Regresó sobre sus pasos; no encontró rastros de sangre o cosa parecida. Tomó un trozó de metal que encontró; miró el hombro, clavó la punta de metal; la movió y perforó hasta sacar una pequeña munición. La miró detenidamente, la arrojó lo más lejos que pudo.
Tan pronto lo hizo, la piel comenzó a regenerarse. Como lo había temido, el prototipo ahora era un dispositivo funcional.
—Tengo que darme prisa, detrás de esa puerta está lo único que puede evitar la guerra.
***
El pasillo era largo, oscuro, metálico. Por el momento no había nada que la pusiera en alerta, pero sabía que era observada. La mente que había animado a Jessica a crear esa tecnología la observaba. Por fin llegó a una puerta.
«Al cruzarla no habrá marcha atrás", sonrió «.Parezco un mal cliché. Cuántas veces me he dicho eso. Debería ponerle más emotividad a la frase, al menos así sería más creíble».
La puerta cedió ante la mano, detrás pudo ver otro pasillo de tres metros de ancho y cien de largo, las paredes eran ventanas de cristal; al avanzar descubrió que eran celdas. Dentro vio inmortales con las encías retraídas hasta el hueso con los colmillos al descubierto, piel enjuta, pegada al hueso, ceniza, ojos hundidos, el claro estado de la hibernación inducida por daño.
Vio a otros inmortales dormidos, hombres lobos, lo que parecían ser nubes animadas que se movían ondulantes de un lado a otro, humanos al parecer brujos, toda una colección digna de cualquier circo de fenómenos.
Al final del pasillo había otra puerta, se recorrió al contacto con la mano. Detrás había un gran salón. En el fondo lo que parecía una cortina; detrás un hombre sentado en el borde de una cama cubierta por un pabellón traslucido. Un tubo de metal sujetaba lo que parecía ser suero, alguien debería estar recostado en la cama. Lentamente se acercó. Si el corazón aún pudiera latir, estaría a punto de salirse del pecho.
Avanzó un par de metros y la puerta de metal volvió a cerrarse. Estaba frente al motivo de la incursión.
El sujeto se puso en pie y miró en dirección donde se encontraba Mériac. El momento había llegado, ese mortal era el responsable de todo. Si lograba eliminarlo, todo terminaría, desde ese punto tendría acceso al main frame. Podría destruir cada registro y posteriormente algunas plantas claves. Todo parecía ahora tan fácil y sencillo que por fin se dio cuenta de lo que en realidad ocurría. «Caí en su trampa", se apostrofó.
***
A la derecha observó monitores, mostraban imágenes en movimiento, como si las cámaras pudieran correr «Las ratas, eran cámaras de seguridad", pensó.
Recordó cómo algunos de los roedores se detenían a verlos de forma curiosa, una actitud incomún en cualquier rata salvaje.
Escuchó cómo el seguro de la puerta era activado. Ahora no había salida, enfrentaría al mortal que estaba al frente de todo. Probablemente toda la habitación estaría cubierta con N-0. La reduciría a una simple mortal, jugaría con ella para posteriormente eliminarla.
Intentaría hacerlo entrar en razón.
—No sé quien seas, pero debes detenerte, iniciarás una guerra que pondrá fin a la humanidad, no sólo a nosotros ¡Despertarás fuerzas que deben permanecer en el sopor del sueño! Tu tecnología no podrá detener a los Dioses Sumerios.
No hubo respuestas, sólo silencio.
—Puedes eliminarme si lo deseas, pero debes detenerte o la guerra iniciará, el resultado será la extinción, no sólo de los vampiros, también de toda la humanidad.
La respuesta fue la misma, Mériac comenzaba a exasperarse.
—¿Qué no lo entiendes? ¡Los Dioses Sumerios son sempiternos invencibles! ¡Su poder rebasa los límites de nuestra imaginación, se asemeja al de...!
—Un Dios — interrumpió el extraño.
Mériac dio un par de pasos hacía atrás presa del miedo.
—Su poder se asemeja al de un Dios sediento de sangre, sangre de Natael que fluye en las venas de todos los hijos del Padre Oscuro. Andamid, Dhurzal y Qhaal-enumeph, convertidos en dioses en Mesopotamia y puestos a dormir por el mismo Natael.
—¡N... o es po... sible! —balbuceó aterrada.
—Pero te equivocas; esa es la razón de mi inversión en esta compañía por eso la protegí de la intervención del gobierno americano, precisamente eso deseo, despertarlos, destruirán a todos los vampiros terminaran por beberse hasta al último hijo de perra.
—¡No pu... edes ser tú! —Mériac estaba petrificada del miedo al reconocer al interlocutor.
La cortina del pabellón lentamente se abrió para dejar al descubierto al ser que se encontraba detrás y quién era el inversionista que ordenó destruirla, Jessica se encontraba en la cama conectada a un sinnúmero de cables y sondas.
—Dejarán de existir, ¿y sabes por qué? —los ojos destilaban todo el odio que podría emanar— ¡Por tu culpa dejaran de existir!; tu existencia, sellará el destino de la crianza de Natael ¡Desaparecerá desde el Gran Consejo hasta el más joven de los convertidos!
Buscó algo con que defenderse pero estaba sola ante él.
—¿Por qué? —preguntó Mériac aterrada.
Guardó silencio mientras miraba con un odio creciente a la recién llegada
—Porque tus errores siempre cuestan vidas, pequeña Mériac —increpó con rencor—. Por tu culpa perdí todo prestigio entre los míos, por ti dejé de tener respeto; se rieron cuando les dije que el viñedo nos destruiría. Pues bien, ahora pagarán por ello ¡Todos y cada uno de ellos, serán destruidos por haberse burlado de Nicolás Valterra!
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Mériac
HorrorDurante veinticinco años de vida inmortal acompañaremos a Mériac en un recorrido donde conocerá las fuerzas más oscuras de este nuevo mundo. La eterna guerra entre Cruzados y la Sociedad Inmortal, los mitos, las familias sanguíneas que conforman cad...