Capitulo quince:

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Narra Jazzlyn :

Moví mis pies incómoda mientras entrábamos a un hotel que parecía a punto de caerse sobre nosotros y llenarnos de arañas...Arañas las cuales parecían estar en cada rincón de la sala principal donde estaba la pequeña recepción que simplemente era un escritorio viejo con un cartel hecho de cartón. Dicho cartel estaba escrito con marcador permanente y, lo más patético, era que habían escrito "resepcion" y si, lo habían escrito mal.

Solo quería salir corriendo de ese lugar pero temía que las arañas decidieran irse conmigo.

—¿No hay otro lugar que hayas visto? —pregunte en un susurro mientras esperábamos que alguien decidiera a aparecer en la recepción.

—No comiences otra vez. —Su susurro fue más bajo pero firme que el mío—. Hemos recorrido todo este estúpido lugar y no había otro así que cierra la boca.

Era sorprendente la forma en la que Bastian parecía cambiar sus actitudes. Hace menos de unas dos horas me había intentando calmar sin importar cuantas veces debió pedirme que lo escuchará y en momentos como esos, donde estaba dispuesta a escucharlo, el solo hablaba entre dientes como si yo fuera su grano en el trasero personal y hubiera aparecido solo para fastidiar su existencia.

—¿En serio te has comparado con un grano en el trasero? —Volteo a verme mientras mordía su labio, incapaz de contener una sonrisa burlona—. Jamás tuve un grano en el trasero, no que yo recuerde pero créeme, si has llegado para fastidiar mi existencia.

—Tu me recuerdas al grano que me salio en la frente el día que tuve el baile de graduación —solté sin pensar —. Era extremadamente visible, incómodo y sólo me recordaba lo patético que era. Tu eres igual, insoportablemente visible, incómodo y me haces sentir que en otra vida fui una perra para tener que soportarte en esta.

—Si en esta ya eres una perra no me imagino en la anterior. —Abrí mi boca más que indignada y dispuesta a replicar cuando, de una puerta que parecía necesitar una limpieza de vidrios con urgencia, apareció una mujer adulta.

Vi a la señora caminar encorvada mientras una mano se apoyaba en la zona baja de su espalda.

—¿Qué habitación quieren? —pregunto sin siquiera levantar su rostro mínimamente para vernos—. No tengo toda la noche.

¿Que diablos le ocurría a esa señora? Perfectamente podríamos robarle hasta la ropa interior y estaba segura que no dirigiría sus ojos en nuestra dirección.

—Las habitaciones con baño que tenga y...—Fui interrumpida con rapidez.

—Solo hay una libre y es la matrimonial. Estamos esperando que vengan a fumigar las demás habitaciones.

¿Qué clase de hotel era ese? Ni siquiera tenía lo suficiente para estar habilitado porque sin duda eso era un asco. ¡Ni siquiera contaba con la higiene suficiente para estar habitado!

—Creo que va a ser mejor pasar la noche en el auto y... —Bastian coloco una mano en la zona baja de mi espalda y presiono con toda la fuerza que le fue posible de una manera disimulada.

No sabía porque disimulaba cuando a la anciana le parecía más interesante el suelo que nuestra presencia frente a ella.

—Tranquila, cielo. Será mejor quedarnos aquí e intentar descansar —dijo intentando sonar como sugerencia cuando era una clara orden—. La queremos.

¿Cielo? ¿desde cuando Bastian tenía sobrenombres cariñosos para mi? Generalmente solo era la idiota que chocaba personas o intentaba embestir puertas y si, jamás superaría eso.

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