Coronación Incuestionable

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(...) Sudáfrica / Al día siguiente

Era inesperado que los jefes del planeta se reunieran en aquella distante nación y al mismo tiempo sumamente lógico ¿Qué continente era mejor para permanecer completamente de incognito que uno abandonado? Todos los esperarían en Europa, América o Asia, pero en aquel paraje nadie los buscaría, excepto por una persona y ese era Alphonse.

A estas alturas era la única persona sobre la faz de la tierra a la que sinceramente le temía, su manejo de la tecnología era tan asombroso que no había nadie que pudiera escapar de su control, ahora que su servidor estaba construido, cualquiera que tuviese en la mira ya podía irse despidiendo, pues desaparecería sin dejar rastro.

Aterrizamos casi al mismo tiempo que ellos lo hicieron, se ubicarían en el salón de conferencias del presidente de la nación. Uno de los edificios con mejor infraestructura del país. Durante nuestro viaje en coche descubrí que en aquel recinto estarían sentadas catorce personas, representaban a los sectores que dominaban las influencias sobre muchas otras naciones, estos eran Australia, la Unión Soviética, la cual jamás se disolvió, India, China, Canadá, Estados Unidos, Japón, dos regentes del continente africano, uno de ellos enfocado en la explotación de las riquezas y otro de los negocios ilícitos, Francia, España, un gobernante de toda sur américa, otro que dominaba sobre las islas caribeñas y el monarca de Reino Unido.

En el sitio también nos esperaría un invitado especial, ellos no lo sabían, pero era la persona a la cual esperaban, el regente de Alemania que al parecer se había atrasado en realidad estaba de nuestro lado. Un viejo amigo de la facultad de ciencias de mi asesor científico, que ahora mismo era el segundo empresario más poderoso del país, casi a la cabeza de mi aliado. Llegamos sin mayores contratiempos, hacer esperar a esa gente tan importante sería una falta de respeto, Jinmei y mis hombres de confianza nos acompañaba, era importante demostrar todo el poderío con el que contaba y cuanto más fuéramos mayor seria el impacto. Los miembros de seguridad nos dejaron pasar sin problemas, su colaboración ya estaba comprada por mi persona, me detuve frente a la puerta y contuve la respiración, a partir de ese momento ya no podía haber titubeos.

—¡Por fin llega socio! Llegamos a pensar que le había pasado al... —La voz del ruso se detuvo de golpe, cuando en lugar de ver a su colega me recibió a mí —¿Quién diablos eres? —Mi presencia altero a todos los gobernantes, quienes se levantaron y pidieron apoyo, las armas de Hirano, Kato y Kosuke los obligo a que bajaran la guardia.

—Vaya, sí que tienen coraje ¿Cómo es que consiguieron llegar tan lejos? —Dudó el estadounidense con una mórbida curiosidad.

—Los detalles poco importa, señor presidente —Habló Alphonse con un tono soberbio —Aunque quizás les sirva de algo saber que sus sistemas electrónicos ahora me pertenecen —Demostró el alemán con un solo dedo, nulificando los dispositivos electrónicos que tenían los presentes.

—Condenados locos ¿¡Tienen idea de con quien están tratando!? —Subió la voz una dama francesa, sumamente molesta.

—Sé que tienen asuntos importantes de los cuales hablar, por eso no tengo piensos de quitarles mucho tiempo, emperador, un placer conocerlo —Saludé a mi colega japonés, quien expresaba una notoria ira.

—¿Sabes quién es? —Consultó el soberano de China, con una profunda ansiedad en su mirada.

—Yakuso Kyura, hijo de Katsumoto Kyura, el último en un linaje de mafiosos que no hemos podido terminar de erradicar, mato a los mejores hombres de mi país y ahora es uno de los sujetos más poderosos del mundo —Presentó magníficamente el anciano, si algo imperaba en mi nación era el respeto, incluso ante nuestros enemigos.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora