Capitulo veintiocho:

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Narrado por Jazzlyn:

Sentía que si me movía demasiado me quebraría o mi cuerpo comenzaría a desintegrarse de a poco. Lo cierto es que todo parecía dolerme y solo quería hacer algo para anular el dolor. Quería algo que me hiciera sentir mejor.

No sabía cuantas horas llevaba durmiendo pero lo cierto es que no podía contener más las ganas de removerme así que lo hice notando que unos brazos me mantenían sujeta por la cintura de forma que, la idea de removerme, resulto aún mucho más dolorosa de lo que creía.

Abrí los ojos encontrándome con una habitación totalmente oscura pero aún sentía esa familiaridad que me hacía estar segura de que aún nos encontrábamos en el hotel algo que parecía ser bastante bueno.

—Bastian. —Me asombro lo afónica que me encontraba por lo que sabía que seguramente no me escuchara con claridad así que estire la mano y moví levemente su hombro—. Bastian.

—¿Jazz? —Lo vi abrir los ojos mientras con cuidado quitaba los brazos de mi cintura—. ¿Qué le sucede a tu voz?

Lo cierto es que ni yo lo sabía.

—No te ves para nada bien. Espera que encenderé la luz —dijo sin darme oportunidad a replicar. Lo vi bajar de la cama con tan solo un salto y apresurarse a encender la luz logrando que la luz me encandilara por unos segundos—. Joder.

—¿Estoy muy mal? —pregunté en un hilo de voz. Lo vi hacer una mueca mientras se acercaba a mi y tomaba mi rostro entre sus manos—. Me siento mal. Me siento muy mal.

—Lo sé, nena. Créeme que lo sé. —Lo escuche suspirar mientras apoyaba sus labios en mi frente pero se apartaba con rapidez—. Estas con mucha fiebre, Jazz.

—No puedo enfermarme —dije mientras sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas—. No podemos retrasarnos.

Lo cierto es que sentía unas ganas tremendas de llorar y ni siquiera era capaz de contenerme. Había pasado por muchas cosas hasta el momento y tener que detenerme porque me encontraba enferma me parecía lo más estúpido del mundo. 

Era patético pero en esa situación yo me sentía patética.

—No eres patética. —Intento sonreír mientras dejaba un beso sobre mis labios—. Tú no eliges enfermarte y se cuanto empeño le estas colocando a esto. 

—No puedo continuar demasiado si estoy así. —Carraspee mi garganta antes de continuar—. Y no podemos quedarnos aquí mucho tiempo.

—Es cierto, no podemos. No aquí. —Tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos—. Tengo un conocido que me debe mucho y sé que tiene una casa en un estado cerca de aquí. Le llamaré y le pediré que nos deje quedarnos allí. Será una parada que debemos hacer si queremos que continúes como hasta ahora pero deja de pensar que eres patética porque tu harías esto por cualquiera de nosotros.

—¿Me prometes que no serán mas de un par de días? —Quería hacerme un ovillo en la cama y llorar por lo miserable que era pero sabía que no podía viajar así. 

—Te prometo que solo estaremos allí hasta que te recuperes y luego seguiremos con nuestro viaje a Grecia pero no podemos movernos por todas partes cuando tu estás así. 

Asentí antes de soltar un suspiro.

Lo cierto es que me dolía la cabeza y respirar comenzaba a ser cada vez más complicado así que sin decir nada me ayudo a colocarme de pie para caminar hasta el baño.

—Me llamas apenas termines de ducharte, no quiero que hagas ningún esfuerzo ¿te queda claro? Porque si capto que estas haciendo algo que no deberías vendré aquí y tiraré la puerta abajo sin importar que estés desnuda.

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