Narrado por Jazzlyn:
Algunas veces me era complicado diferenciar mis sueños, con los sueños que mi subconsciente debía mandarme. Sabía que algunos sueños se podían repetir de la misma manera en la que solían hacerlo aquellos que se cumplían pero algunas veces, las cosas eran obvias.
Podía soñar con un accidente repetidas veces, y aún así debería prestar atención para saberlo diferenciar de la realidad o no. Muchos de los sueños que yo consideraba normales los podía diferenciar porque al despertar, se iban de mi mente. Recordaba cosas muy superficiales y estúpidas que no me servían en lo absoluto pero, cuando algo era realmente importante, no podía quitarlo de mi mente.
Ahí era cuando notaba que no eran normales.
Los sueños cambiaban, en algunos me sentía participe, como si inconscientemente estuviera viviendo en un futuro alterno que intentaba advertirme de cosas que podían pasar y otras veces, me veía desde afuera. Podía verme a mi misma en aquel sueño, pero no podía cambiar mis acciones ni las decisiones que ya había tomado. Habían cosas que estaban fuera de mi alcance, y lograban frustrarme.
El sueño de aquella noche me desesperó por completo.
Estaba corriendo por el pasillo principal de aquella prisión mientras intentaba ignorar por completo el ácido que subía por mi garganta a causa de los miedos que querían ganarme. Los hombres gritaban desde sus celdas, me pedían que los ayudara mientras estiraban sus manos en mi dirección. No sabía que pasaba, no entendía porque esos hombres estaban ahí o cual era el fin de tenerlos en aquellas condiciones pero no quería que me tocaran, aunque me resultara imposible.
El pasillo era angosto, sus brazos estirados entre las rejas que los aprisionaban lograban llegar a mi y permitir que entre manotazos desesperados intentaran tomar mi ropa y detenerme para que los ayudara. Las emociones eran demasiadas, eran hombres oscuros y podía notarlo, pero no comprendía porque podían tenerlos retenidos de aquella manera. Tiré de mi cabello mientras giraba sobre mis pies mirando la situación, intentando encontrar una respuesta para aquella locura incluso cuando sabía, no me convenía detenerme por mucho tiempo.
—¡Soñadora! ¡Sácanos de aquí! —Estaban lastimados y sus voces sonaban rasposas, como si no hubieran ingerido un poco de agua en semanas—. ¡Corre! ¡El ángel del abismo ya esta aquí!
—¿El ángel del abismo? —pregunté buscando que alguien me respondiera pero todos gritaban al mismo tiempo y ninguno parecía escuchar lo que decía—. ¿Quién es el ángel del abismo?
El olor en aquel lugar era insoportable pero si observaba a mi alrededor lograba comprender porqué. El estado en el que estaban era insalubre, podía ver los hongos y el agua estancada en el suelo, seguramente hubiera hasta orina dentro de aquellas celdas pero a nadie parecía importarle, porque para quien estuviera ahí esos hombres no valían nada.
¿Quién diablos podía tener así a aquellos hombres? ¿Por qué me hacían sentir que desvaloraban sus vidas por completo?
Me acerqué al que parecía ser el más joven incluso cuando daba miedo la serenidad y la calma con la cual me miraba, como si supiera que era superior a mi y que me atemorizaba aún estando detrás de unas rejas que impedían que se impusiera frente a mi.
—¿Quién es el ángel del abismo? —El chico rió en mi rostro como si no diera pie a que fuera tan estúpida, sus ojos no se despegaron de los míos pero quería dejar de verlos, quería seguir corriendo y escapar de aquel lugar—. ¿Quién es?
Pareció detonar algo dentro de él porque golpeó las rejas y las sostuvo con ambas manos antes de soltar un grito de dolor. El material estaba quemando sus manos e incluso podía decir que estaban quedando destrozadas por completo pero él se aferró a las mismas y acercó su rostro al mío todo lo que le fue posible.
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Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...