Incierto: capitulo nueve

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Narrado Bastian:

Mis ojos recorrieron el lugar incluso cuando mis parpados me rogaban un descanso, parecía que estaba al borde de la inconsciencia pero una parte de mi me matenía alerta. Dormirme no era una opción, aún menos cuando sabía que el dolor de cabeza me seguiría incluso en sueños.

Me preocupaba saber donde estaba Jazzlyn o con quien estaba. No lograba confiar en nadie más que Agramon allí y sabía que él la cuidaría pero también había creido que yo era capaz de hacerlo y el encontrarme encadenado a una cama demostraba que no era tan invencible como creía.

Deje escapar un siseo cargado de dolor antes de cerciorarme nuevamente de que la puerta estuviera cerrada. Estaba sintiendo que mi cuerpo se desgarraba constantemente, me costaba respirar y no quería ni intentar moverme pero ni ese dolor detenían los recuerdos que me había esforzado por bloquear durante tanto tiempo.

No estaba orgulloso del hombre en el que me había convertido pero era consciente de que todo lo habían iniciado ellos. Ellos no habían tenido suficiente con un soldado pulcro. Ellos no habían tenido suficiente con ver que tan solo era un niño.

Ellos no habían tenido suficiente y luego, fui yo quien no se conformaba.

No podía culparlos, no podía culpar a nadie más que a mi mismo. No importaba la mierda que ellos me habían tirado, siempre había tenido la posibilidad de levantarme y seguir enfocado en mi trabajo pero al final del día sabía que no podía hacerlo.

Ellos querían un hijo de puta y yo les había demostrado que tan hijo de puta podía ser.

Carraspee mi garganta intentando ignorar la deshidratación que comenzaba a tener porque al final, era uno de los tantos factores peligrosos que tenía allí. Sabía que perdería la cordura pronto si no salía de allí, sabía que los recuerdos podían destrozarme pero también estaba el saber que podía morir de hambre o evidentemente, de deshidratación.

Zaira me quería vivo pero sin duda le gustaba verme sufrir.

Ladee la cabeza intentando quitar su nombre de mis pensamientos pero no pude hacerlo e incluso no pude evitar el primer recuerdo que tenía de ella.

Quité la caja que había debajo de mi cama mientras comenzaba a desabotonar la camisa que me obligaban a usar incluso cuando comenzaba a quedarme pequeña. Sentía que la tela presionaba mis hombros mucho más de lo normal al igual que mis brazos pero había cambiado de uniforme meses atrás, estaba prohibido cambiarlo más de una vez al año.

Problemas de presupuesto, me respondían.

Apoyé la caja junto a mi en la cama mientras me quitaba la camisa y observaba las manchas de sangre que había en la misma al igual que tajos que no podría reparar. Eso me dejaba en la única opción de usar alguna camisa vieja, incluso cuando me iba a quedar peor que esa.

No esperaba que al entrar a casa mamá comenzara a lanzarme cosas sin siquiera darme la oportunidad de cubrirme. Sentía la sangre corriendo desde la herida que tenía en el pómulo pero nada se comparaba al dolor que pulsaba en aquellas heridas sobre mis costillas del lado izquierdo.

Sabía que podía tener una fisura, sabía que podía ser algo más que unas simples heridas pero no podía ir a la enfermeria a media noche cuando todos sabían que yo había salido completamente sano del entrenamiento de ese día. La gente no era estúpida, escuchaban y veían pero no por eso iba a pedirles ayuda. Aquel era mi problema, mi madre era mi problema.

Tomé una botella pequeña de alcohol para luego abrirla y sin dudar, volcar todo sobre las heridas. Mordí mi puño mientras sentía que todo mi costado ardía pero no podía gritar, ya no era un niño. No iba a demostrar el daño que me hacía.

OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora