Incierto: capitulo treinta y uno.

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Narrado por Jazzlyn:

El ver las emociones de Bastian no era algo necesario, ni siquiera entraba dentro de los parámetros de lo que quería porque definitivamente el verlo palidecer y salir corriendo de la habitación con mi mano fuertemente sujetada era más expresivo de lo que él podría querer. 

No me molesté en pedirle que por favor soltara mi mano incluso cuando podía sentir sus dedos aplicando mucha más fuerza de la necesaria. El llamado en su teléfono había dejado atrás a cualquier sentido común al que quisiera recurrir, estaba siendo dominado por la urgencia y me dejé guiar porque si estaba en sus buenos momentos, incluso con lo escasos que esos parecían ser, también estaría en momentos donde aquella desesperación parecía hacer acto de presencia.

No sabía con exactitud cual era la conexión que tenía con Belial y tampoco el grado de la misma, tan solo tenía un puñado de información que Agramon había decidido soltar haciéndose el idiota incluso cuando aquello le salía exageradamente mal. Conocía a ese oscuro, incluso podía decir que un poco más que al hombre que sostenía mi mano, y jamás decía algo por el mero hecho de no pensar antes de hablar.

Agramon era un estúpido, egocéntrico y muchas veces un desconsiderado pero era uno de los hombres que permanecía más atento a lo que pudiera sucederme. Siempre estaba allí cuando necesitaba un consejo o incluso un abrazo, cuando ambos sabíamos que era un desastre para eso. Valoraba su amistad, y sabía que a su manera Bastian también lo hacía.

Por esa misma razón que no me sorprendió ver a Agramon subiendo las escaleras mientras nos buscaba con la mirada. Sus ojos cayeron sobre nosotros y al ver que su primo tomaba mi mano con tanta confianza y que yo no ponía protestas pude ver como un alivio lo cubría, como si por un momento hubiera temido que no lográramos solucionarlo y todo lo que teníamos se derrumbara.

En algunos momentos yo también tenía ese miedo, pero prefería quedarme con Bastian y la inestabilidad que teníamos por momentos, antes de vagar por el mundo buscando a alguien que encajara en mi locura de mundo cuando claramente, la persona que lo hacía ya estaba a mi lado.

—Belial llegó muy lastimado pero las heridas no son de gravedad —informó y comenzó a caminar junto a nosotros cuando vio que Bastian no detendría su paso por nadie—. No hay médicos en la fortaleza y no podemos llamar a nadie, solicitar atención médica es un riesgo que no podemos correr.

Hablaban de una manera tan seria que dude en inmiscuirme. Ellos eran profesionales en esas cortas pero útiles charlas donde la información se intercambiaba con rapidez y yo estaba fuera de esas costumbres. Quería ponerme a la par de ellos y mantenerme al tanto, aún más cuando Bastian aceptaba mi presencia a su lado y no protestaba cuando hablaban de un tema relacionado a su pasado como veces anteriores donde solo cambiaba de conversación o me pedía que me retirara. De manera silenciosa me decía "quédate, esto es lo único que tengo para ofrecer" y yo lo tomaba, porque tomaría cualquier cosa que viniera de él.

—¿Eso por qué? —pregunté al ver que Abaddon no respondería—. Mi padre no usa médicos tradicionales, todos los que trabajan para la familia han firmado un contrato de confidencialidad que él mismo ha creado.

—No es por nuestra seguridad —me contestó y me miró a los ojos como si quisiera que la información llegara alta y clara—. Es por la seguridad de cualquier persona que entre aquí.

Una parte de mi lo entendía y no demoraba en generar teorías que explicaran sus palabras. No era seguro hacer que personas ignorantes de la situación entraran a la fortaleza y tampoco era conveniente hacer entrar a personas que podían tener intenciones desconocidas. No sabíamos quienes habían dejado así a Belial, tampoco sabíamos como había llegado a la puerta de aquel lugar o si alguien más estaba vigilando las afueras. 

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