(...) Nagasaki / Palacio del Gobernador
Repartimos a los distintos heridos en hospitales locales, se cumplió mi promesa y ninguno de ellos falleció, solo podía agradecer a Valeria, pues estaba convencido de que su manto protector nos mantuvo con vidas. Cegarle la existencia a ese traidor era el primer paso en el camino de la purga, ahora restaba que diéramos el ultimo. Dejamos a las muchachas en sus respectivas casas, con algo de dinero que con suerte ayudaría a que se alejaran un poco de esa vida.
Volvimos nuevamente al palacio de gobierno, Alphonse tenía unas ojeras considerables y cada tanto cabeceaba, estaba empecinado en dar con el paradero de Renko antes de que regresáramos de la misión, sin embargo, seguía sin lograrlo, cuando me dispuse a detenerlo este se puso de pie de un salto, corrió a la cocina y se tomó una jarra entera de agua.
—Ya casi lo tengo Mein Fhurer, deme unas pocas horas —Habló viendo a la nada intentando volverse a sentar, cosa que yo evite.
—Quieto, tienes que dormir —Ordené con un tono muy serio.
—Yakuso por favor, estoy a punto de conseguirlo —Prometió tambaleándose.
—Sí, de provocarte un shock cerebral, la mente es como un arma, si la usas demasiado sin asegurarte de que descansé, acabara atorándose y estallara, ve a la cama, descansa y cuando te levantes lo harás —Declaré notando que este no se encontraba satisfecho.
—De acuerdo —Aceptó a regañadientes y sin decir más nada se retiró.
—Eso fue muy generoso —Comentó Jinmei quien vio todo desde la entrada.
—No queda de otra, lo necesito fresco y por culpa de los ataques Napalm no pudo reposar —Suspiré con obstinación.
—Me aseguré de que los gobernantes supieran que estabas vivo y ya solicité la restitución de la corriente, más las explicaciones por los hechos acontecidos, le di visibilidad a los miles de afectados, seguramente le estén rechazando todo a Renko —Analizó este con mucha razón.
—Hizo promesas que no pudo cumplir y los ciudadanos se están haciendo preguntas, es un gran momento para atacar, unas horas de descanso no cambiaran esa ventaja —Indiqué tratando de sentarme, fallando por unos centímetros y casi cayendo en el suelo, si no fuera por la ayuda de mi asesor financiero.
—Usted también debe tomarlo con calma jefe —Dijo este con preocupación, tristemente tenía toda la razón.
—Muy bien, avísame si algo cambia —Comuniqué sin ánimos de ponerme necio.
Nos acomodamos en unos salones antiguamente usados para resguardar refugiados, estos habían sido aclimatados de una manera exquisita, reformando a la medida los mismos para que contaran con baños privados, camas y armarios de cemento, aires acondicionados y televisiones. Con un estilo sobrio y neutral, de uso cómodo para cualquiera que viniera a quedarse.
Me quite la ropa asquerosa que llevaba puesta, llena de sangre, restos, pólvora y azufre. Jinmei había adquirido unos trajes para que tuviera que ponerme, el resto de las compras serian llevadas a cabo cuando este desastre terminara, ingrese al baño y deje que el agua fría callera sobre mi cuerpo, estaba tan fatigado que la sentía pesada, talle mis brazos, mi abdomen y mis piernas, todo me dolía en sobre manera, el sometimiento fue continuo. Lave también mi cabello y mi cara, intentaba pensar en algo diferente, pero nada venía a mi mente.
Valeria, su imagen estaba grabada a fuego, por un momento me vestí y me deje caer sobre el colchón, me arrope en las sabanas y comencé a llorar, su calor me hacía tanta falta, abrazarla, besarla y adorar su feminidad, luego recordé a Renko, lo odiaba, de forma directa o indirecta me quito todo lo que tenía, mi madre y mi esposa, mi ama de llaves, a mi chofer y cientos de jóvenes talentosos que podrían haber tenido un buen futuro.
Me quede dormido entre el resentimiento y la ira, tan abarcado por esos sentimientos que no existía sitio donde esconderse ¿Cómo escapas de tu propia mente? No lo haces, prefiere incluso atrofiarse en muchos casos antes de confrontar la dura realidad, no obstante, ese no era mi estilo, jamás preferí una mentira que la verdad, pues las primeras están vacías y todo lo que se hace alrededor de ellas tardé o temprano se desmorona.
(...)
Un olor delicioso llegaba a mi nariz, casi podía sentir el sabor en mi paladar, me puse de pie y me estiré un poco, las cosas estaban algo diferentes, no sabía que era exactamente, solo tenía mucha hambre, caminé hacia afuera y me topé con una hermosa cocina, me asomé por la ventana y vi unas olas romper contra la costa, estaba en la playa, junto al amor de mi vida.
—¿Qué comeremos? —Dude acercándome a mi esposa, quien tenía el vientre hinchado.
—Estoy haciendo huevos revueltos con vegetales salteados ¿Podrías servir el jugo de naranja? —Consultó Valeria con su melodiosa voz.
—Claro que sí, un desayuno nutritivo excelente para el bebé —Expresé con confianza, caminando al refrigerador y echando en unos vasos la bebida rica en vitamina c —Listo mi vida aquí... —Cuando volví la mirada ya no se encontraba.
Corrí por la arena gritando su nombre y entonces contemplé grandes edificios, era un sitio turístico impresionante, con muchos transeúntes y jóvenes estudiantes, parte de Sainoo Hakken, dedicada quizás a las disciplinas que no pueden ser estudiadas en un centro convencional, no era mi sueño, era el de ella, pero ahora me pertenecía.
Desperté poco después con lágrimas en mis ojos pensando en la vida que ya no podría tener, aun así, debía seguir adelante existía tanto por hacer, el mundo era un infierno, quizás si lo convertía en algo decente mis pecados podrían ser expiados y a lo mejor en la otra vida me toparía con ella, todavía era joven, las esperanzas no se acababan. Medite sobre esto mientras me vestía ¿Desde cuándo era tan creyente? Tal vez desde el momento en que empecé a sentir interés por la muerte, caminé de regreso a la sala de servidores cuando estuve listo. Topándome con el rubio viendo fijamente a la computadora, revisando las pruebas obtenidas una y otra vez.
—Buenos días Mein Fhurer, coma algo y prepárese —Ordenó con emoción, sus ojeras todavía prevalecían, aunque ya no tan intensas —Lo tengo, finalmente he dado con Renko —Afirmó sonriente, acababa de cumplir con su objetivo.
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El Soberano Yakuza
RomanceCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...