emilio asustado.

-¿Y mi bebé?.- pregunté muy adolorida.

-Alessandra, el bebé viene mal posicionado, se acomodó mal las últimas horas, si sigues con el labor de parto, se va a asfixiar.- dijo con firmeza la doctora.

-Hágame la cesárea, hágala.- dije dejando de hacer esfuerzo alguno, los enfermeros comenzaron a correr por todos lados.

-Necesitamos que usted venga a firmar el acta de consentimiento.- indicó un enfermero a Emilio.

-No puedo dejarla sola.- dijo Emilio.

-Ella estará bien.- susurró el enfermero.

Emilio volteó a verme preocupado.

-Ve amor.- traté de sonreír.

Emilio se acercó y beso cortamente mis labios.

-Te amo.- dije sin fuerzas.- Si algo me pasa, dile a mis niños que los amo.

-Tu se los dirás amor.- dijo con la voz temblorosa Emilio.

Vi como todos corrían enfrente mío, como otra enfermera limpiaba mis piernas y otra se encargaba de cambiar mi catéter.

Pensaba en la carita de mi hijo mayor, lo mucho que lo amaba y el miedo que tenía de no volver a verlo.

(...)

En menos de 15 minutos, ya estaba en un quirófano.

Emilio sosteniendo mi mano.

Veía como cinco personas estaban sobre mi vientre, sabía que algo no estaba bien.

-¡Ya salió!.- gritó una enfermera.

Emilio soltó mi mano y caminó a ver que estaba sucediendo.

-Es una niña.- dijo la doctora.- Es un hermosa y muy sana niña.

Sonreí con dificultad, notaba mi cuerpo sin fuerzas, notaba como mis ojos se cerraban por sí solos.

Escuché el llanto, mi corazón se tranquilizó, estaba sana y salva.

-¡Perdemos a la paciente!.- gritó un enfermero.

Escuché como todos seguían haciendo su labor, pero con prisa.

-Chequen el ritmo cardiaco.- gritó un doctor.

No pude mantener mis ojos abiertos más.

-¡Alessandra! ¡alessandra!.- gritó Emilio.

(...)

Llegaba a casa después de una semana de estar internada, tenía tantos sentimientos encontrados, que no sabía cómo sentirme.

-¿Estás bien?.- susurró Emilio.

Limpié unas lágrimas que se habían escapado.

-Tenía mucho miedo de no volver a ver a mi niño y que mi hija creciera sin mamá.- dije muy sentimental.

Imaginas- One Shots SELECCIÓN MEXICANA.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora