(...) Cielos de Japón / Yakuso
Mantuve la consciencia hasta que subimos a la aeronave, después perdí el conocimiento, me entregué a ese desmayo sin oponer resistencia, ahora que despertaba, seguía estando adormecido, producto seguramente de la anestesia que colocaron para mitigar mis dolores, no obstante, eso no desaparecía las molestias que sentía, un recordatorio de las brutales palizas que me dieron en esas horas de terror que viví en el sótano de esa asquerosa estructura. Mi brazo tenia puesto una vía y la mano de mi amada se aferraba a la mía. Era un alivio verla tan hermosa e inocente, el ultraje que presencie no fue hacia ella, otra pobre chica ocupo su lugar, Isao pagaría por eso y por todo lo demás.
—Creí que a ti también te secuestraron —Comenté con un tono suave y débil.
—Soy alguien difícil de atrapar —Sonrió con su belleza natural.
—Te amo tanto Valeria —Declaré apretándola con las pocas fuerzas que me quedaban.
—Kuso despertó chicos —Llamó a mi escuadrón, quienes me recibieron felices.
—Bienvenido de vuelta jefe —Saludó cordialmente Kato.
—Es un tipo duro Kyura-san —Me felicitó Kosuke con alegría.
—Le dije que lo conseguiríamos Mein Fhurer —Bajo la cabeza con respeto Alphonse.
—Me alegra tanto que no fueras tú el traidor —Comuniqué un poco mareado, inclinándome ligeramente —¿Dónde están los demás? —Dudé preocupado.
—Hirano fue alcanzado por una bala, pero ya está bien, Jinmei está con él, sin embargo... Mako... —El titubeo de mi amada me lo dijo todo.
—Nos traiciono, me gustaría saber el motivo por el cual lo hizo antes de que le atraviese el cráneo con una bala —Suspiré decepcionado ¿Qué cambio? ¿O es que acaso lo planeo desde el inicio? Lo único que sabía era que tendríamos que atraparlo.
—La cuestión es ¿Cómo guio tantas fuerzas hasta las puertas de la casa sin que pudiéramos notarlo? Las cámaras de la ciudad estaban bajo mi poder y aun así no conseguí dar con ellos hasta que fue muy tarde —Declaró el alemán obstinado.
—Es evidente que Satoshi también fue comprado, ese tipo se arrepentirá de haber nacido —Prometí refiriéndome al gobernador de Nagasaki —Planearemos el ataque cuanto antes —Hablé con severidad, no era tiempo para descansar.
—De eso nada, debes recuperarte antes de cualquier cosa ¿Tenemos acceso a algún sitio seguro? —Consultó Valeria imponiendo su voluntad.
—Podemos conseguir un apartamento en alguna isla, eso nos daría tiempo de agruparnos mejor —Afirmó Alphonse con un pronunciado suspiro.
—Bien, pues allí iremos, pueden volver a descansar chicos —Declaraste causando que mis escoltas se divirtieran ante tus capacidades de mando.
—Sabes —Hable de forma pausada —Yo soy el jefe —Afirmé con firmeza.
—Ahora mismo estas incapacitado y no hay nada más que decir, no seas testarudo, ya te perdí, quiero que estés fuerte antes de cualquier otra cosa —Conversaste con rabia, besándome profundamente en los labios.
—Verte tan mandona me excita, deberíamos pedir privacidad —Burlé sintiendo una punzada en las costillas.
—Los hombres son increíbles, no puedes ni respirar bien y estás pensando en eso, solo relájate, cuando estemos en el lugar adecuado podrás volver a tu plena forma —Dijiste con certeza.
—Tienes razón —Acepté sin ánimos de pelear, en mi estado actual no podría hacer nada más que dar lastima.
Surcamos los cielos con dirección a la isla de Okinawa, en este caso tendríamos una residencia diferente a las demás, en esa zona seriamos recibidos por la familia de Hirano, sus hermanos eran pescadores que construyeron una gran casa, era el lugar más seguro para estar, sin registros bancarios ni movimientos de ningún tipo a nivel electrónico, escondidos de los enemigos para que no vieran venir el ataque. Alphonse logro esconder las emisiones de la aeronave, nadie sabría que estábamos en ese lugar, aterrizamos en un antiguo sector usado por los americanos durante la segunda guerra mundial. A pocos metros de allí estaba nuestro destino, avanzamos poco a poco hasta la propiedad, los hermanos de mi amigo eran personas mayores, aunque bien conservados debido a una excelente alimentación.
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El Soberano Yakuza
RomanceCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...