Escape

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El sonido de botas acompañaba a la sirena de alarma; un par de prisioneros lograron escapar. Avanzaba tan rápido como las piernas le permitían. Escuchó un sonido de marcha avanzar hacia ella por un pasillo adyacente; sin pensarlo abrió la puerta más cercana y entró en esa habitación.

Escuchó a los guardias pasar rápidamente, miró al interior para sorprenderse; varías terminales encendidas, archiveros, tablillas que sujetaban múltiples documentos. Sin pensarlo se acercó a las terminales, movió el ratón y apareció el mensaje que pedía la clave de acceso.

Buscó un clip entre la papelería y apagó la terminal; con él logró quitar los tornillos, pero quedó desconcertada ante lo que veía; una tarjeta madre no mayor de diez centímetros. No tenía disco duro.

—¡Demonios, una terminal tonta! —maldijo con frustración.

Dejó de buscar en las demás máquinas y se dedicó a hojear cuanto documento encontró, hasta que dio con uno que le interesó.

Resultado del experimento 0235A5B89F00

El espécimen soporta descargas explosivas de C4 y disparos con rifles de alto poder. Se han efectuado múltiples pruebas dentro de los rangos que fueron sugeridos en la minuta del mes pasado.

Nuestros registros indican que el espécimen LN-25C6D9F fue sometido a múltiples pruebas en las que soportó cada uno de los procesos, los cuales están indicados en el Reporte RLN-00FF23G-25C6D9F; el documento fue enviado directamente al departamento de genética.

Se le expuso por un periodo de tiempo T1, acorde al protocolo de pruebas, para corroborar la efectividad de la onda.

En T1 se pudo apreciar un leve efecto con respecto al C4, ya que el espécimen LN-25C6D9F no pudo regenerar por completo su tejido hasta pasada una semana.

Los resultados posteriores hasta T10 fueron los mismos, sólo el tiempo de recuperación del espécimen LN-25C6D9F iba en aumento. Se decidió aumentar el tiempo de exposición hasta obtener el mismo resultado, pero con un arma semiautomática.

Fue hasta T50 que una bala pudo terminar con la existencia del espécimen LN-25C6D9F.

CONCLUSIONES:

Se deberá trabajar en la optimización del proceso, con el fin de reducir los tiempos de exposición a T1.

Se anexó una sugerencia al departamento de nanotrónica para reducir el tamaño de la fuente de poder.

De no reducir el tiempo de exposición por lo menos a T6 y reducir la fuente de poder, resultará imposible usarlo como control de especimenes similares a LN-25C6D9F.

ATTE

Charles Banks

Gerente de pruebas en Especímenes.

Mériac se horrorizó al terminar de leer ¡Lograron eliminar a un preternatural con una simple bala! ¿Que clase de tecnología desarrollaban en esas instalaciones? Con prontitud tomó cuanto documento pudo cuando una voz llamó la alertó.

—Estado de alerta rojo-tres, varios especimenes han logrado escapar, la planta será erradicada en T menos veinte, evacuar cuanto antes; esto no es un simulacro, repito; esto no es un simulacro.

De reojo observó una bata colocada sobre una de las sillas, se colocó la vestimenta y arrancó de tajo el collar del cuello. Afuera era un caos. Veía la gente pasar de prisa cerca de ella.

—¿Qué esperas, sal de aquí? —le indicó un trabajador.

—¡Soy nueva, no sé donde están las salidas de emergencia!

El hombre miró con extrañeza y le indicó con el índice un camino, no tenía tiempo para dar más explicaciones.

Mériac corrió en esa dirección, dentro de las ropas llevaba reportes y documentos encontrados en la habitación.

Al frente, una señal con flechas indicaba la salida, tras dar varías vueltas logró dar con una puerta; encontró un lector de seguridad, revisó en la bata pero no tenía ninguna tarjeta de identificación. Regresó por el pasillo, por fortuna una persona venía directo a ella.

—Estado de alerta rojo-tres, varios especimenes han logrado escapar, la planta será erradicada en T menos diez, evacuar cuanto antes; esto no es un simulacro, repito, esto no es un simulacro —renovó la voz.

Cuando lo tuvo cerca, estiró el brazo para golpearlo en el pecho, el impacto tomó por sorpresa al extraño, quedó sin aire, posteriormente, sin sentido, tomó la tarjeta y lo cargó hasta el otro pasillo, donde fue auxiliada por otras personas que pasaban.

—¡Ayúdenme, se ha desmayado con la impresión!

Regresó a la puerta para pasar la tarjeta. El color rojo del lector cambió a verde, la puerta comenzó a abrirse lentamente.

—Estado de alerta rojo-tres, varios especimenes han logrado escapar, la planta será erradicada en T menos cinco, evacuar cuanto antes; esto no es un simulacro, repito, esto no es un simulacro.

Salió por la abertura en cuanto pudo sin esperar que se abriera por completo y comenzó a correr. Era imposible, estaba a la mitad del desierto. La arena le impedía ir más rápido. Daba traspiés, caía, se incorporaba, volvía a caer, pero no dejaba de avanzar aunque fuera a gatas.

No tenía idea de las dimensiones reales de aquella instalación, ni de la magnitud de la explosión. De soslayo pudo mirar varías naves salir de las entrañas del desierto.

Sintió la tierra vibrar bajo los pies. Un leve resplandor que se tornaba más fuerte comenzó a iluminar la oscuridad de la noche; posteriormente el sonido similar a una estampida de caballos se aproximaba a ella. Una onda de calor y arena comenzó a golpearla por la espalda a gran velocidad; de pronto dejó de tener contacto con el piso. No logró escapar a la onda de choque.

***

El sonido de la estampida destructora se incrementó y estalló en los oídos con la furia de una vorágine, dio volteretas sin control por el aire. Trató en fútiles intentos de sujetarse las piernas con los brazos, pero la fuerza del vendaval superaba las suyas.

Cayó violentamente sobre la arena, las gafas se perdieron entre las volteretas que dio sobre las dunas. Le dolía una costilla. La pierna izquierda rota y sin lugar a dudas tenía dislocado el hombro izquierdo. De pronto sintió algo que le oprimía el pecho. La arena alrededor retrocedía, lo mismo comenzó a pasar con ella, al principio con lentitud, para incrementar la velocidad en cuestión de segundos.

«¡Una implosión!", pensó asustada.

Trató de sujetarse, pero los dedos sólo afianzaron la arena con desesperación; fue arrastrada hasta el epicentro de la implosión; veía pasar trozos de metal y abrojos; usó el Arcano, pese a lograrlo, no podía contrarrestar la fuerza del vacío. Un abrojo pesado le dio a mitad del pecho y perdió el sentido.

***

Abrió los ojos y vio su cuerpo atravesado por múltiples trozos de metal. Logró quitárselos de encima, se encontraba sobre un montón de escombros; lastimada, maltrecha, pero viva. Al levantar la mirada se dio cuenta que el amanecer estaba cercano; había perdido los anteojos, la miopía le impedía ver más allá de los cuatro metros.

Tomó un trozo de metal y se alejó lo más que pudo del cráter donde se encontraba. Comenzó a cavar con avidez hasta lograr hacer un hueco de seis metros. Derrumbó las paredes y quedó sepultada bajo kilos de arena. Comenzó a sentir el sopor y lentamente perdió noción de la realidad, sólo esperaba haber cavado lo suficientemente hondo como para escapar del sol.

MériacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora