(...) Nakasu / Yakuso
En cuanto Misaki vio que no podía disparar se aprovecho de mi debilidad, salió corriendo y me empujo contra la pared del ascensor, acto seguido trato de darme un puñetazo, pero yo lo esquive y contraataque con un derechazo en su abdomen. Al momento arroje una patada, este la freno y me dio un puntapié, para después realizar una finta y tumbarme al suelo.
Ya allí me pateo una vez mas, me arrastre como pude y me levante, trato nuevamente de pegarme, solo que esta vez tuve la suficiente destreza como para frenar el puño, me puse totalmente de pie y le di un cabezazo, para después continuar golpeándole, un poco aturdido, aunque igual de furioso. Así seguimos por un largo rato, subiendo y subiendo en ese ascensor que parecía llegar a las nubes, solo que en ese momento estaba demasiado malherido como para pensar seriamente en el asunto, finalmente la puerta se abrió y me descuide un segundo, acto que aprovecho para empujarme al exterior.
Estábamos en la parte más alta de Nakasu, en el gran mirador, no en la zona dedicada a que las personas contemplaran, si no en un peldaño mas alto, usado al perecer como torre de vigilancia. Rodé por el suelo y me frene con una reja, era una superficie pequeña, este trato de escapar de nuevo al interior de la prisión, yo me levante y corrí de nuevo, ahora que sentía el viento aullante en el rostro era muy obvio lo que tenia que hacer.
Con un gancho lo aturdí brevemente y con una patada lo lance contra la baranda, salí y quede en ese tramo, la altitud hacia de ese punto un sitio helado, temblábamos por el dolor y la brisa implacable, el tipo estaba hinchado, lleno de moretones y le costaba respirar, sin embargo, vivía, matar a una persona a golpes es muy complicado.
—¡Alto! —Rogó casi ahogándose con su propia saliva —Por favor... Renko me obligo, él es el verdadero monstruo, te lo suplico, no me mates —Chilló este con un miedo atroz a la muerte.
—Solo un cobarde le echa la culpa a otro por sus propios actos —Musité con asco, detestaba las personas como él. Nada era peor que eso, cuando cometes actos que sabes están mal, no puedes temer a las consecuencias.
—Te diré como matarlo, donde encontrarlo, todo lo que se... —Comunicó este con lagrimas en sus ojos.
—Okay —Dije sereno, preparando el explosivo que tenia en mi bolsillo —Te escucho —Mentí con tranquilidad, dejando el mismo en el suelo y dirigiéndome al interior del ascensor.
Para cuando este se quiso dar cuenta de lo que pasaba ya era demasiado tarde, lo ultimo que fueron sus ojos rojos y asustados ante el inminente final. Activé el dispositivo lo suficientemente lejos como para que la explosión no afectara la cabina del ascensor, aunque las sacudidas si golpearon duramente la estructura, tuve que activar el frenado de emergencia cuando este comenzó a caer rápidamente.
// —¡Jefe! ¿¡Esta bien!? —Consultó la voz preocupada de Alphonse,
—Aquí estoy —Contesté con la cabeza agitada y punzantes dolores en todo mi organismo.
—Estuve tratando de hablar con usted, pensé que la señal se había estropeado —Dijo este ansioso de recibir una respuesta.
—Aquí estoy, todo esta bien, el objetivo esta muerto —Expliqué repitiéndome, mi psiquis estaba afectada —¿¡Kato!? ¿¡Kosuke!? ¿¡Hirano!? —Hablé mientras intentaba abrir la puerta, solo que debido al estado de emergencia del edificio esta no cedía.
—Estamos bien Yakuso-sama, vinieron a darnos apoyo cuando estábamos en las ultimas, hemos tomado el control del área —Aseguró mi especialista en armas.
—Buen trabajo muchachos, ahora si no es mucha molestia, sáquenme de aquí —Pedí sentándome en el interior de la caja metálica, con las fuerzas ya bastante escasas.
—Vamos para allá —Dialogó la voz de uno de los miembros de mi pelotón, junto a los pasos de los otros muchachos.
Estos abrieron con una palanca y me sacaron finalmente de esa cosa, entre todos me apoyaron para que caminara por los pasillos. Saldríamos por unos canales terrestres que daban a la superficie, Jinmei ya había coordinado un navío, este nos transportaría a la orilla y de alli volveríamos a casa. En la embarcación me reuní de nuevo con todo mi equipo, en total habíamos perdido a unos quince hombres y sin contar las cicatrices de batalla, los sobrevivientes estábamos sumamente bien.
Pude ver desde el piso del buque una columna de humo y una ráfaga de fuego que salía constantemente desde la cima del mirador, las secuelas de mi combate, estaba tan extremadamente cansado que simplemente me desmayé, escuchando como mis hombres bebían un poco en honor a mi victoria, quería haber compartido con ellos, desgraciadamente ya no tenia fuerzas para hacerlo.
Recupere la consciencia en el avión, donde una suave música, una rica comida y gratos medicamentos ayudaban a que el estrés de la batalla mermara a pasos rápidos, disfrute de los alimentos calientes al son de esa instrumental, notando que Hirano aún estaba despierto y parecía revisar meticulosamente su teléfono, al darse cuenta de mi mirada se acerco contento.
—Que bueno que este de vuelta jefe —Agradeció este con un suspiro pronunciado.
—Me alegra que lo consiguiéramos ¿Qué estabas viendo? —Dudé tomando un bocado de mi alimento.
—Esto, son muy buenas noticias jefe —Expresó enseñándome una red social.
Las denuncias al gobierno eran demasiadas, la malicia de mi asesor científico no conocía limites, permitió que los prisioneros salieran a la superficie de Nakasu y espantaran a los transeúntes, estos revelaron las cosas horribles que le hicieron en sus celdas y como se olvidaron de que eran humanos entre esas paredes, el descubrimiento de este proceso de adoctrinamiento encendió las alarmas de la población, quienes clamaban por respuestas inmediatas.
—Estamos pisando en terrenos inestables, debemos buscar a Renko cuanto antes y ocuparnos de él —Declaré viendo que Hirano lo confirmaba.
—Alphonse ya se encuentra en ello, ha cambiado tanto de ubicación que es muy difícil dar con su paradero —Explicó tomando un poco de café, mismo que se me antojo en ese preciso instante.
Reposaría plácidamente y si todo salía bien, pasaría un día mas en casa antes de ponerle fin a todo, solo quedaba el líder, el pez gordo, cuanto este hubiese muerto buscaría a mi último cabo suelto, Mako, pensaría que me olvide de el, tristemente los traidores nunca tienen futuro, son la peor calaña que existe y no se les puede dejar corriendo por allí. Su tiempo sobre este mundo estaba a punto de acabarse.
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El Soberano Yakuza
Любовные романыCuando dos personas que no tienen nada que perder se unen, nada bueno puede salir de esa mezcla, Valeria era una bailarína de un casino de la Habana, salió como cualquier otra noche a dar un espectáculo hermoso, sin quererlo, llamo la atención de un...