Narrado por Jazzlyn:
Si bien comprendía que no me llevarían a un hotel al llegar tampoco esperaba que me llevaran a una propiedad privada de miles de kilómetros cuadrados donde cada dos metros había un guardia con un arma que con solo presionar un gatillo podía mandarme a la otra vida.
Lo cierto es que me desperté dentro de un coche que no reconocí como nuestro con Agramon y Bastian a cada lado de mi, como si no fueran capaces de dejarme sin vigilancia ni aunque estuviéramos con los que se supone, nacieron para proteger a las soñadoras del mundo.
Aunque me hacían sentir más anormal de lo que la gente me hacía sentir usualmente.
—Estamos llegando —dijo Achilles—. Estoy seguro que hablarán ingles para que entiendas, soñadora.
—Espero que lo hagan porque no tengo noción de como hablar su idioma.
—Yo lo entiendo. —Miré a Bastian esperando que continuara—. La mayoría de nosotros sabe varios idiomas antiguos, tanto el latín como el griego están dentro de esos idiomas.
—¿Algo más que deba saber de ti? Porque cada día me sorprendes más. —Sonrió de costado pero dirigió su mirada hacía la ventana así que miré a Agramon sabiendo que el no se callaría nada.
Al menos sabía que Agramon soltaba todo aquello que Bastian no quería.
—Tiene una de las memorias más brillantes que verás en tu vida —dijo sin titubeos—. Abaddon puede recordar años, significados, definiciones, diálogos o simplemente cualquier cosa que el desee recordar. Su mente es como una maquina sin limite que registra todo con extrema precisión.
—¿Estas bromeando conmigo? —Sin duda, mi novio no era cualquier hombre pero vamos, como si yo fuera cualquier mujer.
Eso de las capacidades estaba aumentando mi ego a pasos agigantados.
—¿Tu novio se llama Abaddon? —Miré a Achilles sin comprender que diablos importaba aquello—. ¿Siquiera sabe quien era Abaddon, somniatore?
—Sé que se lo define como destructor en el libro del Apocalipsis. —Lo vi asentir—. También sé que es considerado el ángel de la muerte y el rey de todos los seres encargados de atormentar a la humanidad.
Quedo en silencio pero aún sin despegar sus pensamientos de mi, intentando ver como decir aquello sin sonar lo suficientemente brusco como para que exigiera bajarme de aquel coche pero lo cierto es que cuantos más rodeos diera más ganas tendría Bastian de asesinarlo.
No podía creer que Achilles estuviera siquiera considerando aquello.
—Te aclararé algo, labios del pecado —soltó Bastian con brusquedad y no necesite preguntar si había visto lo mismo que yo—. Si fuera la reencarnación de Abaddon la humanidad estaría siendo mi show humorístico en este preciso momento porque si tienes que tener miedo de mi justo ahora, deberías esconderte bajo tierra si fuera el Abaddon que tu crees. ¿Eres siquiera capaz de entender eso?
Estaba disfrutando de aquello cuando vi que, frente a nosotros, algo parecido a un cerro con casas que parecían estar una sobre otra se encontraba a pocos kilómetros.
¿Qué diablos estaba sucediendo con mi vida? Solo había visto casas así en las películas.
—No son casas, Jazz —dijo Bastian, luciendo por un momento tan sorprendido como yo—. Es una fortaleza.
—Es nuestra propia fortaleza —dijo Achilles, lleno de orgullo—. Contamos con guardias cada dos metros alrededor de todo el perímetro, más de cien francotiradores vigilando todo el tiempo al igual que los sensores de calor que se activan cuando el sol comienza a bajar. Cámaras infrarrojas cubren cada lugar que ven allí delante y muchas medidas más que no tengo demasiado tiempo de explicar mientras llegamos a la entrada más cercana, justo a un kilómetro.
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Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...