Velada Apasionada

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Bueno antes de proseguir con el episodio que se que muchos estarán deseando leerlo debo dar advertencias, este capitulo contiene escenas de amor fuertes, si no eres una persona que disfrute de esto te recomiendo saltarlo ya que no aporta directamente a la trama, sin nada mas que decir disfrútenlo y una vez mas, muchísimas gracias por el tremendo apoyo de la novela. Saludos a todos. 


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(...) Tras una breve carrera por la Playa / Valeria

Llegamos al motel con unas caras llenas de lujuria, el asiático nos observo de forma extraña y hasta preocupada, Kuso le solicito lo que queríamos y este saco una llave especial para nosotros, allí fue cuando el muy condenado me cargo como si fuera un costal de papas, subiéndome por las escaleras como un objeto, gracias a Dios que había pocas personas en los alrededores o de lo contrario se me hubiese caído la cara de la vergüenza.

Abrió la puerta con su mano libre y me arrojo a la cama son una particular suavidad, en un momento de lucidez vi todo a mi alrededor, tenían una serie de construcciones dedicadas netamente al placer, un sillón con la postura ideal dibujada, un quicio empotrado a la pared y el colchón era ideal para la situación, ergonómico y suave con almohadones de plumas muy cómodos.

—¡Eres un loco! —Carcajee ante sus impulsos, viendo que este se montaba encima de mi y comenzaba a besarme de forma apasionada.

Que delicia eran esos besos, estaba cansada de negarme a ese varón tan magnifico, sostuve su hermoso cabello y comencé a abrir su camisa para intentar dejar expuesto su abdomen, era un deseo que tenia, poder verlo y morderlo, justo lo que ansiaba hacer en la casa cuando salió del baño, negándome al acto por seguir los lineamientos morales y la idea de respetarme, como si disfrutar de mi sexualidad me hiciera menos mujer.

—Te ayudo —Musitó mi hombre al ver que no conseguía mi cometido, dejando su piel al descubierto.

Bese, lamí y acaricie ese abdomen hasta que me canse, mientras lo hacia el uso sus habidos dedos para liberar mi blusa y brasier, casi sin darme cuenta estaba desnuda de la cintura para arriba, alli volvió ciertamente la vergüenza, uno quiere hacerse el fuerte, fingir que no te importa estar por fuera de los estándares de belleza, pero la realidad es muy cruel y los complejos difíciles de superar.

—Oye mírame Valeria —Pidió este encarándome con ternura —Eres perfecta tal cual eres, una diosa hermosa y genial, la perla del caribe —Sus comentarios realzaron mi animo, tanta galantería debía ser recompensada.

—Sabes muy bien que decir —Comuniqué abriéndole la correa, notando que este se ponía totalmente rojo.

Cuando finalmente baje sus pantalones, el peso de su miembro cayo sobre mi cara, era venoso y palpitante, estaba ansioso por recibir atención, sus proporciones eran ideales, aunque demasiado grueso para mi gusto, primeramente, lo acaricie de arriba abajo con mis manos, notando que un liquido comenzaba a supurar por encima de la cabeza, estaba realmente excitado.

—Valeria... —Susurraba mi nombre con un profundo deseo.

—Parece que lo tenian castigado, están pesadas —Mencioné ante sus testículos, los cuales acaricié con suavidad.

Finalmente comencé a introducirlo en mi boca, las proporciones eran un serio impedimento, pero cuando el deseo es tan grande, puede con cualquier cosa y su aroma tan hormonal me estaba volviendo loca. Primero empecé con lamidas, luego con besos y cuando me quise dar cuenta tenia la cabeza en mi boca, succionándola con locura.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora