Muestras de Poder

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(...) Nagasaki / Varios años en el pasado / Yakuso 

Al llegar a la casa lo primero que hicimos fue abrir una botella de Champagne, había sido una misión extremadamente triunfal, logramos hacer que la compañía cayera en cuestión de horas, acabamos con el objetivo de forma precisa y nos llevamos todos los activos de manera absolutamente magistral. Era una victoria que debía celebrarse como era debido.

—¡Por Japón! —Exclamó Kato ofreciendo el primer motivo de brindis.

—Por limpiar las calles —Inquirió Alphonse con un semblante orgulloso.

—Por Astrid —Agregué con cierta melancolía, tomándome de un solo trago el ácido líquido.

Lo que habíamos conseguido fue un asertivo golpe al costado de nuestros enemigos, encendimos el canal de noticias y nos topamos con una realidad aplastante, descubrieron el cadáver casi inmediatamente después de que nos fuimos. Los noticieros estaban cubriendo la información de forma excesiva y el departamento de policía estaba sumamente consternado. Esto principalmente debido a que Alphonse había hackeado magistralmente todos los registros electrónicos, limpiando definitivamente el ingreso.

// —Lo único que tienen son descripciones de los empleados, quienes afirman no haberlos visto mucho ¿Estamos ante criminales de alto nivel? —Cuestionó una reportera al jefe de la policía en Hiroshima.

—No daremos declaraciones en estos momentos, evaluaremos cuidadosamente la información antes de proceder —Inquirió el oficial con una notoria preocupación en su semblante. //

—Están huyendo de la realidad, jamás darán con nosotros —Burló el alemán con una seguridad peligrosa —Deberíamos pedir algunas chicas ¿No lo cree Mein Fuhrer? —Indicó el rubio, consiguiendo confirmación del resto de mis escoltas.

—Quizás, aunque los veo muy jocosos, les recuerdo que aún nos quedan nueve enemigos. No deberíamos bajar la guardia tan pronto —Afirmé causando que sus caras cambiaran radicalmente —Aunque no les quitare el privilegio de disfrutar de la victoria —Alce mi copa nuevamente, relajando la situación y escuchando confirmaciones animadas.

El resto de la noche se fue en celebraciones y agasajos, nos hicimos con una buena parte de la fortuna, pero incluso un maestro de todos los sistemas comete sus errores, en este caso, la ubicación que teníamos no podía mantenerse silencioso por tanto tiempo, eso lo sabía muy bien, sin embargo, estaba todo muy bien equipado y protegido contra cualquier cosa que viniera, mucho más de lo que estaríamos en un supuesto edificio seguro.

A la mañana siguiente mis dudas se volvieron una realidad aplastante, tras despertar de una noche de sueño en la que finalmente pude recuperar todo ese tiempo de migrañas e insomnios, fui recibido por una llamada al teléfono fijo de la casa, el cual precisamente no habíamos desactivado para estar listos contra las advertencias que pudieran llegar. Desperté a Alphonse para que vigilara meticulosamente la conversación.

// —Alo ¿Quién es? —Cuestioné con seriedad.

—Sabes perfectamente quien soy desgraciado y yo te conozco muy bien —Indicó una voz tosca y roñosa, que me hizo hervir la sangre inmediatamente.

—Renko... —Musité aguantándome las ganas de ofenderlo y escupirle —Ha pasado mucho tiempo, veo que has vivido tranquilamente durante todos estos años, romper nuestro trato te sentó muy bien basura —Blasfeme sin poder aguantarlo.

—No sé de qué hablas, querías que matáramos a Katsumoto y lo hicimos, Astrid fue un daño colateral, pensé que alguien tan maduro como para tomar una decisión tan difícil sabría las consecuencias implícitas —Puntualizó este como si pudiera convencerme ahora.

—Deja de jugar conmigo, me hubieses matado si mis escoltas no fueran tan leales como para salvarme —En ese momento me vi tentado a colgar, pero cualquier cosa que me comunicara podría ser de utilidad.

—Cuídate muy bien las espaldas Yakuso, así como se rindieron esos tipos que defendían a tu padre los que están contigo podrían servirte en bandeja de plata —Sembró dudas por un segundo en mi mente, hasta que recordé con quien estaba tratando.

—Tus juegos mentales no servirán de nada anciano, si llamas es por algo ¿Qué quieres? —Consulté soltando un suspiro muy largo.

—Quiero que te largues, supe que eras tú al ver quienes habían muerto, los tomaste por sorpresa, por eso te fue tan fácil, los que vengan sabrán que iras por ello, te mataran enseguida —Advirtió tratando de presentarse como un enemigo imposible de liquidar.

—¿Y tanto miedo tienes que me ofreces marcharme? —Dudé entre risas, su cobardía era un deleite.

—Te lo otorgo porque gracias a ti pude conseguir lo que tengo ahora, pero si debo matarte a ti y al resto de tus hombres para mantenerlo, lo hare sin piedad. En cuanto presente las suficientes pruebas contra ti podre movilizar incluso tropas a tus puertas, destruiré esa casucha en la que te ocultas junto a tu patética vida —Amenazó mostrando su verdadera faceta.

—El gobierno no te apoyara Renko, eso puedes asegurarlo, sé que tienes las fuerzas policiales de tu lado, pero te prometo que la lealtad de los buenos es más fácil de sublevar que la de los malos —Burlé de sus amenazas —Cuando tus soldados hayan caído... Iré por ti, eso ni lo dudes, hasta entonces no quiero volver a escucharte, este es el trato que te ofrezco, quítate la vida tú mismo, porque no existe lugar del planeta en el que puedas esconderte de mí ira —Expresé con un gran odio, colgando la llamada. //

—Eso fue bastante intenso —Habló el alemán con un rostro fatigado.

—Interviene los relés telefónicos Alphonse, que nada de lo que el use pueda establecer comunicaciones con Nagasaki —Ordené rápidamente a mi asesor científico.

—Delo por hecho jefe —Guiño el ojo en forma afirmativa el rubio, marchándose presuroso.

—¡Jinmei! —Grité de forma histérica, el tiempo era escaso y la necesidad imperiosa.

Cuando subí las escaleras lo encontré entre dos chicas, con una sonrisa de oreja a oreja muy honesta, llame a las señoritas para que se retiraran y pedí a Trudy que me consiguiera un poco de agua para despertarlo en el acto, este reacciono aturdido, gritando improperios y poniéndose de pie en el piso, completamente empapado.

—¡Que mierda Kyura-sama! ¿¡Acaso se ha vuelto loco!? —Reclamó este de forma divertida.

—Vístete rápido, necesito que llames al gobernador de la prefectura de Nagasaki, dile que te reunirás con él en los muelles, que eres el encargado de la industria pesquera y que conseguimos un cargamento de oro, le diré a Alphonse que te de todos los detalles del sujeto para que te hagas pasar por él —Comenté de forma astuta.

—¿Por qué tanta prisa? —Cuestionó este ataviado.

—Renko nos encontró y como no consiga protección política estaremos todos muertos para mañana —Avisé explicando el motivo de mis prisas, viendo como sus ojos se abrían como platos.

—Me arreglare cuanto antes —Aceptó por fin a regañadientes, buscando unas toallas limpias.

—Ya me hice cargo de tus amiguitas, se veían muy contentas, buen trabajo —Me burle del señor, quien en respuesta a mis carcajadas me enseño el dedo del medio.  

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora