Un Rey sin Reina

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(...) Japón Tokio / Unos días más tarde

Volver a caminar por las calles de la capital, sin preocuparme por recibir un disparo fue una experiencia gratamente disfrutable, si, las provincias aledañas eran sin lugar a dudas hermosas, la simbiosis entre la naturaleza y las personas era una maravilla, pero persistía algo en esta obsesión con la tecnología que calaba profundamente en mi ser.

Tal vez se remonte a mi infancia, donde escapaba de la suite de lujo en la que vivíamos para perderme por las concurridas avenidas, solo con mis audífonos puestos y mis ansias por conocerlo todo, era un japonés extraño, porque odiaba la disciplina y el orden, me encantaba el caos, la abstracción, la improvisación y la desobediencia. Al final siempre era mi madre la que me encontraba, me regañaba y me traía de regreso a casa, para reponerme con una comida caliente.

Me hubiese encantado que estuvieses aquí Valeria, te fuiste antes de que te mostrara lo más hermosos de la capital, recuerdo cuando tus ojos se iluminaron en el avión la primera vez que la viste y nunca pudiste visitarla, cuando viniste lo más cerca posible fue solamente para sacarme del encierro en el que me habían metido, aunque bueno, ahora todo eso daba igual. Disfrute mi estatus como nuevo jefe de la nación en cuanto a riquezas, quitarle de las manos esos fondos al gobierno me agrado en sobre manera, los invertiría en algo mucho más ambicioso y lucrativo, el futuro.

Pensar que Mako me dio la espalda por ese sueño aun me dolía, quizás si su falta de visión no se hubiese metido en el medio mi amada seguiría con vida, estaba atrapado, en una espiral sin cesar donde su recuerdo me atacaba, no tenía sitio a donde ir, disfrute de la buena comida que aportaba Shinjuku y de toda la increíble vida que existía en ese sector, un conocimiento general de que el poder de la Yakuza había regresado mantenía a las personas alertas, el legado era prácticamente una leyenda y la muerte de esos agentes policiales de las fuerzas especiales no pasó desapercibido para nadie.

Los medios de comunicación hicieron incesantes reportajes, uniendo los puntos lo mejor que pudieron con la poca información que tenían, Alphonse había eliminado casi toda, sin embargo, eso no les impidió montarse una película al respecto, lo que paso durante casi cinco años se convirtió en un mito, donde un heredero regresaba e impartía justicia sobre la corrupción.

La vida tristemente no es tan magnifica, la mayor parte del tiempo mis motivaciones fueron meramente personales y cuando por fin se volvieron un tanto altruista igual seguían cubiertas por sangre, inocentes fallecieron, jóvenes prometedores se fueron, esa era la realidad y nadie podría discutirlo o cambiarlo, por mucho que lo endulzaran, los más pensantes llegaban siempre a la misma conclusión, los criminales no eran héroes, porque sus motivaciones siempre eran anti heroicas.

Muchos intuyeron que fue por venganza por lo acontecido con Katsumoto, desde allí empezaba todo, no obstante, la existencia de alguien que le sucediera era constantemente puesta en duda, ya que el alemán elimino esos registros sobre mi persona, no serían productivos ahora que me convertiría en el profesor de una prestigiosa universidad.

Eso me hacía temblar en ocasiones, en la era digital, los pensamientos y las opiniones podían ser silenciadas muy fácilmente, solo era necesario convencer masivamente a las personas de que todo era falso e inventarse una nueva realidad. Claro que los más inteligentes jamás se lo creerían, pero allí era donde radicaba el truco, la gran población, la que realmente preocupaba, se creía cualquier cosa que le dijeran.

Era un monarca incompleto, cuyo reino se erigió mediante la conquista y la muerte, anhelando crear una nueva era de paz cimentada sobre los cadáveres de quienes en algún momento osaron sumirnos a todos en la miseria. Los negocios ilícitos fueron legalizados rápidamente por mi persona, tanto las damas de compañía, como el consumo de sustancias ilícitas y las políticas de inmigración se volvieron más flexibles.

Los criminales de poca monta desaparecieron casi en su totalidad, cualquier que reincidía en algún acto vandálico en más de una ocasión era sentenciado por mi persona, decidí fungir como vigilante mientras la universidad se erigía, después de todo, el mayor error de los supuestos libertadores era abandonar a su pueblo tras acabar con la amenaza que los gobernaba, si bien es cierto que sin el yugo opresor la libertad puede volver como mecanismo para lograr cualquier cosa, existía el riesgo de que la gente entre en la anarquía y en un país tan poblado como Japón eso sería la muerte.

Por lo que tenía que permanecer en el bajo mundo un poco más, asegurándome de que las personas entendieran cuales eran las nuevas normas y contratando a los pordioseros que eran malhechores por necesidad o vagancia, intentando que poco a poco se reincorporaran a la sociedad, era un proceso lento y tardío, seguramente no estaría exento de sus fallos, pero hacia lo que mejor podía por mi nación, ya que los políticos se negaban a cooperar.

Con respecto a ese hecho puntual tenia a Alphonse en la primera línea, usando su tiempo libre mientras ayudaba con los diseños arquitectónicos de la universidad y el resort para minar los sistemas electrónicos del mundo. Resulta que cuanto más crecía el servidor que tenía, más poder era capaz de manejar sus algoritmos, los mecanismos que le permitían hacer cualquier cosa, desde hackear computadora o teléfonos, hasta modificar los valores del mercado económico, destruir servidores de criptoactivos o movilizar grandes sumas entre capitales empresariales.

Con esa última estrategia nos aseguramos de que todo el dinero de mi padre quedara totalmente limpio, para que los futuros inversionistas no dudaran de mi historia. Una noche puntual, recibí una llamada, estaba cansado y un tanto fatigado harto de tener que ocuparme de tantas cosas a la vez, me vi tentando a rechazarla, pero al ver que pertenecía a mi asesor científico supe que debía contestarla.

—¿Hola? ¿Qué ocurre Alphonse? —Cuestioné bostezando fuertemente.

—Jefe, le tengo noticias, las redes han caído, el día de mañana los líderes mundiales tendrán una reunión, creo que es momento de comentarles sobre el futuro —Carcajeó con fervor el rubio, con una malicia latente y una productividad indiscutible. 

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora