Mañana de Placeres

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(...) Motel de Nagasaki / Mañana siguiente / Valeria 

Desperté plácidamente, retorciéndome entre las almohadas con una sonrisa en mis labios, todavía estaba somnolienta tras esa maravillosa velada nocturna, donde descubrí gran parte de los secretos que escondía ese maravilloso hombre llamado Yakuso Kyura, su esencia todavía esta muy presente en mi interior, haciendo que sonriera de forma cómica con tan solo recordarlo.

—Valeria... Despierta... —Escuchaba una voz que me indicaba debía recuperar el aliento, más sin embargo yo estaba negada en rotundo a hacerlo —Abre los ojos mi amor —Rogó sutilmente el sonido, acariciando suavemente mi cabello.

Cuando finalmente los abrí me topé con su hermoso rostro, tallado por los mas maravillosos artesanos. Con su cabello largo que aun estaba desarreglado y esponjado, tenia en sus manos una serie de platillos con excelentes delicateses, pastelitos rellenos con los mas exquisitos ingredientes y unos batidos naturales que olían de maravilla.

—Hola amor... Que rico —Mencioné contenta, recuperando lentamente el conocimiento.

—Finalmente se despierta la bella durmiente —Carcajeó de forma jocosa, poniéndose de pie, llevaba una bata de baño y se veía muy activo.

—Me alegra que tengas tanta energía, porque ayer pensé que te había matado —Burlé con un tono satírico, recordando sus temblorosas piernas.

—Pues te diré que casi lo consigues, ese idiota de Renko se ha equivocado todo este tiempo, no necesita de armas o agentes, con una cubana me hubiese destruido mas rápido —Cuando dijo aquello le arroje una almohada directo a la cabeza.

—¡Eres un pervertido! —Comuniqué con obstinación, era obvio que sus risas me faltaban el respeto.

—De acuerdo, termina de comer para que vayamos a bañarnos —Ordenó este con una expresión sonriente.

Procedí con mi desayuno con toda la calma del mundo, la combinación de las masas con los diferentes ingredientes causaba cosquillas en mi paladar, jamón, queso, carne molida, pollo y vegetales, eran una experiencia muy deliciosa y el batido tampoco estaba mal, hecho de una fruta conocida como guanábana, que es muy conocida en tierras latinoamericanas. Tras finalizar tomé una toalla y me dirigí al baño.

—Bueno, te ves mas bella al natural —Indicó el castaño con una expresión picara, sumergido en el jacuzzi.

—Eso se ve relajante ¿Puedo entrar? —Cuestioné contenta, sabiendo claramente la respuesta.

La temperatura del agua estaba muy buena, me sumergí en ella y suspire aliviada, sintiendo como la tina limpiaba todo mi ser, me aproxime a los brazos de mi hombre y me resguarde en ellos, eran cálidos y seguro, me hacían sentir muy bien. Su rostro se ruborizo demasiado, consiguiendo que me riera de su expresión.

—Pareces un tomate —Burlé entre risas.

—No es mi culpa que seas tan hermosa —Musitó este besándome.

Esos labios eran en extremo deliciosos, sumergirme en ellos era incluso mejor que las cálidas aguas, nos frotamos la espalda, nos echamos champú y acondicionador, quedamos bastante limpios después de esa extenuante faena que tanta suciedad había dejado en nuestros cuerpos, luego simplemente nos apoyamos juntos en la tina, bajando la comida y disfrutando de la silenciosa presencia del otro, al terminar nos secamos mutuamente y salimos del baño.

—Oye... Estos muebles son muy interesantes me detuve un momento para verlos, especialmente el rojo me parecía maravilloso.

Era ondulado y su cubierta era muy suave, mis partes se sentían particularmente sensibles ante ese tacto, sin embargo, mi imprudencia despertó deseos que trascendían la razón, lo único que recubría mis glúteos era una bata de baño que no fue capa de retener los deseos carnales de mi hombre, este, se aproximo al momento y untándome un lubricante que no sabia que tenia, preparo mi vagina para su miembro.

El Soberano YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora