Incierto: Capitulo dos

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Narrado por Jazzlyn:

Miré a mi alrededor esperando que alguien fuera por mi, queriendo detenerme o tal vez hacerme daño aún cuando sabían que no era correcto y que, de alguna manera, el hacerlo podía perjudicarlos. Nadie estaba allí pero de todas formas mi cuerpo parecía preparado para cualquier situación, incluso cuando yo no me sentía así.

Ignoré el escalofrío que me recorría por completo mientras notaba que la habitación no tenía ventanas, tampoco huecos o aberturas. La única luz que había allí era la del foco y esta era tan pobre, tan débil que no podía ver nada que estuviera a más de un metro de mi.

Sentí el impulso de mirar mi cuerpo y asegurarme de que me encontraba bien incluso cuando algo me decía que no lo estaba y que tampoco lo estaría si continuaba allí dentro. Mi abdomen dolía, mi pecho dolía y podía asegurar, que mi cuerpo entero lo hacía.

Sentía dolor, aún cuando no estaba segura de que era exactamente lo que dolía.

Di un paso al frente sintiendo terror al pensar que no sabía que había en el suelo pero nada ocurrió. No tropecé, el suelo continuó y mi camino con el.

Mi pie chocó con algo y di un paso atrás, atemorizada por si algo inesperadamente malo sucedía. No acostumbraba a que cosas buenas ocurrieran, no en mi vida.

No podía ver que había pero no por eso deje de esforzarme. Era inútil, no había manera en que mis ojos lograran adaptarse aún más a la oscuridad que dominaba el lugar por lo cual rompí cualquier duda que quisiera envolver mi mente por completo y me arrodille en el suelo permitiendo que mis manos recorrieran el mismo.

No tarde en encontrar aquello que estaba en el suelo y me coloque de pie para dejar que la luz alumbrara lo suficiente. Eran cartas, cartas escritas en Latín.

Me senté en el sofá y miré a mi alrededor para ver que en ningún momento había salido de la sala principal donde minutos antes estaba entrenando con Agramon. Pase la mano por mi rostro como un reflejo para despejarme pero no estaba abrumada por haberme dormido, sino por el nuevo sueño que comenzaría a asecharme.

—Veo que has despertado. —Observé a Agramon el cual estaba tomando lo que supuse era un café y me miraba como si intentara descifrarme—. ¿Ocurre algo?

Ladee la cabeza intentando conseguir que todo volviera a ser claro. No sabía en que momento me había dormido, no sabía por cuanto tiempo había estado ausente y tampoco sabía como se supone que terminaría en un cuarto como aquel. Nada tenía sentido.

No podía avanzar demasiado sin que algunas cosas volvieran a descontrolarse o simplemente me tomaran por sorpresa. Quería continuar con mis entrenamientos, encontrar al condenado niño puro y terminar con todo aquello pero claramente, mi destino quería lo contrario.

—No. Es decir, no estoy del todo segura. —Me miró sin comprender y solo pude suspirar—. ¿Cuanto tiempo dormí?

—Veinte minutos, como mucho. —Mi cuerpo se sentía pesado y veinte minutos parecían ser muy poco para esa sensación—. No te ves como si esa respuesta te agradara.

—¿Podrías llamar a Abaddon? —pregunté para ver como volteaba el rostro evitando por completo mi mirada—. Agramon, te he hecho una pregunta.

—Sabes que él quiere evitar llamadas, y tiene sus razones.

—Sé que las tiene, tampoco yo quiero hablar con él porque somos una distracción para el otro pero esto no se trata de querer. Se trata de que necesito hablar con la única persona que me va a comprender por completo.

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