Regresando a la Base

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(...) Horas de la Tarde / Nagasaki / Valeria 

La distancia tan increíblemente lejana entre las ciudades provocaba que la espera fuera todavía más agobiante, siempre era lo mismo, no tenía ganas de almorzar, hasta que acabe cediendo ante el hambre y la ansiedad, Alphonse me aseguraba que todo estaba bien, yo le creía o mejor dicho quería creerle, pero mi subconsciente me lo impedía. A través de mensajes de texto fue que finalmente pude entablar una conversación fluida con su persona.

// —¿Por dónde vienes? —Consulté con insistencia.

—Llegando a la ciudad, vengo en avión, en cuanto menos lo esperes estaré aterrizando —Confirmó este incluyendo unos emoticones de aburrimiento —Siento que me desplomo del sueño, el tiempo con el doctor fue eterno —Comentó estresado.

—¿Estás seguro de que todo está bien? —Interrogué arisca.

—Muy sano, gracias a Dios no se me fracturo ninguna costilla, aunque tendré que tomármelo con calma un mes para que mis músculos vuelven a la normalidad, por ahora, me duele cuando respiro —Escribiste con caras de dolor.

—Trudy cocino algo delicioso ¿Ya comiste? —Comuniqué amable.

—Matsumoto nos hizo unos platillos muy sabrosos, cualquier cosa lo degustare en la noche, tengo que estar en cama como una semana —Mencionaste con enojo.

—Que fastidio... Igualmente me tienes para hacerte una grata compañía —Indiqué con picardía, enviando unos rostros diabólicos.

—Es bueno saberlo —Replicaste con carcajadas —Estoy en buenas manos —Añadiste con ojos perversos. //

Tal como mencionaste el avión apareció en la pista de aterrizaje tras una comprensiva espera, vi como tus hombres te bajaban lentamente, llevaba el abdomen vendado y en general todos se veían extremadamente fatigados, demacrados y cansados, una experiencia al límite como todas las resultantes de esos terribles objetivos, la lista se hacía más pequeña con cada uno que caía, cada vez estaba más cerca de tenerte solo para mí.

—Mi amor... ¿Cómo te sientes? —Cuestioné besándolo dulcemente.

—Mejor ahora que llegue por fin a casa —Respondiste notando que acariciaba tu abdomen lastimado —Son marcas de batalla, no te preocupes —Sonreíste viéndome fijamente, besándome de nuevo.

—Ven te ayudo, te daré un baño caliente —Ofrecí animada, acompañándolo junto con sus escoltas.

—Joder hermanos, tenemos que conseguirnos también una Valeria —Comentó Kosuke con envidia.

—¡Pues más les vale arreglarse guapos y salir a otro sitio que no sea matar personas! —Regañe con severidad, viendo como estos se reían ante mi dialogo.

Cuando por fin estuvimos arriba lo recosté en la cama y cerré la puerta, Kyura estaba extremadamente agotado, decidí que lo mejor sería que descansara por un rato, me senté a su lado y comencé a ver videos, era apasionada de los casos sin resolver de crímenes, imaginaba como podría darles una solución o incluso quienes eran los responsables.

—Cielos, así tendré más pesadillas —Murmuró el castaño, viendo mi pantalla.

—Uno pensaría que después de tantas cosas estarías curado en salud —Contesté sorprendida.

—Los horrores humanos nunca dejan de ser espantosos, aunque esperaría algo más dulce de una mujer —Alegó divirtiéndose.

—No seas machista, las chicas somos más valientes que los hombres —Indique convencida.

—Toda la razón, puedes seguir con tus videos mi detective frustrada —Expresó este poniéndoles atención, abrazándome con sus cálidos brazos.

Tras varios de ellos pude notar que se había quedado dormido, su temperatura corporal comenzó a subir, esto según me habían comentado se debía a una infección tomada por toda la contaminación a la que estuvo sometido, cuidé que no se elevara demasiado, poniéndole paños húmedos encima de su frente, esto le disgustaba, pero no había nada que hacer.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora