Narrado por Jazzlyn:
Tener una máscara de oxígeno es una de las cosas más condenadamente incomodas en el planeta tierra, lo había comprobado. El plan de las cosas no era quejarme de mi situación, incluso cuando lo primero que sentí al recuperar la consciencia, fue dolor. Tenía mucha suerte, incluso había obtenido una segunda oportunidad que muchas personas no lograban tener.
Lo cierto, es que nada en esta vida es permanente, ni siquiera el dolor.
Cuando abrí los ojos me encontraba totalmente desorientada, no sabía donde estaba, que fecha era o siquiera que me había ocurrido, solo que un fuerte dolor invadía mi pecho y mi cabeza creando ondas expansivas que recorrían mi cuerpo por completo. Me removí incomoda mientras cerraba los ojos intentando que mis parpados me protegieran por unos segundos mientras me acostumbraba a aquella situación molesta. Me removí incomoda, mi piel parecía encontrarse sensible y la espalda me dolía demasiado por la posición. Intenté levantar mi mano dispuesta a apartar la manta que sentía, cubría mi cuerpo, cuando mis dedos estaban inmóviles, ni siquiera los sentía.
Me alarmé, no había ninguna otra palabra que describiera la forma en la que repentinamente todos los recuerdos fueron a mi mente y me enloquecieron al punto de dejarme al borde de una desesperación histérica. Recordaba a Achilles contándome su estúpida historia de vida, el encierro y la preocupación que me carcomía, incluso el frío que helaba hasta mis huesos mientras la humedad iba ganando cada parte de mi cuerpo.
Intenté dar una profunda inhalación mientras abría los ojos pero el aire pareció atascarse en mi garganta, la mascara hacía presión sobre mi rostro y la luz demasiado brillante lastimaba mis ojos. Levanté mi mano izquierda intentando quitarme la máscara y todo resultaba completamente inútil, tenía cada superficie cubierta por vendas que me impedían la movilidad.
Me sentía atrapada, herida, desesperada.
Entré en pánico, mis ojos se llenaron de lágrimas ante la desesperación de no poder quitarme la máscara, de no poder acomodarme en la molesta cama y de ni siquiera tener noción de donde era que me encontraba. Solté chillidos desesperados mientras mi garganta escocía y el aire parecía no llegar, incluso cuando el oxígeno estaba directamente sobre mi rostro.
-¿Qué haces? -No pensé en quien me hablaba o mejor dicho no me importaba quien era-. ¡Jazzlyn, cálmate! ¡Enfermera!
Sentí como tomaban mis brazos y los pegaban a la cama como si mi voluntad e insistencia a moverme no fueran tomadas en cuenta. Moví mi cabeza hacía los lados mientras rompía en un llanto desgarrador, me encontraba perdida, no sabía que sucedía, o como había llegado allí. El último pensamiento que había tenido era estar en un hospital, hablando con Bastian pero aquello parecía ser un sueño lejano. No recordaba que mi cuerpo se sintiera tan incapacitado, aún menos aquel dolor desgarrador me dominaba.
-¡Jazzlyn! -Escuché la voz de mi madre y aquello pareció provocarme una paz interna que por mi misma era imposible que encontrara. Sentí sus pensamientos fluyendo a mi, intentando calmarme y hacerme consciente de su protección dispuesta a mi-. Cariño, calma, estas bien. Estamos en casa, debes calmarte.
Dirigí mis ojos a los suyos y pude ver como las lágrimas rodaban por sus mejillas aún cuando en sus labios había una sonrisa, podía ver el alivio que la invadía al verme consciente. Quitó la máscara de mi rostro y me incitó a dar profundas respiraciones que tomé con calma siguiendo el ejemplo que ella me daba.
Me sentí una niña pequeña cuando ella se sentó en el borde de aquella cama y limpió mi rostro de lágrimas.
-Escucha atenta ¿vale? -No hablé, pero no era necesario-. Te trasladamos del hospital hace unas horas pero estuviste días en cuidados intensivos. Presentaste numerosas arritmias, estuviste rozando el paro cardíaco. -Me dispuse a hablar, cuando me interrumpió-. No quiero esfuerzos, estrés ni acciones estúpidas. Estuviste muy delicada Jazzlyn, y por alguna razón saliste de todo aquello como si tuvieras un ángel guardián y viendo todo lo que sucede, no seria capaz de dudarlo.
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Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...