Kamagasaki

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(...) Okinawa / Yakuso

Intente alargar lo máximo posible mi estadía en aquella isla, no porque mi cuerpo me lo exigiera, cada día estaba más fuerte y mejor preparado para cualquier amenaza que viniera por nosotros, el motivo del atraso era un más sencillo. Valeria, su compañía era tan grata y nuestra permanencia en ese lugar era una visión del futuro.

Marcharme, sin embargo, era algo imperativo, Isao tenía que morir, contemple de primera mano las monstruosidades que hace día con día. Por otro lado, las elecciones en Nagasaki serian pronto, así que debíamos ocuparnos cuanto antes de Satoshi, quien evidentemente se estaba relanzando como candidato, eso sí, había decidido que en cuanto ese tipo estuviera muerto me tomaría un tiempo, las aguas de Japón debían apaciguarse o el gobierno definitivamente tomaría cartas importantes en el asunto, aunque esto era desconocido para mi hermosa dama y primero tendríamos que sobrevivir a lo que se venía.

Reuní a mi equipo en la sala de la casa, aprovechando que nuestros anfitriones habían salido a comprar unas cosas en la ciudad, no queríamos importunarlos con los planes maquiavélicos que organizábamos. Todos llegaron listos para ejecutar la misión, salvo mi asesor científico, este seguía en su proyecto, uno que estaba organizando en el ático. Ante esa información subí a la parte de arriba de la propiedad, donde vi que este mediante un traga luz se había subido al techo.

—¡Alphonse! ¿¡Qué demonios haces!? —Grite a pleno pulmón, subiendo las escaleras para poder verlo, estaba instalando un aditamento en la antena.

—¡Mein Fhurer! —Saludó cordialmente, manteniendo fuertemente su estabilidad para no caerse —Estoy trabajando en algo importante, este es la conexión satelital que tendré para monitorear sus movimientos, en vista de que no iré hasta allí —Comentó caminando lentamente de regreso al interior. Una vez abajo podríamos conversar de mejor manera.

—¿Cómo funcionara? —Dudé viendo los sistemas que tenía, un computador viejo que arrojaba número y un equipo de radio.

—Bueno, la capacidad de procesamiento que tengo es bastante limitada, lo único que pude conseguir fue un sistema que busca y me revela la posición global de nuestro objetivo a través de coordenadas, así que cree un algoritmo para enviarme esos datos a través de mensajes telefónicos, para que, mediante el mapa electrónico de mi celular, pueda irles dando una aproximación lo más exacta posible —Explicó el científico con orgullo su invención.

—Es un mecanismo de lo más interesante —Felicite a mi asesor con orgullo —¿Todavía podemos comunicarnos mediante auriculares? —Consulté un tanto preocupado.

—Por supuesto, gracias a los cielos por el maravilloso internet libre que recorre todas las grandes tierras niponas —Sonrió el rubio contento —Si me permite programar la antena antes de bajar a la reunión, se lo agradecería mucho jefe y disculpe la molestia —Solicitó este de forma respetuosa, a lo cual accedí debido a la gran importancia de ese dispositivo.

Trabajando con pocos recursos es donde vez realmente el gran talento de un individuo, Alphonse lo supuraba por todos sus poros, jamás vi a una persona tan preparada en mi vida, allí agradecí que fuera leal a mi persona, porque tenerlo en contra era un riesgo que verdaderamente me preocuparía. Por suerte era todo lo contrario, en ese tiempo llegue incluso a entablar una fuerte relación de amistad con su persona.

El mecanismo quedo incluso mejor de lo que tenía estipulado, dando una aproximación posicional en tiempo real sin ningún tipo de retardo más que el propio de la transcripción humana. El techo quedaría como la zona de trabajo provisional de mi socio, desde donde monitorearía todo lo que nos pasara, con el fin de que tuviéramos éxito en la peligrosa redada. Bajamos poco después de que dejo las cosas en orden, consiguiendo unas miradas aburridas por parte de mis hombres.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora