Narrado por Agramon:
Tal vez mintiera si dijera que una parte de mi no se sintió mal al ver que la casa de Belial estaba reducida a una casa destrozada, por no decir que le faltaba muy poco para ser inexistente. No quería siquiera imaginarme como podría reaccionar cuando viera que la casa de sus padres había quedado arruinada a tal punto que pocas paredes quedaban aún de pie y no completamente derrumbadas como la que estaba frente a mi.
Intenté todo lo que me fue posible para avanzar por allí sin llamar la atención pensando en que jamás estaría completamente seguro de si alguien estaría viendo en mi dirección pero no lograba dar dos pasos sin que mi pie quedara atascado en alguna parte o simplemente sintiera que iba caminando sobre un campo repleto de minas.
Ser un estúpido ser humano normal y corriente no era justamente lo mio.
Baje mi mano logrando que los escombros que habían bajo mis pies comenzaran a juntarse y reducirse creando una superficie más plana y estable, justamente lo que necesitaba. Sacudí el polvo que habían juntado mis jeans y me encogí de hombros mientras continuaba caminando.
—Más vale que Bastian me compre unas buenas cervezas después de que encuentre su jodido culo.
Marqué el número de Jazzlyn en mi teléfono pero la llamada no sonó ni dos veces cuando ella me había cortado. Aparté el teléfono de mi oreja sintiéndome completamente extrañado por su comportamiento cuando no tenía duda de que era la más preocupada por saber la ubicación de el destructor pero Jazzlyn tenía reacciones impulsivas frente a cualquier situación que se le presentara por lo cual guardé el móvil y me dije a mi mismo que intentarlo después de algunos minutos no sería una mala opción.
Planeaba guardar mi teléfono cuando este sonó dejando paso a una llamada entrante de un número desconocido.
—Agramon al teléfono.
—Soy Belial —respondió este con voz grave, hasta parecía demasiado rasposa. No dudaba que estuviera pasándolo mal—. ¿Qué haces en mi casa, oscuro?
Miré a mi alrededor y no vi a nadie, tampoco sentía ninguna presencia ajena. Pensé en algún dispositivo que estuviera monitoreando pero por la forma en la que aquella casa estaba dudaba considerablemente que algún dispositivo pudiera mantenerse activo.
—¿Dónde diablos estas, Belial? —Pude escuchar un suspiro y supe que planeaba interrumpir por lo cual me senté sobre un escombro cercano, saqué un cigarrillo y lo encendí mientras me adelantaba—. No he tenido una relación directa contigo por lo que jamás tuviste la desgracia de conocerme pero lo último que sé de mi primo es que estaba seguro, en tu casa. No me importa quien diablos eres, iré por ti y no te gustará lo que puedo llegar a hacerte si él no aparece en las próximas 72 horas.
—Se nota terriblemente que no tienes ni idea de quien soy, niño estúpido —respondió soltando más mierda por la boca que un infante por el culo, me preguntaba si se animaría a decirme "niño estúpido" en la cara—. Por la única razón que aún no estas muerto es porque eres primo de Abaddon y por lo que veo te importa lo suficiente como para quitar la cabeza de tu culo por al menos un segundo.
Aquel viejo de mierda debía controlar sus palabras o me terminaría sacando de mis casillas. Tenía suerte de no estar dentro de mi campo de visión, realmente tenía suerte.
—¿Dónde mierda esta mi primo, Belial?
—Me llamo antes de contactarse con la condenada pura que ocasionó todo esto.
Tal vez tiempo atrás yo hubiera festejado que alguien tuviera las pelotas suficientes de hablar así de la pura protegida de Dios pero si había aprendido algo es que esa chica merecía más respeto que cualquier otra persona en el mundo y que, como si fuera poco, tenía protección de varios pero sin duda no era intocable solo por haber sido creada por la luz.
ESTÁS LEYENDO
Oculto
FantasyTan curiosa e ingenua que el irse de casa para buscar sus origenes suena increíblemente sencillo. Inmersa en un viaje repleto de vueltas que parecen no acabar jamás, chicos que conoce en la carretera, padres preocupados, cualidades encontradas y pes...