Narrado por Bastian:
Abrí mis ojos en cuanto me sentí más estable, podía asegurar incluso que el incorporarme no me costaría tanto como lo hacía con anterioridad. Estaba recuperandome de todo aquello y necesitaría tiempo, pero la inconsciencia ya no era un problema para mi.
Detestaba a Corban por haber llevado a aquella mujer inocente para el sacrificio pero comprendía medianamente que mi vida ya estaba peligrando lo suficiente y que él había tomado la decisión que había sentido correcta. Le debía mi vida en cierta manera, pero no era algo que fuera a agradecer en voz alta. No era mi estilo, aun menos con alguien como Corban.
El podía seguir creyendo que lo odiaba, porque aún había una pequeña parte de mi que lo hacía. Él era más importante de lo que me gustaría, principalmente para Jazzlyn.
La puerta blindada se abrió y no levante la guardia, ni siquiera sentí una mínima preocupación. Había percibido a el puro, había estado viniendo por días siempre a la misma hora, no necesitaba contar con un reloj para saber que su visita diaria se había adelantado.
No, algo no estaba bien. La preocupación que lo invadía me decía lo suficiente.
—¿Qué sucede? —Mi pregunta fue concisa, incluso más dura de lo que él esperaba con el tiempo que llevaba alrededor de mi. Lo lamentaba, pero tendría que acostumbrarse a los oscuros con mayor rapidez.
—Han traído a la pura. —Me incorporé mientras lo escuchaba, no me estaba mintiendo. Era Jazzlyn, no podía permitir bajo ningún medio que le hicieron daño—. Abaddon, no la he visto pero iré a verla en cuanto salga de aquí. No puedes arruinar lo que llevo planeando hace tiempo para sacarte de aquí, tienes que confiar en mi.
Me había encadenado otra vez pero eso no me impidió tirar de mi cuerpo hacia el frente mientras las cadenas cortaban mi piel y quemaban todo a su paso. No importaba el dolor, o todo lo que tuviera que enfrentar para sacarla de allí. Aquel había sido mi infierno personal y sabía con certeza el daño que podía provocar en una persona, no dejaría que ella atravesara por aquello.
—No confío en ti —respondí de manera brusca, podía sentir el enfado invadiendo cada parte de mi—. Tengo que sacarla de aquí, tú no comprendes.
—¡Reacciona de una buena vez, Abaddon! —Por primera vez lo vi enfadado—. Estas encadenado, encarcelado y la única alternativa que tienes es confiar en mi. Se que quieres cuidarla, puedo verlo pero no puedes hacerlo. Tú sabes que solo yo puedo ayudarla y eso es lo que más te enfada. Deja de engañarte.
No pude evitarlo, estaba demasiado enojado. Yo era el encargado de cuidarla, yo era quien tenía que protegerla de todo aquello pero no estaba a mi alcance, y eso era desesperante.
—No te acerques a ella —advertí—. No te acerques a ella o juro que te mataré en cuanto me quiten estas cadenas.
Tiro de su cabello corto antes de encogerse de hombros, le restaba importancia a lo que lo inquietaba porque sin duda veía el miedo que me tenía.
—Pues lo siento pero haré lo correcto tanto te guste o no. Voy a ayudarla, tu decides si le digo que el patán de su novio me ayudó o no.
No quería admitirlo, tampoco demostrarle lo impotente y celoso que él me hacía sentir pero era capaz de percibirlo de la misma forma en la que yo percibía sus emociones. Voltee mi rostro en dirección a la pared y deje escapar un suspiro cargado se rendición.
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Oculto
FantasiTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...