Reflexiones en la noche V

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Sentada sobre los Arcos del Milenio, Mériac contemplaba el tránsito pasar. El aire la golpeaba en el rostro y hacía ondular el cabello.

En mi infancia y adolescencia siempre tuve miedo a las alturas, ahora sólo en los lugares altos siento paz.

El viento frío no la molestaba, su piel podía soportar temperaturas muy altas o bajas, pensaba en cuánto había cambiado desde esa noche.

Ahora asesinar me resulta más sencillo, los humanos comienzan a perder valor como seres vivos; son el viñedo, un término despectivo para dirigirse a la humanidad en general desde los primero años de vida inmortal de Natael.

Colocó los brazos sobre la nuca para recargarse contra la estructura metálica amarilla y contemplar las estrellas.

Algo la incomodó dentro de la chamarra. Al sacarlo, vio la joya que Markus le había prestado. Tras contemplarla durante largo tiempo, decidió guardarla de nuevo.

Miró las estrellas y vio pasar una estrella fugaz; no pudo contener la tentación y su mente formuló un deseo:

Ojala pudiera ser una persona normal otra vez.

Recuerdo el sabor de la comida, disfrutar de la brisa cuando el calor sofoca, sentir el sol calentar los huesos en las mañanas invernales. Recuerdos cada vez más difusos y lejanos, como si nunca hubieran pasado. A mis diecisiete años de vida vampírica me parece sumamente lejano recordar si alguna vez fui humana.

Llevó la mano de nuevo a la joya.

Un vestigio, un recuerdo distante que alguna vez fue humano. Atarse a la humanidad para evitar que el Demonio Interior lo poseyera. Es una necesidad imperiosa en cualquier vampiro. Este objeto es lo único que mantiene unido al Markus inmortal del Markus que una vez fue.

Falta que sea cierto. Si era tan humano como decía ¿Por qué no ayudó a Mónica? ¿Por qué dejó que la regente se hundiera sola? De no haber sido por él, nada de lo anterior hubiera pasado.

Miró la joya una vez más.

Un recuerdo, esas son nuestras anclas a una realidad que vivimos y nunca más volveremos a vivir. Todos tenemos esas anclas ya sean materiales o vivas —recordó a Beto— ¿Cuánto tiempo más viviré esta existencia? Serán décadas o milenios, quizás mi destino final está más cercano de lo que creo.

Si eres tan sincero como dices ser ¿Por qué no ayudaste a Mónica? ¡Eres un cerdo egoísta que piensa comprarme con esta piedra! ¿Cómo pretendes que crea en tu humanidad si sacrificaste a nuestra regente por un capricho tuyo? Un pago, a eso se resume todo ¡Pagaste con esto mis servicios y mi traición!

¿Cuándo volverás a llamar para pedirme un favor más? Estoy harta que me usen y se digan mis amigos, Servando, tú, Valdus, Nicolás, Mónica, Roberto, y así podría continuar toda la noche.

Se puso en pie sin dejar de mirar el cielo.

¿Qué carajos quieres de mí; qué pretendes que haga con la existencia maldita que tú has imbuido en mí?

Cayó de rodillas.

Yo... ¡Sólo quiero ser humana otra vez! No quiero convertirme en ese monstruo que cada día que pasa me trastoca más y más. ¡Quiero volver a probar comida de verdad! ¡Quiero el sabor de una bebida y no de la sangre! ¡Quiero caminar bajo el sol y sentir su caricia!.. Quiero sentir y tener esperanza.

¡Quiero volver a ser humana! —gritó llena de rabia y frustración— ¡Quiero mi vida anterior! ¡No deseo esta existencia inmortal!

Empuñó la joya y miró al vació.

¿Qué te parecería que yo terminara con tu vínculo al pasado? Te mentiría como quizás tú lo has hecho.

Levantó la diestra con firmeza.

¿Que sería lo peor que podrías hacerme, cobrármela, acabar conmigo? Pues qué crees, ya estoy muerta desde hace quince años.

De entre las ropas sacó una navaja para abrir una herida profunda en el costado, posteriormente metió la joya y cerró la herida.

Ahora tu pasado está dentro de mí. Si algo me pasa, tu preciado recuerdo sufrirá la misma suerte que yo.

Voló para alejarse, una figura emergió de entre las sombras.

«Así que quieres ser humana de nuevo", pensó «Ten cuidado con lo que deseas, porque puede volverse realidad, pequeña Mériac».

MériacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora