(...) Roppongi / Por la noche / Valeria
Llegamos tal y como lo teníamos planeado, el panorama era bastante diferente a como lo imaginaba, sería imposible que alguien creyera en el hecho de que allí existiera una red clandestina de secuestros. La región estaba en auge, comerciantes invitaban a turistas a sus locales, en su mayoría de comida y bebida, había karaoke, teatro y shows en vivo.
—¿Realmente estamos en el sitio correcto? —Cuestioné ante semejante afluencia.
—No se deje llevar por las apariencias señorita Otero, estamos en una región peligrosamente controlada por Renko —Comentó Alphonse con seguridad, sin perderle la vista a la antena o su teléfono, con el que se iba cerciorando de que los dispositivos electrónicos no pudieran capturarnos. Kato era quien iba manejando.
—Es solo que... Todo se ve muy tranquilo —Argumenté viendo las caras felices de los transeúntes.
—Ese es el punto, se ocupan de capturar personas sin familia, luego las drogan, le quitan sus pertenencias, sus órganos y se deshacen de ellos, todo consentido por los sistemas informáticos que estamos evitando —Aseguró el asesor de armas de mi amado al volante.
—Son unos desgraciados —Carcajeó con nerviosismo Kosuke —Más nos vale tener éxito, no quiero terminar así —Afirmó este temeroso.
—Nadie lo hará, nos aferraremos al plan y tendremos éxito —Prometí disimulando mi pánico, lo único que podía hacer era confiar en las estrategias del alemán.
—Así será —Juró el rubio sereno.
Nos acercamos lo más posible a la zona, dejando el vehículo en un estacionamiento general. La ubicación de Yakuso estaba a unos cien metros, la caminata seria corta, esto era muy importante, porque seguramente saldríamos de allí disparando y explotando cosas. Pusimos los pies en la tierra y salimos del vehículo, el científico lanzo una interferencia prolongada por la zona, con el fin de verse relajado mientras caminaba, un tipo al teléfono con tanta insistencia sin duda levantaría sospechas que no deseábamos.
La afluencia policial era escasa, en contraposición con la inmensa cantidad de gente y luces, honestamente era la primera vez que veía algo como eso, tantas personas moviéndose al mismo tiempo y a su vez, todas esas luces tan extremadamente preciosas, los puestos abundantes, por un momento me vi completamente superada por esto ¿Cómo podría existir tanta abundancia en una parte del mundo y aun así ser cuna de personas hambrientas de ambición?
—Valeria —Llamó por lo bajo Kato, notando que me perdí por un segundo.
—Lo siento, sigamos —Me disculpé aferrándome fuertemente a mi bolso.
—¿Primera vez en la capital? —Cuestionó Kosuke sonriente, caminando frente a mí.
—Sí, nunca imaginé que fuera tan... Bueno, esplendorosa —Mencioné todavía extrañada.
—Debe ser fuerte para ti, los bulevares de la Habana están un poco marchitos —Suspiró Alphonse con tristeza.
—Es duro asimilarlo, especialmente porque sin contar la diferencia geográfica, son muy parecidos —Argumenté caminando pausadamente.
—La historia lo es todo, es lo que diferencia la riqueza de la hambruna, los lugares no tienen la culpa, las personas que lo habitan son los verdaderos responsables —Declaró Kato con cierto odio —Por eso es que no podemos permitir que Renko siga por allí, sumirá Japón en la porquería —Expresó obstinado.
—El jefe se ocupará, primero debemos liberarlo —Enfatizo el rubio frenándose brevemente en el final del callejón en el cual nos habíamos adentrado —Ya estamos aquí —Comentó viendo una puerta custodiada por un guardia.
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El Soberano Yakuza
RomanceCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...