(...) Yakuso / Un Día Antes
Después de estar más de diez horas en el interior de una maleta, pues digamos que tuve el tiempo suficiente para reclamarme a mi mismo por haber sido secuestrado de una manera tan increíblemente estúpida. Alguien me había traicionado y durante ese eterno viaje me cuestionaba incesantemente quien podría haberlo hecho.
Kosuke evidentemente estaba descartado, era demasiado idiota para hacerlo sin que nadie lo notara, Jinmei muy bondadoso, lloraría si la idea siquiera se le pasaba por la cabeza, Kato estaba muy a gusto con mi proyecto, aunque era un posible sospechoso, Hirano y Mako llevaban muchísimo tiempo a mi lado ¿Por qué joderme justo ahora? Pudiéndolo haber conseguido cuando era más estúpido. Sin duda el mayor peso recaía en Alphonse y aun con todo, deseaba desde lo más profundo de mi ser que él no fuera el responsable, odiaría tener que matarlo.
Ese tipo de delirios son los que tenemos cuando llevas tanto tiempo sin beber ni comer, con una bolsa en la cabeza que te dificulta la ubicación espacial y con un contador mental de segundos para tratar de llevar el tiempo que has pasado en ese condenado sitio, sin una sola señal de que puedas escapar o de que alguien te esté buscando.
Una sola cosa rondaba por mi cabeza más que todas las demás ¿Y Valeria? La dejé en ese Spa con la certeza de que me perdonaría por dejarla plantada, fui un completo estúpido, debería estar acurrucado a su lado, no aquí, debí ignorar los mensajes de mi equipo y entonces estaría en su lecho, disfrutando de su hermosura. El solo pensar que todos mis hombres me habían traicionado causaba en mi un odio atroz y una preocupación enorme por el destino de mi amada, no, eso no podría haber ocurrido, tenía que sacar esas ideas absurdas de mi cabeza para mantenerme lo más cuerdo posible, era la manera idónea para salir victorioso.
Finalmente me quitaron la tapadura que tenía en los ojos, sabía que estaba atado de pies y manos, en una posición increíblemente incomoda, antes de que pudiera reaccionar bien me sentaron en una silla y me arrojaron un balde de agua fría. Recupere la consciencia lentamente, viendo la intensa luz que provocaba dolor en mis ojos expuestos a la oscuridad por tanto tiempo.
—Como vez, aquí esta, en una pieza —Mencionó una voz suave y sutil, pertenecía a alguien afeminado.
—Buen trabajo Isao, ya puedes largarte —Declaró otro... Su tono era inconfundible para mí.
—Por fin decidiste dar la cara, cabronazo —Escupí a su estampa, era Renko, con su rostro de estúpido.
—Kyura, finalmente eres mío ¿No te parece triste que tus hombres te entregaran en bandeja de plata? —Comentó con una sonrisa macabra, deleitándose ante mi aprensión.
—Sigue soñando pedazo de idiota, obviamente tengo a un topo, pero el resto vendrá por mí y juntos mandaremos tu trasero directo a la novena paila del infierno —Advertí recio, viéndolo directo a sus ojos.
—Tu seguridad es algo que siempre me ha parecido fantástico muchacho, tengo que admitirlo, cuando nos llamaste aquella noche, no existía en ti ni un atisbo de duda, incluso ante el hecho de cometer fratricidio estabas impasible, ver tu cara cuando comenzamos a matarlos a todos, fue lo más divertido que he visto en mi vida y ahora conseguiré que vuelvas a poner esa expresión —Amenazó con una actitud pedante —O, puedes ahorrarte todo este sufrimiento y devolvernos el dinero que te has estado robando —Reveló este por fin lo que quería.
—Eso es irónico, tengo entendido que esa fortuna es de mi padre, no de ustedes —Repliqué con una risa incomoda.
—¿Cómo crees que la consiguió? Legítimamente pertenece al gobierno japonés, no a ti —Garantizó con fervor.
—Jamás podrá regresar a las manos verdaderas de las que fue arrebatado, pertenece a las personas comunes, no a una panda de imbéciles que se creen los amos del mundo —Esa opinión termino con su escasa paciencia.
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El Soberano Yakuza
Любовные романыCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...