León miraba con recelo a Dracko y a Alfonso —líder de los licántropos—. Era un encuentro fuera de lo común. Representantes de la sociedad vampírica y licántropos, todos reunidos en un llamado de los renegados.
El rumor corrió como la peste en el Medioevo, cada inmortal y lucar de Guadalajara lo sabía. Tomás Valverde sin ayuda alguna eliminó con las manos desnudas a toda una manada de veinte lucares. Ni siquiera León podía dar crédito cuando comprobó lo que se murmuraba en las calles.
Sin lugar a dudas el más sorprendido era Alfonso. Los lupinos se veían nerviosos. Era la primera vez en toda la historia que los hijos de Natael tenían el poder suficiente para hacer frente y vencer a los hijos de Lucar de Tesalia.
Dracko miró a cada líder, era el momento que esperaban desde la invasión a Guadalajara. La ciudad por fin era territorio de los cruzados.
—A partir de hoy tendrán únicamente como territorio la parte este de la ciudad. Conservarán Zapopan, pero Tequila y toda la región productora de agave pertenecerán a los cruzados. Los peludos tienen prohibido estar en las cercanías de la ciudad, no podrán acercarse a menos de cincuenta kilómetros.
—¿Quiere decir que tenemos que abandonar la barranca? —repuso Alfonso.
El Antiguo se acercó al lucar, la cercanía de ese muerto vivo molestó al lobo alfa.
—Así es, costal de pulgas, no quiero ver a tus mugrosos perros en nuestro territorio —Alfonso crispó los puños— ¿O quieres que lo discutamos aquí, sarnoso? —espetó Dracko.
—Está bien, dejáremos la ciudad... por el momento.
Partieron en silencio, la humillación fue grave y dolorosa. Clamarían venganza; sin embargo, por esa noche los rebeldes habían ganado.
Dracko se dirigió a León. Ambos sempiternos se conocían desde hacía siglos. Combatieron hombro con hombro en numerosas peleas por viñedos; contra los lucares y la orden de los hechiceros de Bangladesh. Tras siglos de no verse, ahora eran enemigos.
—En honor a la amistad que una vez nos unió en combate, permitiré que tengas una parte de la ciudad, pero si cruzan nuestras fronteras olvidaré el pasado y te destruiré.
Le dio la espalda y se alejó. La reunión había terminado. Los cruzados dejaron en claro la actual situación en la ciudad, ahora ellos mandaban.
***
—¡Quiero que investiguen, necesitamos saber cómo derrotaron a esos lupinos! —conminó León furioso.
—Su Excelencia, estamos trabajando en eso, pero al parecer el secreto sólo ha quedado en manos de cuatro —agregó Yusnaf.
—¿Quiénes son? —demandó.
—Sarah Alcántara, la regente; Tomás Valverde, el Obispo Oscuro; el sicario Bruno Kurchenko y... Dracko Dürsten.
—Si me permite Su Excelencia —interrumpió Roberto—, uno de mis colaboradores me informó que hace un par de noches el Obispo Oscuro recogió de la aduana un paquete enviado desde China.
Al notar el interés por parte de León, Roberto prosiguió.
—Me temo, Su Excelencia, que poseen alguna reliquia de gran poder; recuerde las leyendas que hablan de legados que el Padre Oscuro dejó por el mundo para sus hijos.
—¿Eso resolvería una tercera parte del problema? —apostrofó León.
—Excelentísimo —Diana tomó la palabra—, mi gente y yo buscaremos toda la información que podamos recabar sobre las reliquias del Padre Oscuro.
—Muy bien, esto quedará entre nosotros, ningún otro vástago debe saberlo.
Los demás patriarcas asintieron. Si la noticia corría, el pánico se esparciría. Ahora más que nunca deberían estar juntos para sobrevivir o todos juntos dejarían de existir.
***
—¿Por qué debemos confiar en ese antinatural? —preguntó molesto.
—Herr Dürsten —repuso Kurchenko—, Sarah confía en él.
—No debería hacerlo, ¿acaso sabe en realidad quién es?
—Se corren rumores que es Aldo Vasconcellos, pero nadie lo ha confirmado.
—Su parecido físico es impresionante. Si no lo es, por lo menos quien lo transformó hizo un buen trabajo. Debemos mantenerlo vigilado.
—Así será Herr Dürsten.
***
Mériac esperaba con ansia a Beto afuera de la tienda. Tardó unos minutos en salir, estaban a punto de cerrar.
—Dime Jefa, ¿En qué te puedo ser útil?
—Lo lamento.
Beto dio un pasó hacía atrás. No sabía a ciencia cierta si pedía una disculpa por algo que hizo o —lo que más temía— por algo que iba a realizar.
—¿Por qué... lo sientes? —preguntó con miedo.
Ella miraba hacía el piso, el cabello cubría parte del rostro.
—Hace rato al salir te empuje y pude haberte lastimado de manera grave.
Estaba confundido, pero de pronto vio un par de hilos escarlatas a través del cabello en las mejillas de Mériac.
—Ustedes son mis únicos amigos, los únicos en quien realmente puedo confiar; mi vinculo hacía mi parte humana que cada noche muere —Beto trató de hablar—. Espera, aún no termino; tenerlos junto a mí ha sido mi única ancla a una realidad que nunca más volveré a vivir.
—Mériac, no tienes qué agradecer, los amigos para eso estamos.
Ella sonrió y levantó la mirada. Los brazos de Beto estaban abiertos. Lo abrazó. A pesar de ser un preternatural capaz de romper los huesos de cualquier mortal con facilidad, resistir la mordedura de las balas y tener un cuerpo casi indestructible, se sentía indefensa, frágil al encontrar el calor y apoyo en Beto.
—No te preocupes, estaremos aquí cuando nos necesites. Mientras tengamos vida te consideraremos nuestra amiga.
—Gracias.
Beto acarició el cabello, ya estaba acostumbrado a esa piel fría y dura como roca, le dio un beso en la frente.
—Ahora... ¿Podemos hablar de ese aumento que te pedí hace dos semanas?
Ambos rieron, durante unos minutos volvió a sentirse viva, humana. Por unos minutos olvidó el mundo de oscuridad y sangre, por unos minutos volvió a ser la misma Mériac que era cuando su corazón aún latía con vida.
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Mériac
TerrorDurante veinticinco años de vida inmortal acompañaremos a Mériac en un recorrido donde conocerá las fuerzas más oscuras de este nuevo mundo. La eterna guerra entre Cruzados y la Sociedad Inmortal, los mitos, las familias sanguíneas que conforman cad...