Narra Jazzlyn:
—¿Estás segura que es aquí? —Asentí mientras miraba la numeración de la casa y la numeración que tenía en mi móvil.
—Si, estoy segura que es aquí.
La casa frente a mi no tenía niguna diferencia con aquellas que la rodeaban y era justo eso lo que me sorprendía. No sabía porque pero esperaba que, siendo una de las Dreamer's mas dotadas, tuviera un gusto que la hiciera destacar del resto pero frente a mi estaba la prueba de que era totalmente lo contrario.
Ella era tan extraña a comparación de las otras personas que deseaba con todas sus fuerzas tener algo que no la hiciera sentirse fuera de lo normal. Una casa de una sola planta con un bonito jardín era justo lo que en aquel lugar parecía ser mas usual.
—¿Qué buscamos justamente? —preguntó Bastian mientras me miraba aún sin comprender pero esa reacción me pareció tan fingida que me preguntaba si ya estaba perdiendo mi poca cordura—. Aún no me has explicado porque venimos a la casa de una difunta.
—Cuando lo dices así hasta me haces sentir mal —respondí mientras hacía una mueca—. Ella debía contarme algo que no puedo explicarte pero es importante para mi y para muchas personas más, no estoy dispuesta a quedarme sin respuestas.
Abrí la puerta del coche dejando que un frío envolvente me hiciera arrepentirme de estar allí y me pregunte que haría si dentro de esa casa no encontraba algo por donde lograra comenzar.
Algo que tenía claro es que no podía deambular por los Estados Unidos sin una razón que frente a mi familia fuera razonable. Tenía propósitos que cumplir, personas que salvar y un futuro que perseguir, estar buscando respuestas en los lugares incorrectos me llevaría directo al fracaso.
Fracasar no es una opción.
—¿Estas bien? —Dirigí mi mirada a mi acompañante de carretera y asentí mientras largaba un suspiro intentando quitar el peso que sentía sobre mis hombros aunque estaba segura que ese peso no desaparecería hasta que tuviera mi tan merecido punto de partida.
Me decidí a entrar de una buena vez así que antes de que comenzara a arrepentirme me largue a correr directo a la puerta de entrada sin preocuparme en lo que pudiera pensar Bastian de mi actitud. Me conocía a mi misma lo suficiente para saber que la indecisión es mi mayor defecto y en las circunstancias en las que parecía estar no eran permitidos los defectos que, posiblemente, me llevaran al peor fracaso de todos.
Lo malo de esa decisión que parecía ser la mejor fue que no pensé en que la puerta tendría llave así que mi cuerpo tuvo un violento encuentro con esta.
Si, un encuentro realmente violento. Principalmente mi rostro.
—Diablos, ¿acaso estas demente? —Lleve una mano a mi nariz la cual parecía estar sangrando bastante mientras un Bastian preocupado se hincaba frente a mi—. ¿No has visto la puerta o que?
—Si le he visto —respondí mientras intentaba no mostrar sorpresa frente a mi mano manchada de sangre—. Olvide que seguramente tuviera llave.
—Oh claro, es que la abuelita te dejaría la puerta abierta y unas galletitas sobre la mesa para cuando llegaras. —El chico tomo el borde de mi camiseta entre sus manos y la rajo con una pequeña sonrisa—. Tu sangre, tu camiseta. No destrozaré la mía por tu idiotez.
Puse los ojos en blanco mientras le arrebataba el trozo de tela y la llevaba a mi nariz, queriendo detener el sangrado.
—Vaya, tu caballerosidad es sorprendente.
—Tan sorprendente como tu idiotez —respondió mientras sonreía de una forma tan burlona que me daban ganas de golpearlo—. ¿Quieres que entremos a esa casa o seguirás chocando con las puertas?
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Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...