Capitulo treinta y tres :

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Narra Jazzlyn :

La habitación contaba con una leve brisa justo en la mañana. No había frío y aquello era algo que agradecía pero si podía sentir la brisa rozando mis piernas provocando que, inconscientemente, todo mi cuerpo tuviera escalofríos.

No sabía ni que hora era pero no me quería levantar, tan solo unos minutos en la cama valdrían la pena. Aunque todo valdría la pena cuando sabía que ese día comenzaban a llenarme de información.

Información útil.

-Hey, nena. -Sentí la puerta del baño cerrarse y después sus pasos sobre la alfombra del suelo. No demore en comprender que eso era a propósito, Bastian jamás era tan ruidoso-. Vamos, muñeca. No me gusta ser quien arruine tus sueños.

Vaya, Bastian era considerado por la mañana.

Gire sobre mi cuerpo hasta que mi espalda toco el suave colchón y después de tallar mis ojos con ambos puños fui capaz de abrirlos.

Bastian se equivocaba porque a partir de ese momento mi único sueño es despertar y que el estuviera con solo esos jeans colgando de sus caderas. Si es posible, que tuviera menos ropa.

-Supongo que un plus sería que tu la quitaras ¿no? -Lo vi sonreír mientras se inclinaba sobre mi, la palma de sus manos apoyándose en el colchón. Justo al lado de mis hombros-. Tus pensamientos tentarian a cualquiera.

Y aquello sería peor si yo pudiera leer los suyos.

-Tu así tentarias a cualquiera -respondí, permitiendo que la yema de mis dedos recorrieran el contorno de los músculos que cubrían su abdomen-. No me molestaría que me despertaras así. Y hablo completamente en serio.

-Ya calla. -Sus rodillas habían sido acomodadas a cada costado de mis caderas mientras su rostro se acercaba al mio de forma lenta y tortuosa.

Bastian sabía que me tenía donde el quería, y se aprovechaba de aquello.

Sus dientes tomaron mi labio inferior para tirar de este levemente. Un pequeño gruñido salió de sus labios.

El no podía hacerme aquello, Era una tortura... Una tortura que se disfrutaba bastante.

-Tus labios tienen el sabor de la fruta de ayer, ¿como diablos paso eso? -pregunto mientras estallaba sus labios con los míos, queriendo saborear cada centímetro de mi boca-. Esto me gusta, debemos comprarte chicles de fruta.

Me reí sobre sus labios mientras su barba me hacía cosquillas en la barbilla. Rodee su cuello con mis brazos mientras dejaba que mis dedos se deslizaran por su cabello mojado.

-¿Ahora seras tan cliché que dirás que mis labios saben a cereza o fresa? -pregunte entre risas mientras lo veía ladear su cabeza justo antes de ir a mi cuello y comenzar a dejar besos húmedos allí.

Donde dijera lo de sabor a fresa o cereza iba a matarlo por ser tan cliché. Aveces era complicado que leyera tanto libro.

-Tus labios tienen sabor a uva y ¿Adivina que? Eso me gusta mas que la cereza y la fresa juntas. -Sus dientes mordieron mi piel levemente, queriendo avisar que allí abría una marca y lo supe en cuanto sus labios comenzaron a chupar allí.

-¿Acaso necesitas marcarme? -Quito su rostro de mi cuello mientras me sonreía como si el supiera cosas que yo no.

-Por mi ya tendrías una camiseta que dijera "mi novio celoso es un ser oscuro que puede matarte sin que lo notes" y justo debajo "propiedad de Abaddon".

-¿Y yo podría hacerte una camiseta? -pregunte, queriendo ignorar la forma en la que sus caderas se habían movido.

Aquello. Era. Una. Tortura.

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