Capitulo once:

17.4K 1.1K 89
                                    

Narra Jazzlyn:

Cuando tenía cinco años comenzaron a explicarme porque era diferente a los otros niños. No entendía porque ellos no veían los pensamientos, ni el pasado, ni el futuro pero mamá siempre me dijo que era especial y papá...bueno, papá me dijo que era porque ser su hija era algo importante y las niñas importantes no eran como cualquier otras niñas.

Tal vez en ese momento no entendía pero sabía que estaba orgullosa de ser la hija de alguien como mi padre y, aún cuando tuve la edad suficiente de entender quien era y que hacía, siempre iba a sentirme orgullosa del hombre que por decisión propia no uso un preservativo.

Un gran hombre, sin duda.

Recuerdo que de pequeña, aún cuando mamá me decía que no lo hiciera, dije varias veces lo que era capaz de hacer. La primera vez se lo conté a una niña en el kinder, una niña muy curiosa que siempre hacía preguntas que me resultaban estúpidas ya que yo sabía las respuestas a la mayoría de ellas.

Era una de esas niñas que hablaba hasta de lo interesante que le resultaban las hormigas, los colores, las nubes. ¡Cualquier cosa! ¿Acaso no podía ser un poco más interesante? Tal vez era una niña pero no era cualquier niña así que, no me interesaba hablar de cualquier cosa.

Un día me cansé. Le había pedido más de una vez que se alejara de mi o dejara de hablar tanto así que cuando llego una tarde a una reunión en la casa de una vecina y comenzó a hablar de que se había retrasado porque sus padres habían ido a no recuerdo donde por la lotería así que me enoje y le dije que sus números no saldrían y...dije todos los que saldrían.

Todo hasta allí iba bien, era una niña que gritaba supuestos números al azar y los padres de mi vecina ni se preocuparon hasta que vieron que habían salido los números que yo dije como los ganadores de la lotería.

Esa fue la primer vez que debimos mudarnos.

Las mudanzas fueron algo presente en mi vida hasta los ocho años, aproximadamente. Nos mudábamos pero jamás demasiado lejos, papá no podía descuidar su cargo en el estado en el que vivimos toda nuestra vida y a todos les resultaba injusto tener que mudarse cada vez que la niña especial abría la boca. Era como una rutina, yo hablaba y mis padres volvían a darme la charla sobre el cerrar la boca. Creo que a los siete años la sabía de memoria y a los ocho comencé a aplicarla así que jamás le dije nada a Ally.

La curiosidad de ser amiga de Ally es que la había conocido toda mi vida y por suerte jamás se me había dado por soltar la lengua con ella. Ally era interesante, todo un misterio de chica y siempre me gustaron los misterios, ¿qué mejor que tener una amiga que sea uno? tal vez Ally no era misteriosa por ser anormal pero si por ser hija de un narcotraficante, igual que yo.

Nadie te entiende mejor que quien vive tu situación y ello lo hacía, era como el mejor combo en una mejor amiga y fui lo suficientemente lista como para notarlo.

  Roger era...otro caso.

Roger al ser el hijo de Alex había entrado a mi mundo sin siquiera quererlo. Tal vez ese era el problema de seguir los pasos de su padre, si estaba en la familia su deber era cuidarme y me gustaba pensar que no por eso era mi mejor amigo pero sabía que había influenciado bastante la relación de nuestros padres en el lazo que habíamos creado desde hace tantos años.

En lo único que ellos no habían influenciado era en mis sentimientos por el.

Había visto todas las etapas de Roger, desde cuando le era imposible patear una pelota de forma correcta hasta que amo tanto el deporte que comenzó a practicarlo con tanta frecuencia que su cuerpo se adapto a esos cambios. Vi a el Roger con espinillas y al Roger que era envidiado por su perfecto cutis. Vi al Roger que se afeito la cabeza solo porque unos niños lo dijeron en broma y también vi al Roger que cuidaba su cabello con tratamientos especiales peor que una chica.

OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora