Boda

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(...) Trafalgar St James / Londres por la Noche / Yakuso 

Era difícil para mí aceptar que este día había llegado, especialmente porque nunca imagine que pasara, supuse que el resto de mi vida se gastaría en mujeres nocturnas, con las cuales compartiría esporádicamente mi tiempo a base de dinero y poco más, allí entre los bastidores de la ceremonia, acomodando mi corbata y el smoking, verificando mi aliento para que estuviera excelente y mi olor para que sea exquisito. Me puse de pie e imaginé todo lo que estaba a punto de ocurrir, tenía que ser indómito, las lágrimas no podrían salirse, lo único que si me torturaba era una única cosa.

—Mamá, demonios, como me gustaría que me vieras ahora —Argumenté para mí mismo con un profundo pesar.

—¡Jefe! ¡Ya es la hora! —Me llamo Kosuke con una actitud emocionada, cuando le dije que seria nuestro escolta en la luna de miel y que iríamos a Marruecos no pare de escuchar sus exclamaciones contentas.

—Ahora mismo voy —Acepté respirando profundamente, el momento llego.

Camine por el pasillo que me llevo directo hasta el altar, el juez estaba sentado entre los invitados, tomando notas de todo, en su mayoría eran socios comerciales, los gobernadores que me apoyaban de Tokio también estaban allí, la familia de Satoshi quienes me agradecieron tanto por separarlos de ese monstruo, los padres de Ayato, nuestros anfitriones en Okinawa y las hermanas de Trudy con sus familias respectivas, todas miradas sonrientes y orgullosas, podía haber traído a más gente, pero decidí que solo vendrían los que realmente fueran leales a mi persona.

—No estés nervioso colega, lo harás excelente —Molestó Kato al ver mi sudor.

—Cierra la boca —Discutí en voz baja, esperando a que ella atravesara el umbral.

—Oiga ¿Quién es esa? —Cuestionó Jinmei a una de las hermosas inglesas que servirían de damas de honor de mi amada.

—Al parecer la dueña de una fábrica textil inglesa —Respondí a mi asesor científico, quien enseguida le guiño el ojo, causando que esta se sonrojara un poco.

—Espero que este soltera, creo que pronto tendremos otra boda —Musitó este sumamente interesado.

—Ahora no idiota, respeta la ceremonia de nuestro Fuhrer —Empujo levemente Alphonse, causando que perdiera un poco su estilo.

—No seas aburrido ario, seguro que alguien te causara interés también —Discutió este ofendido.

—Silencio caballeros, allí viene —Pronuncié tragando grueso, no estaba preparado para lo que vería.

La dama más hermosa sobre la superficie de este planeta atravesó la puerta con una elegancia suprema, por un instante se me empequeñeció el corazón, sentía que no podía respirar. La parte superior de su vestido era puro encaje con diseño de mariposas, el resto era un blanco que caía al suelo formado por hebras de la más fina tela, Olena, la diseñadora estaba que lloraba de la emoción y no era para menos, su sonrisa, sus ojos fabulosos y la manera tan esplendida como se acomodaba su cabello, cabe destacar que todos estábamos vestidos como gánster de los cincuenta, aunque prescindí del sombrero porque no me gustaba que me cubriera la cara, quería verlo todo y especialmente a ella en su máximo esplendor, venia agarrada del brazo de Hirano, lo más cercano a un padre que he tenido en toda mi vida.

—Muchas gracias —Indicó al asiático con una risa tímida, para acto seguido saludar a sus damas de honor con abrazos.

—Te ves... Quiero decir... Grandiosa —Alcance a pronunciar con gran dificultad.

—Damas y caballeros, sean bienvenidos a esta espléndida noche, donde dos almas se unirán en el sagrado vinculo del matrimonio, para amarse, valorarse, apoyarse, respetarse y rendirse tributo, en la salud y en la enfermedad, en la bonanza y la austeridad, en la tristeza y felicidad, hasta que la muerte los separe. Si existe algún motivo por el que esta pareja no deba unirse, que hable ahora o que calle para siempre —El numerito fue muy bien dicho por el actor que contratamos, aunque el verdadero peso legal reposaba en una silla.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora