Ratas y drenaje

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—Pero... yo destruí los planos; las investigaciones se quedarían estancadas y Jessica podría desviarlas hacía otro lado.

—¿Y tú creíste que con eso bastaría? —preguntó con un dejo de burla.

—Sí —respondió apenada.

—Con tu intervención lograste detener el avance del N-0, pero aún así los humanos decidieron atacar a los sempiternos; el arma no estaba completa y funcional, así que fue una masacre hacía ambos lados. Cuando se desató la guerra, despertaron a los Dioses Sumerios. De haber tenido el N-0 completo los hubieran detenido y los hijos de Natael no hubieran despertado.

—¡Con un carajo! —repuso molesta—, yo no veo el futuro como tu; ¿qué se supone que debo hacer?

—Detener la guerra, evitar que desarrollen el N-0 y se enfrenten contra los preternaturales, eso es lo que iniciara la guerra.

—No puedo entrar a detonar toda instalación que tengan —dijo con sarcasmo.

—Tienes razón, sólo debes hacer una cosa y yo te ayudaré.

Mériac cayó de espaldas cuando escuchó el plan de Outis.

***

Sólo quienes tienen asuntos en ese lugar se atreven a entrar bajo el suelo a una red de conductos, donde uno podría fácilmente perderse. Incluso con un mapa, sentía que había errado el camino hace horas, sólo contaba con la luz proporcionada por una linterna, todos los ductos se veían igual, hizo levitar la lámpara, sobre la cabeza para tener las dos manos libres y ubicar en el papel el lugar donde se encontraba; miró hacia la izquierda y derecha, se mordió con preocupación el labio inferior, «¡Maldita sea, ya me perdí!", pensó preocupada. Avanzó durante un par de minutos hasta que en una esquina observó sobre la pared un símbolo; el mismo que fue dibujado en el mapa. Sólo era cuestión de esperar.

***

Nunca supo cuánto tiempo pasó o desde cuándo era vigilada; la presencia casi apareció frente a ella. Vestía una camisa color gris, holgada; pantalón en un tono más oscuro; el rostro mostraba —más que tranquilidad— ausencia de cualquier sentimiento, parecía joven, pero los rumores hablaban acerca de cómo lograban alcanzar la inmortalidad por medio de la alquimia: la transmutación del alma en otro cuerpo. Complexión en extremo delgada, el ayuno constante y el esfuerzo por tratar con fuerzas cósmicas devoraba los cuerpos con velocidad, era un precio justo que pagaban gustosos con tal de obtener el tan anhelado poder. En términos de la alquimia era lo que llamaban un intercambio equivalente. De ojos grises, plomizos, llenos de codicia y reflejos de un ser demasiado viejo; ese cuerpo no tardaría en colapsarse también y el momento de otro cambio habría de venir.

—Te esperaba —dijo con tedio.

—Ou...tis me dijo que me ayudarías en...

—Ya lo sé, estoy informado sobre todo y de cómo tu insensata intromisión, alteró nuestra línea de tiempo. Te ayudaré, pero sólo porque nos veremos afectados en la nueva realidad que has forjado para todos los seres vivos.

Le dio la espalda.

—Sígueme, el tiempo es algo que no debemos desperdiciar.

Mériac lo siguió mientras pensaba para sí.

«Por eso odio a los hechiceros».

***

Avanzaron durante un largo lapso, hasta que se detuvo en una pared. Con los dedos dibujó una serie de símbolos, al cabo de unos segundos se formó una puerta que posteriormente se abrió.

En el interior había matraces, libros, dibujos antiguos y extrañas criaturillas encerradas en frascos de cristal.

Había oído hablar de los magos, pero nunca había tratado con uno.

—Muy bien, así que el viñedo ha logrado aquello que ha perseguido hace siglos —miró de soslayo a su invitada—: inutilizar los poderes de Natael.

—Algo así —respondió sin dejar de mirar el laboratorio.

—Nosotros sentimos cierto apreció a tu... ¿Cómo lo llaman? Ah sí, familia. Según la leyenda, son en realidad un gremio más de brujos, que lograron extraer el conocimiento arcano heredado por Kirthegihian.

Tomaba frascos, libros y pergaminos de diversos estantes.

—¿Outis te dijo la locura que vamos a intentar realizar? —preguntó el brujo sin interés.

Asintió nerviosa con la cabeza.

—Bien, eso lo hará más fácil; comprenderás que yo sólo te dejaré ahí. Soy el único brujo en cientos de kilómetros a la redonda. El resto del gremio decidió replegarse a un plano alterno, imagino que vieron el futuro donde seríamos destruidos por tus ancestros. Está por amanecer, descansarás aquí y partiremos en cuanto sea de noche.

***

Abrió los ojos; el anfitrión terminaba lo que parecía ser una oración; en el torso desnudo estaban tatuados innumerables símbolos y runas en diversos colores. Sabía lo peligroso que podían llegar a ser, incluso los preternaturales no osaban entrar en los territorios de la hermandad, como se hacían llamar entre ellos.

—Veo que ya despertaste, el camino es largo, partamos.

***

Agradecía no tener que respirar. Sin lugar a dudas los efluvios que emanaban de ese lugar no eran gratos. Sólo escuchaban el sonido de los pies chapotear. Algunas ratas corrían sobre las baldosas, otras se detenían y los observaban con curiosidad.

Ninguno de los dos se atrevía a proferir sonido alguno. El humano levantó la diestra con el puño cerrado en señal de alto.

Frente a ellos había una puerta. Se despojó de la camisa y con las yemas de los dedos recorrió los tatuajes, que brillaban al contacto, en segundos, se convirtió en una fuente de luz que fluctuaba entre azul y rojo.

Su concentración tenía que ser perfecta para no causar un hueco en el universo. Cuando un brujo altera la realidad, sin tener material para ofrecer en el intercambio de energía y materia, debía tener cuidado de no crear una disfunción en ella. El universo para evitar una catástrofe mayor eliminaba la alteración y la fuente. Se detuvo y dio un par de pasos hacia atrás.

Mientras la puerta se abría lentamente, Mériac observaba sorprendida el poder del humano. De pronto el hechicero giró y corrió en sentido opuesto, sujetó a Mériac del brazo.

—¡Corre cadáver! ¡Nos descubrieron! ¡Es una trampa! —gritó azorado.

***

Lo que parecía un éxito se convirtió en fracaso. Ahora corrían. Varios agentes cruzaron la puerta, armados, dispuestos a detener a los invasores.

Escuchó un disparo, posteriormente sintió caliente el hombro; Mériac sabía que no era una bala normal, era el prototipo que diseñó con Jessica; ardió más allá de lo normal; usaban el nuevo prototipo del N-0; un segundo disparo derribó al mago.

—¡Carajo! —vocifero el brujo— ¡Lárgate de aquí! ¡Ya viste la puerta! ¡Entra por ella y has lo que tengas que hacer!

Mériac no necesitaba la orden del hechicero, continuó la carrera por el drenaje a toda prisa.

***

—¡No se mueva, está bajo arresto, las manos detrás de la nuca!

El hombre oraba.

—¡Las manos detrás de la nuca o disparo! —conminó con fuerza.

Demasiado tarde vieron como las runas tatuadas en la piel comenzaron a brillar. Toda la realidad alrededor se alteró; una enorme llamarada de fuego devoró a varios guardias. El resto apuntó las armas contra el extraño y dispararon. Las balas se detuvieron a escasos centímetros del cuerpo; una sonrisa triste se dibujó en el mago bañado en sudor. Los proyectiles se disolvieron como vapor; el aire se enturbió como si fuera gas. Trataron de escapar pero ya era tarde, fueron atrapados en una burbuja de irrealidad. La distorsión los alcanzó; el proceso inició; todo dentro de esa área fue disuelto. Una alteración en la realidad se había creado y el universo la destruyó para preservarse; una vez más la creación estaba a salvo.

MériacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora