Sacudiendo el Avispero

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(...) Nakasu / Interior de la Prisión

El paso por el que estábamos eran las celdas de los reos, Masaki estaba muy desesperado si quería salir por ese sector, cabe destacar que las puertas estaban selladas, no tenían ventanas, solo unas pequeñas rendijas por las que se le pasaba el alimento a los presidiarios. Mientras seguimos avanzando nos topamos también con alas rodeadas de televisores, equipos de sonido y zonas de medicina.

Con lo que sabíamos era fácil intuir mas o menos cual era el proceso, primeramente, aislar a los individuos para que perdieran lentamente su carácter, acto seguido se remplazaba su condicionamiento mental por uno que fuera más lucrativo para Renko y finalmente se volvían los propios carceleros, antes de hacerlos salir a la superficie se les haría una prueba de lealtad y entonces ya no serian mas seres pensantes, solo parte de un colectivo mas grande.

Por el camino tuvimos que dar los primeros ataques, pues se veía que algunos guardias tuvieron problemas para devolver a los reclusos cuando empezó la masacre. Estos no tuvieron tiempo a reaccionar cuando fueron atravesados por los disparos de mis escoltas, implacables y veloces, cayeron rendidos en el suelo muriendo en el acto. Finalmente, la distancia entre la ubicación del objetivo y nosotros se acorto lo suficiente, interceptándolo en el área dedicada a los entrenamientos físicos.

—Alto —Musité asomándome levemente —Por un demonio, son muchos —Medité ante la inmensa cantidad de efectivos.

Al menos cincuenta, todos bien armados y preparados, rodeando a Masaki por todos los puntos cardinales, podría ser preciso, pero la distancia entre ambos dificultaría un disparo en condiciones y el arma que llevaba no estaba precisamente hecha para eso. Tuve que reflexionar un momento la jugada, solo estaban analizando el panorama y garantizando que los prisioneros no le atacaran, cuando eso estuviera listo seguirían su camino.

—Tenemos que intentarlo jefe —Dijo uno de los mas valientes.

—No tengas tantas prisas en morir muchacho —Reclamé notando que los otros temblaban ante la desventaja.

—Necesitamos apoyo, deberíamos esperar a Hirano-san —Opinó uno de ellos con mas sensatez.

—Se irán antes de que lleguen, perderemos la oportunidad —Denotó otro un punto importante.

—Un momento... Estamos rodeados de refuerzos —Recordé visualizando las celdas que se reunían a nuestro alrededor —Preparen las granadas de humo muchachos y échense al suelo —Ordené viendo que no terminaban de comprender. No había suficiente tiempo para explicarles.

—De acuerdo —Aceptaron estos a regañadientes, buscando los dispositivos en sus bolsillos.

// —Alphonse ¿Tienes control total de la prisión? —Interrogué con interés, recostándome junto a mis efectivos.

—De casi todo Mein Fhurer ¿Por? —Preguntó tecleando rápidamente.

—Abre las celdas cercanas a la zona de entrenamientos, todas ellas —Comuniqué un tanto preocupado, era una estrategia peligrosa.

—Jefe, el estado mental de esos sujetos... —Recordó este un poco nervioso.

—Ya lo se, nos haremos los muertos y esperaremos, es todo lo que podemos hacer —Declaré con un tono sereno, ocultando mis emociones agitadas.

—Intentare ayudarlo un poco, permítame un segundo —Contestó el alemán a mi pedido, carraspeando su garganta —¡Por favor salgan de sus celdas! ¡Diríjanse a entrenar ahora mismo! —Habló en una voz altísima por los intercomunicadores. //

Estos aceptaron la orden como un mantra, cuando nos quisimos dar cuenta una multitud nos paso por un lado rápidamente, estaban en malas condiciones de salud y completamente desarmados, pero su mayor ventaja era el numero. Cuando el ultimo de ellos paso, nos pusimos rápidamente de pie, preparando las armas y con las bombas de humo lista.

—¡Aléjense! ¡Vuelvan a sus cámaras! ¡Lárguense! —Los guardias que rodeaban a Masaki gritaban como perros furiosos.

// —¡Prisioneros! ¡Ante ustedes yace el hombre que les ha privado de la libertad! ¡Véanse bien! ¡Son un ejercito! ¡Únanse y liquídenlos! ¡Solo así conseguirán ser libres! —Incitó mi asesor científico con una carcajada cruel. //

—Ahora —Dije a mi pelotón, quienes acataron al segundo.

Arrojamos los dispositivos al instante, al mismo tiempo que la turba enfurecida se lanzaba contra los guardias y el caos se desataba, mi presa salió corriendo junto a un pequeño grupo, no sabia como debido a la niebla densa, pero se estaban abriendo paso, seguimos justo en esa dirección, desgraciadamente nosotros también fuimos atacados, difícil saber si eran los reclusos, los policías o ambos, solo que rápidamente tuvimos que disparar a discreción.

Golpes, patadas y empujones, todo lo que hiciera falta para quitárnoslos de encima, era una marea enfurecida clamando por libertad, desafiando a la crueldad y un pelotón de sujetos luchando por sobrevivir ante esas personas desenfrenadas, yo mismo tuve que olvidarme de mis efectivos e incluso del plan por un segundo para poder acabar con los que me rodeaban, hasta que finalmente pudimos seguir avanzando.

Perdí hombres en esa carrera y cuando nos adentramos en el pasillo que comenzamos a ser visibles nos dimos cuenta de que quedaban unos escasos cuatro escoltas, mientras que nosotros éramos seis. Estos se dirigían frenéticamente hasta un ascensor, al parecer la vía de escape mas lógica, aprovechamos que nos daban la espalda para disparar, pero el fuego de los mismos activo la alarma de incendio y los aspersores, dificultando el tiroteo. Aun asó matamos dos de inmediato.

—¡Contacto! —Grito uno de los sobrevivientes, volteándose y alcanzando a uno de mis chicos.

—¡Cúbranme! —Exclamé al darme cuenta de que escaparían antes de que pudiera alcanzarlo, corriendo como un loco y liquidando a otro mas.

—¡Protejan al jefe! —Dijeron en una misma voz, disparando a discreción

Del ultimo se ocuparon mi pelotón, yo seguí velozmente hasta el ascensor, Masaki cobardemente se había ocultado en una de las esquinas, inaccesibles para mis balas, revisé mis bolsillos y mis revólveres fueron robados en el caos del pabellón de entrenamiento, pensé en el C4 era la mejor opción, pero estaba dentro de una cobertura especial y la compuerta se cerraba.

Mis manos alcanzaron a frenarla antes de que quedara sellada, hice uso de todas mis fuerzas para volver a abrirla, al mismo tiempo que mi objetivo le daba al botón para que mis extremidades fueran aplastadas, con dificultades conseguí que mi cuerpo pasara a través del umbral y me quede encerrado allí, lo apunte con mi subfusil, listo para terminarlo de una vez por todas, pero cuando apreté el gatillo nada ocurrió... Me había quedado sin municiones.     

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora