Narrado por Bastian:
Mi cuerpo dolía aún cuando no había razones para que lo hiciera. Me estaba cuidando, nada de entrenamientos excesivos, nada de locuras innecesarias pero aún así podía sentir como mi cuerpo dolía con cada movimiento. No quería que mis músculos hicieran su contracción habitual aún cuando sabía que era un reflejo imposible de contener. Mi cabeza parecía recibir punzadas costantes mientras que mis parpados se sentían pesados, incluso cuando no lograba conciliar el sueño.
Me moví en la cama intentando encontrar una posición levemente cómoda donde lograra al menos aliviar una parte de aquel molesto dolor pero resultaba algo imposible, un desafio de otro mundo. Dirigí mis ojos al reloj de pared que había a mi izquierda para ver que eran las cinco de la mañana, y que me tenía que levantar en menos de media hora.
Sabía que las cosas se iban a poner difíciles en cuanto decidí que no me llevaría ninguna vida más pero aquel dolor, aquella sensación de que cada movimiento prendía fuego mi cuerpo, me hacía considerar salir allí y hacer lo único que me habían enseñado a hacer durante toda mi vida. Había crecido sabiendo que mi único objetivo era quitar inocentes de mi camino y para aquello no tenía opción, era una necesidad tan grande como respirar.
Cerré mis ojos con fuerza mientras tomaba un respiro profundo. Tensione mi mandibula en cuanto un ardor insoportable invadió mis pulmones. Recordaba la razón por la cual no corría fuera y saciaba mi necesidad pero ni eso parecía ser suficiente.
Jazzlyn siempre había tenido razón y sabía que posiblemente ella siempre la tendría. Veía el mundo muy diferente al resto de las personas y en vez de protestar y quejarse de lo mierda que era, ella hacía pequeños cambios que marcaban la diferencia. Tal vez ahí estaba la clave, cambios. No importaba cuanto me quejara de que mi vida era una desgracia porque podía hacer cambios en vez de solo replicar. La clave es aplicar los cambios en el momento y no dejar nada para el día siguiente porque jamás sabrás si tú tendrás día siguiente.
Sentí la puerta de la habitación abrirse y mis ojos fueron allí con rápidez. Mi instinto me hizo estirar la mano en dirección a la pistola que ocultaba debajo de la almohada para que segundos después la misma estuviera en mi mano.
En ese momento noté que el dolor me invadia a tal punto que no sentía la presencia de la persona por lo cual estaba en desventaja pero cuando vi que era Belial solo solté un suspiro, por primera vez aliviado de ver a un oscuro.
—¿Acaso no te has cuidado como es debido, Abaddon? —Deje la pistola a un lado mientras reunía fuerzas para sentarme—. Te ves mal, enfermo. ¿Qué pasa?
—No he cazado en tres semanas, me estoy volviendo loco —dije mientras tiraba de mi cabello—. Se que no debo hacerlo pero es una necesidad, me esta matando.
—¿Qué diablos sucede contigo? ¿Acaso estas buscando la muerte? Porque si es así la encontrarás pronto.
Sabía que Belial tenía razón pero no podía solo ignorar la decisión que yo mismo había tomado. Estaba intentando hacer las cosas bien y eso incluía hacer lo que creía tecnicamente correcto. Quitarle la vida a alguien que no lo merece en lo absoluto no lo es y era capaz de verlo, Jazzlyn me había ayudado a hacerlo. Tal vez se trataba de mi propia sobrevivencia pero podía buscar opciones, podía observar mi alrededor en busca de más salidas y estaba dispuesto a hacerlo.
Algunas veces la salida fácil no es la única salida, tampoco la correcta.
—Estoy buscando otra alternativa.
—Hacemos esto para sobrevivir, Abaddon —respondió y pude ver como comenzaba a enfadarse conmigo—. Diablos, ¡mirate por un momento! ¡Estas muriendo de a poco tan solo por un capricho!
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Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...