El juicio

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Cada miembro Andamid se cuestionaba por qué Yusnaf admitió como regente a Mónica; era un puesto que creían tenía seguro el árabe. Sin embargo, no dio pelea alguna, simplemente dimitió. Veían con reproches callados el avanzar de los Volvalio, orgullosos de ser quienes llevarían la batuta dentro de la ciudad de ahora en adelante. Pero sabían que el árabe siempre actuaba con una visión hacia el futuro; si dimitió a dominar el viñedo, era porque esperaba una vendimia mejor en el futuro.

***

Roberto miraba con preocupación a Mónica. La conocía bien, era una mujer en extremo explosiva, temperamental, ella era la causa de problemas con las demás familias. Terminó de vestirse con ropas dignas de la entronización. Roberto era el nuevo patriarca; esperaba la llegada de Mériac con ansia, pues ella era pieza medular en el juicio contra Helena. Deberían condenarla a la extinción a como diera lugar. Apoyarían a Daniel De Constanzo, mantenía una buena relación con él y precisaba de buenas relaciones en ese momento.

«Mientras más miembros del patriarcado estén con nosotros, será mejor para nuestros planes", pensó Roberto.

—Ya se tardó demasiado —comentó Mónica.

—Me comuniqué hace diez minutos y me confirmaron que ya estaban en camino, no han de tardar más Su Excelencia ¿Desea iniciar con el acto protocolario de la entronización?

Una sonrisa de orgullo se dibujó en los labios rojos, cuánto tiempo había esperado para escuchar esas palabras.

***

—¿Es que no entiendes? —preguntó Markus preocupado.

Saki se encontraba al punto del colapso nervioso, en unos cuantos minutos juzgarían a Helena y muy probablemente la señalara como parte de una traición. Duncan se reunió con los suyos, mientras que los dos Cambiaformas hicieron lo propio hacía un par de horas; sólo el Andamid permaneció con ella.

—Tranquila, todo saldrá bien.

—¡Claro, como no es tu cabeza la que está en juego! —apostrofó Saki presa de la histeria.

Markus tenía una idea de cómo defenderla, pero era arriesgado y podría ponerlo en riesgo dentro de la sociedad vampírica.

***

Roberto apareció. Estaba más que predicho el hecho que seguía en la línea de mando, era el sempiterno de confianza de Mónica y tomó el lugar como patriarca. Los Cambiaformas y Los Saitan estaban molestos con el devenir de los hechos; los Volvalio no eran muy bien recibidos dentro de la Sociedad Inmortal.

—Sucesos terribles han bañado de elegía nuestra ciudad, la destrucción de nuestra Cava, las fricciones de una posible guerra contra los cruzados y la llegada de la orden de La Santa Cruz a nuestro hogar —guardó silencio unos segundos—, pero lo más lamentable es sin duda la caída de Valdus, nuestro amado y respetado regente. Como todos sabrán, tendremos nueva regencia y Helena Ithaca será enjuiciada por sus crímenes contra la Sociedad Inmortal, acciones que terminaron con la existencia de varios compañeros y de nuestro apreciado regente.

***

La puerta sonó, un sirviente abrió.

—Su Excelencia la espera, Señorita.

Mériac entró, se veía ajena a todo suceso alrededor. Mónica la sujetó por los brazos y le dio un abrazo.

—Esta noche serás muy valiosa para nuestra familia —la miró directo a los ojos con ternura fingida—, atestiguarás contra Helena sobre lo que viste en la Minerva.

—Como usted lo ordene, Su Altísima Excelencia —respondió ausente.

***

Silencio espectral cubría cada área de la nueva Cava, ni un sonido perturbaba la vacuidad; sólo el crepitar de antorchas al consumir las teas. Roberto tomó lugar junto a los demás patriarcas. El sonido de pasos acercarse rompió la pulcritud del silencio, con toda la parsimonia que la nueva posición le otorgaba se acercó al trono; la diestra recorrió de una manera casi obscena el mueble. Durante siglos anheló la entronización y la paladeaba al máximo. Tomó asiento con calma, se permitió sentir el poder que simbolizaba el trono dentro de la Sociedad Inmortal. Las manos cubiertas por guantes de seda recorrieron los descansa brazos, acarició cada recoveco del diseño barroco, recargó la espalda contra el suave terciopelo; el escote de la parte anterior del vestido permitió que la piel preternatural hiciera contacto con la tela. El placer envolvía en plenitud orgiástica a la nueva regente, tantos siglos de espera y de escalar peldaños daban frutos, miró a todos cuantos se encontraban reunidos, vio caras de festejo, otras de aceptación, apatía, también desprecio y recelo, no todos estaban de acuerdo, pero a final de cuentas tendrían que obedecerla, ella era la nueva regente y por el momento nadie podía cambiar eso.

MériacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora