Incierto: Epílogo.

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Narrado por Jazzlyn:

La noche caía fría y tajante en Wisconsin cuando llegamos a aquel campo despejado por completo a excepción de un coche oscuro que pasaba bastante desapercibido si no mirabas con atención.

Me sentí estúpida en cuanto me di cuenta que había creído con firmeza que bajaríamos a pocos metros de una prisión donde llamar la atención hubiera sido un acto suicida. No le comenté esto a Agramon mientras me ayudaba a bajar del helicóptero y decidí que omitir opinión era lo mejor, de alguna manera Bastian y sus malas costumbres vinieron a mi mente. 

Detrás de nosotros Corban bajó con una elegancia que me parecía inhumana, la distancia al suelo no creaba un problema para él algo que quisiera decirlo o no, envidiaba. A mi me costaba poner un pie detrás de otro sin tropezar y crear un desastre.

—Pedí que mandaran un coche —dijo Agramon mientras se sacaba su gabardina negra y la tendía hacía mi. El abrigo que había llevado parecía no ser suficiente para aquel frío cortante—. Estamos entrando en invierno Jazzlyn, deberías abrigarte mejor.

Lo miré sin dar crédito a lo que oía y lo oí suspirar antes de que volviera a empujar la gabardina que sostenía en mi dirección. Su rostro me aseguraba que protestar no era una opción y tiempo para comenzar un repertorio de quejas no había, así que acepté a regañadientes. 

—¿Acaso tú y tu primo se turnan para regañarme? —Lo vi poner los ojos en blanco mientras ataba el cinturón y colocaba mis manos en los bolsillos espaciosos—. ¿A cuanto estamos de la prisión?

—Poco más de veinte minutos. —Agramon se acercó y rodeo mis hombros cuando el helicóptero se elevaba para volver a su punto de partida—. ¡Vamos!

El viento pareció mantener aislada mi mente por unos segundos mientras me preocupaba únicamente de alejarme de aquel helicóptero y refugiarme en aquel coche que nos llevaría al infierno terrenal. El campo en el que parecíamos estar era demasiado tranquilo y era un espacio libre donde cualquiera con una buena vista podía notar movimiento. No era bueno ser un blanco fácil, tampoco lo era llamar la atención con un helicóptero y un coche que brillaba igual que uno nuevo.

Cuando el helicóptero estuvo a una moderada distancia nosotros íbamos en la mitad de nuestro camino al coche por lo que con una seña le indiqué a los dos hombres que me siguieran, y me largué a correr. Quería llegar, no perder el tiempo en aquel lugar cuando Bastian podía haberse metido en problemas.

Otra vez.

—¿Tienes las llaves del...? —Las puertas del auto se abrieron sin necesidad de que siquiera colocáramos un dedo sobre las mismas. Fue inevitable mirar fastidiada a Agramon—. No hagas eso.

Llevaba un año junto a hombres oscuros pero no por eso me acostumbraba a las habilidades que poseían.

—Es parte de lo que soy, soñadora y desde luego no me reprimiré como Bastian. —Lo vimos tomar el lugar de conductor y estirar el cuello en nuestra dirección sin comprender que esperábamos—. ¿Quién va como acompañante?

—Te toca el asiento de atrás. —Entré en el coche sin dejarle a Corban ninguna opción de protesta y me coloqué en cinturón mientras lo veía subir—. ¿Estas seguro de querer ir, Corban?

Voltee todo lo que le cinturón me permitió para verlo y me sorprendió la forma en la que sus ojos claros ya estaban sobre mi. Era un chico que lograba llamar la atención por su personalidad pero principalmente por aquellos ojos tan transparentes que parecían dejarme cautivada cada vez que lo veía. 

Sabía que nuestro color de ojos era muy similar pero era aún demasiado reciente la entrada de Corban a nuestras vidas y sus gestos o acciones aún lograban tomarme con la guardia baja.

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