(...) Nagasaki / Japón / Valeria
Volver a la casa no me causo ningún tipo especial de satisfacción, de hecho, al principio me provoco escalofríos, por momentos vi los fantasmas de Ayato y Trudy por allí, subí a mi cuarto y me dejé caer un rato sobre la cama, vi todos esos hermosos recuerdos que se habían gestado en mi interior, esos parajes de ensueño que visite, pero específicamente la hermosa figura que me acompaño para todos lados, mi amado Kuso.
—Amor —Musitó este desde la puerta, despertándome de mi letargo.
—¿Qué pasa? ¿Ya tan pronto toca un objetivo? —Cuestioné nerviosa.
—No, es solo que William vino a vernos, quería que lo evaluaras conmigo, podría ser perfecto para el área de política —Habló mi esposo relajándome.
—Oh... ¡Si claro! Ya bajo —Estaba en un estado no muy presentable, por lo que decidí ponerme unos pantalones y una blusa casual, para acomodarme mi cabello en una cola y bajar serenamente las escaleras.
Se trataba de un hombre de contextura gruesa, con marcas de edad bien definidas y una risa grande, perfecta y grave, era el centro de atención, conversaba con los escoltas, con los asesores financieros y con mi amado, todos al mismo tiempo sin que un solo comentario se le escapase, en cuanto estuve cerca este volteo de inmediato a saludarme.
—¡Señorita Otero! Es un gusto conocerla por fin —Se aproximó con una actitud jocosa, abrazándome fuertemente.
—Bien, definitivamente creo que eres perfecto para el puesto —Indiqué tras un solo intercambio a su lado.
—¿Qué? Aun no nos presenta sus proyectos, ni siquiera le has dicho algo —Reclamó Yakuso sin entender mi postura.
—Solo mírenlo, los tiene a todos comiendo de su mano, es animoso y prácticamente fue el responsable de que Jinmei ganara las elecciones —Puntualicé sus puntos positivos, viendo como este se alegraba gratamente.
—¡Oiga! Me esforcé mucho —Se ofendió el economista ante mi postura.
—Son buenos actos sin duda, aunque no se preocupen, después de mi presentación sé que me ganare el apoyo de todos ustedes caballeros, gracias por su confianza hermosa dama —Aduló con sonoras carcajadas, provocándome cierta incomodidad.
—Bueno, estamos expectantes, tengo después que leer una tesis sobre genética de un tal Touma, no perdamos más tiempo —Bostezó Alphonse con cansancio.
—Seguro, esto será rápido —Garantizó preparando su teléfono para enlazarlo con las computadoras.
Su ponencia si supero de forma grata nuestras expectativas, este tipo tenía modelos de manejo social sumamente eficientes, por no mencionar que poseía contactos en las altas esferas mundiales, sabia de que hilos tirar para conseguirnos las mejores relaciones diplomáticas, estaba totalmente dispuesto a colaborar y prometía darnos acceso a la cámara de las verdaderas naciones unidas, no esas que salen por televisión dialogando por la paz, las que están en el submundo, escogiendo que guerras se libraran y quien tomara los recursos de un estado, para después comerciarlo con otros.
—¿Cómo sabemos que cumplirás con tu palabra? —Dudó Alphonse con recelo.
—Ten —Entrego su teléfono con total libertad —Mete el programa que quieres allí, puedes sacar toda la información que necesites, está al alcance de tu mano —Su naturalidad me llamo poderosamente la atención.
—¿A qué se debe tu generosidad? —Consulté lo que todos se preguntaban.
—Bueno, mi trabajo siempre ha sido anticiparme a las cosas, ver que personas tienen más posibilidades de ganar y apoyarlas para que lo consigan, mis padres me dejaron una fábrica llena de riquezas, cuando el mercado se puso rudo, me di cuenta de que solo saldría de eso con aliados... Pero ¿Quién quiere ser aliado de un comerciante con riesgo de quiebra? Nadie, excepto los marginados —Precisó con emoción en sus palabras —Sin embargo, un don nadie, pueden llegar a ser alguien muy rápidamente, solo un impulso en la dirección correcta, promociones, campañas publicitarias, no le vendes a la gente la idea de ser perfecto, solamente que eres una opción mejor que los rivales, no obstante, saber quién tiene madera es un talento que no todos poseen —Comentó dando pasos largos por toda la sala —No obstante, yo lo vi en su rostro señor Kyura, tiene la insignia del éxito grabada por todas partes y créame que tengo mucho interés en formar parte de eso —Expresó contento, pues era consciente de que nos había ganado a todos solo con mera palabrería.
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El Soberano Yakuza
RomanceCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...