Capitulo veintiséis:

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Narrado por Jazzlyn:

—¿Cuando diablos me devolverá mi lugar? —preguntó un Bastian bastante enojado que claramente se dirigía a mi.

Lo cierto es que no había tomado venganza pero si había pedido a Roger que se sentara como acompañante porque tener a Bastian sentado a mi lado solo me haría perder la tranquilidad con la cual estaba tomando la situación y no quería eso.

—Cuando se me antoje y por ahora no tengo prisa así que cierra la boca o mejor aún, toma ese café antes que vayas a quemarte.

Podía sonar como un reclamo y así estaba intencionado pero ciertamente quería que el evitara quemarse, por más idiota que haya sido su actitud.

—Me he disculpado más de una vez pero no he escuchado ninguna disculpa de tu parte. —Y no la escucharía—. Me enfada que seas muy madura para algunas cosas pero no para otras. También tu te excediste de los límites.

—¡Fue una broma! —exclame sin poder creer que siguiera con el mismo tema—. Me desperté y te vi abrazado a Roger y lamento decirte que me causo gracia. No deberías juzgarme por querer llevar un ambiente más cómodo entre nosotros cuando ni siquiera sé hasta cuando debamos estar corriendo de un lado a otro.

—Jazz...

—No me intentes interrumpir ahora, Bastian. —Lo miré por el espejo retrovisor y negué con la cabeza—. Lo mío fue una broma, lo tuyo fue un coqueteo descarado.

—Estaba enfadado, no estoy acostumbrado a las bromas. —Vi como comenzaba a preocuparse por aquello que había sucedido y no quería hacer las cosas fáciles para tampoco me parecía justo en la situación que el me estaba dejando—. Deten en coche, vamos a hablar.

—Los espero aquí, siendo invisible como hasta ahora.

Miré a Roger intentando disculparme con la mirada mientras estacionaba el coche y sin dudar salía fuera para caminar varios metros dentro del bosque que había a un lado.

—Ven aquí —dijo por lo que voltee a verlo pero antes de que pudiera comprender sus labios estaban sobre los míos como si no me hubiera besado en lo que parecían ser siglos pero sabía que esa necesidad no era simplemente por eso.

Esas eran las disculpas que el no sabía como decir. Esa era su manera de decirme que no quería hacerme daño. Esa era su manera de transmitirme todo de una forma que nadie más que nosotros pudiera entender.

Apoye mis manos sobre las suyas que sostenían mi rostro y me aparte de él justo cuando capturaba mi labio inferior entre sus dientes. Quería seguir con el beso sin duda pero las cosas no se arreglaban así, no siempre.

—De donde vengo las bromas son consideradas burlas y siendo quien soy, llevando el nombre que llevo, jamás pude permitirme bromas —susurró sobre mis labios sin permitirme hablar—. No pretendo que lo comprendas pero estas son mis explicaciones. Me lo tome demasiado en serio porque estoy acostumbrado a esa vida, no a una donde una broma es solo para divertirse.

Me sentía una estúpida.

—No debes sentirte así cuando eres la más madura de nosotros dos en estas circunstancias. —Soltó un suspiro mientras sus ojos se enfocaban en mi—. Te reclame desde el comienzo y te hice pasar un mal momento cuando tu desde el comienzo intentas arreglas las cosas entre nosotros. No debí coquetear con esa chica y lo lamento pero lo hecho, hecho esta y no puedo hacer nada más que disculparme.

—¿Podrías la próxima vez simplemente hablar conmigo? A diferencia de ti yo no puedo ver tus pensamientos como si fueran un libro abierto, no puedes pretender que sepa tus razones.

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