Epílogo

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4 años después.



























—¿En cuanto tiene las papas?

Chinco dolale —explicó Hannie, con muchos juguetes organizados en la mesa, incluso con una pequeña caja registradora, estaba arrodillada en una silla, mirando a su papá. Tenía el cabello negro y lacio, bien peinado y con un lazo a un lado.

—Hannie, ¿Tan caras? Eso no cuesta cinco dólares —reclamó el alfa con los billetes en mano, billetes reales, Kai los estaba escuchando desde la sala de estar.

Chinco dolale, papá —insistió, luego de dos años diciéndole mamá al alfa, al fin había comprendido que los dos no eran mamá.

—No, no, te doy dos dólares por las papas.

¡Chinco!

¡Pero es mucho!

¡Pelo es mi tienda, papá!

Hija, es caro.

Pague —pidió estirando una mano al alfa, ChangBin negó mirando lo demás, tomó un pescado de juguete.

—¿Y este cuánto cuesta?

Die'

¿Diez dólares un pescado? Te voy a denunciar señorita —amenazó, Hannie cruzó los brazos.

¿Una característica de Hannie? Tenía el carácter de Kai.

¡No, señol! ¡Pague! Ya tiene el pecado en la mano, y las papas...

Ah, ¿Cuánto es? —preguntó, la niña empezó a hacer la mímica con la maquinita, haciendo ruido y tarareando.

Tleinta.

—¿¡Treinta dólares un pescado y unas papas!?

Si papá, paga...

¡Son cinco las papas y diez el pescado!

¡Tleinta!

No no, si tengo cinco manzanas y le pongo diez man-...

No vendo manzana señol, no no —negó estirando una mano para el alfa que sólo rió incrédulo.

—¡No voy a pagar, señorita!

¡Voy a llamar a la politzia!

¿Me amenazas?

—¡Es mi tienda! —la niña tomó un silbato de la mesa antes de sonarlo— ¡Politzia!

—¡Shi sheñola! —apareció SeoHee con una gorra del alfa, corriendo a su padre que soltó una mueca de sorpresa al ver lo que tenía su hija en sus manos.

Unas esposas de verdad.

Sus esposas de trabajo, que no utilizaban y solamente eran implementos personales y de protocolo.

Las había usado más con su esposo que en criminales.

—¡Hey, SeoHee, eso no es para jugar! —advirtió mirando a la niña reír antes de empezar a correr por toda la casa con las esposas en manos.

—Ah, era cuestión de tiempo para que las encontraran... Ya llegan al armario —murmuró Kai mirando a su hija pasar corriendo.

—¡Kai, agarró mis esposas! —acusó el alfa señalando a la niña. El omega alzó los hombros.

Twisted Strawberry || TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora