Naturaleza Corrupta

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(...) Muelle de Nagasaki / Galpón Pesquero / Yakuso

Limpiar la zona para reunirnos cómodamente con el político fue de lo más sencillo, ofrecimos una cantidad sustanciosa de dinero a los barcos y estos liberaron el puerto para nosotros, otro poco más a los guardias y el área pronto estuvo despejada, el hombre trajeado llego en un vehículo blindado, con su propia guardia personal lista a defenderlo ante cualquier eventualidad.

—Buen día ¿Usted fue quien lo consiguió? —Consultó el gobernador, mirando con orgullo a Jinmei.

—Así es señor, no sé si gustaría verlo de manera más privada, es una reliquia asombrosa, seguramente el tesoro perdido de una banda de antiguos piratas —Expresó mi economista a la perfección, estaba un poco nervioso, pero cumplía con su rol muy bien.

—Por supuesto, caballeros dennos un momento —Señaló a sus escoltas para que le dieran espacio, momento exacto en el que cayó en nuestras manos.

Cuando este se alejó lo suficiente, observo como las supuestas cajas del tesoro eran simplemente productos marítimos encofrados, su enojo no fue tan grande como la repentina sorpresa que sobrevino al hecho de que todos sus empleados fueron neutralizados por dardos tranquilizantes, cuando saco su teléfono se dio cuenta de que este estaba interferido, al igual que todas sus herramientas de comunicación. Al verse rodeado de personas peligrosas este se mantuvo a la altura, con una seriedad que solo un político podría mostrar ante tal situación.

—Son ustedes verdaderamente valientes ¿Tienen idea de lo que les pasara por secuestrar a un gobernador? —Preguntó acomodando su corbata, enfocándose en Jinmei.

—Grandes palabras de su parte Satoshi-san, no obstante, creo que está un poco equivocado, nadie aquí pretende hacerle daño, solo queremos conversar con usted —Indiqué mientras me abría paso entre mis hombres, para estar cara a cara con su persona.

—Así que tú eres la mente maestra, cuando por fin crees que te libras de un yakuza este vuelve con más fuerza. Pues hay maneras más pacificas de hablar muchacho, aunque admito que tienes un equipo eficiente —Conversó el señor con impotencia.

—Ninguna que sea tan deprisa como la que necesito, le prometo que será rápido —Comunique viendo que este asentía —Muy bien, en estos momentos tengo asuntos pendientes con el jefe de las fuerzas especiales de asaltos japonesas, mi enemigo es Renko Fujimori —Al mencionarlo los ojos del político se abrieron como platos.

—Él les ha dado un nuevo nombre a los criminales, los ha convertido en parte del poder del gobierno ¿Qué asuntos tienes con él? —Dudó este confundido.

—Meramente personales, pero necesito que usted evite que él nos ataque o que le convenza que lo hará, pero nos escaparemos, en otras palabras, necesitamos que mienta —Expresé lo que requeríamos.

—Por un demonio, estamos hablando de Tokio muchacho, si tienen algo contra ti mi opinión no servirá de mucho —Inquirió este temeroso.

—Solo necesitamos que nos dé tiempo, a cambio le daremos el oro que prometimos y muchísimo más, este tipo no puede usar el poderío militar del país, solo tendría que contener a los hombres que envié por nosotros ¿Podría hacer eso? —Ofrecí la jugosa oferta, viendo que este seguía dudoso.

—Me negué durante años a los sobornos, no me meteré en esto —En cuanto dijo eso Hirano le quito el seguro a su arma, asustándolo de inmediato.

—Espera —Detuve de manera tranquila —¿Moriría para apoyar a un criminal? Ese tipo ascendió a base de mentiras y alimañas ¿No le gustaría que eso fuera diferente? —Consulté intentando despertar otros sentidos.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora