Narrado por Jazzlyn:
Aparté un mechón de mi cabello e intenté mantener las emociones controladas. Quería bajar de ese Jet, marcarle a Bastian y gritarle un enorme "¡te lo dije, idiota!" pero sabía que si lo hacía no solo conseguiría que Bastian colapsara nuevamente, sino que también Agramon me asesinara y tirara mis restos por donde fuera más conveniente.
¿Por qué Belial no se lo había dicho antes de morir? ¿No quería que Bastian pasara por esa situación otra vez o tan solo no tuvo la valentía para enfrentar sus propios actos? No lo sabía, pero lo que si sabía, es que Bastian lo pasaría muy mal cuando lo supiera.
—Se lo diré yo —afirmé y quité el cinturón que me sostenía al asiento—. Diablos, todavía tengo que pensar en como se lo diré.
Quería levantarme y llamar a Naya, la azafata de el jet, para que me diera algo para tomar, tal vez ella tuviera vodka, pero cuando planee levantarme sentí la mirada de Agramon clavada en mi. Sus ojos imponentes me exigían tomar asiento otra vez por lo cual, aunque quise negarme, obedecí.
No importaba cuanto quisiera negarlo, si Agramon me daba aquella mirada autoritaria era porque algo para nada lindo saldría de sus labios y con antelación estaba intentando prepararme.
—No le dirás nada —afirmó y lo miré sin creerme sus palabras—. No hay nada que debas decirle, aún no puede enterarse del resultado de estos análisis.
—¿Pero que diablos dices, oscuro? —No interrumpí a Jaden, yo quería saber lo mismo.
No me creía que Agramon estuviera tan contradictorio conmigo, generalmente solo asentía y ambos nos hacíamos cargo de la situación pero ese día, él solo parecía querer imponer su opinión sobre la mía.
No me gustaba.
—Créeme que no tengo ningún problema contigo, Jaden, pero esta conversación es exclusivamente con tu hermana. —Agramon se levantó de su asiento y ladeo la cabeza en dirección al dormitorio del jet —. Levántate, tenemos que hablar a solas.
—¿Qué diablos está mal contigo? —Me levanté y levanté mi mano interrumpiendo a mi hermano que, siendo cortado por la misma tijera que yo, ya planeaba enfrentar a el oscuro—. No soy TU súbdita, tu inferior, o como diablos quieras decirle. Si quieres que alguien te obedezca ve a dar ordenes a otra parte, no aquí.
Todos guardaron silencio, ninguno de los presentes era capaz de interrumpir el momento tenso entre Agramon y yo, incluso podía decir que era la primera vez que nuestras posturas se veían a la defensiva frente al otro desde que eramos amigos. No quería chocar de aquella forma con Agramon, le tenia demasiado aprecio como para sentir que él también se alejaba, pero frente a cualquier persona estaba mi personalidad dependiente. No iba a dejar que alguien me ordenara cosas como si yo no pudiera tomar decisiones por mi misma.
—¿Por qué siempre eres tan altanera? —preguntó entre dientes—. Vamos, tenemos que hablar.
—No me lo digas como si estuviera obligada a obedecerte —dije para ver como ladeaba la cabeza, se estaba comenzando a enfadar—. Date cuenta que esto es un equipo, y te aseguro que encantada discutiré sobre esos resultados contigo.
Apretó sus labios en una fina línea y apartó su mirada de mi. En ese mismo momento me sorprendí cuando Aria estiró la mano, y le dio un azote en el trasero.
¿Qué diablos? Tuve que apretar los labios juntos para retener la risa.
—Anda, cielo, pídele que vaya contigo de forma decente.
Agramon la observó con los ojos abiertos antes de que los mismos se llenaran de calidez. Aria no era cariñosa, pero cuando lo era, podía derretir el corazón de cualquiera.
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Oculto
FantasíaTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...