Incierto: capitulo diez

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Narrado por Jazzlyn:

Miré nuevamente a Alexander e incluso cuando sabía que me ocultaba algo no me sentía en peligro, o bajo amenaza. Él mentía, pero no me estaba traicionando.

Ví como tomaba aire mientras sus ojos se dirigían a la ventana por lo cual supe que él podría sentirse incomodo pero no por esa razón lo demostraría, no era su estilo. Alexander podía ocultar sus emociones para cualquier persona que no pudiera leerlas como un libro abierto.

No podía ocultarse de mi.

Vi los nervios que tenía y la incertidumbre que recorría su cuerpo desde que todo había comenzado pero sobre todo pude ver la tensión que lo invadia. Siempre le habían advertido que llegaría a un punto de su vida donde debería guíar a la elegida entre obstaculos que él ni siquiera imaginaba pero aquella preparación mental no había servido de nada cuando me tenía en frente y sentía que él no era capaz de hacer nada por mi.

Alexander se veía como un simple humano más que no podía hacer nada por mi cuando realmente podía ser una razón más para continuar, cada vida era una razón en esas circunstancias.

—¿Hablarás o tendré que inmiscuirme en toda tu vida? No creo que sea necesario, Alexander.

Lo vi caminar hasta la silla más cercana y sentarse como si sus piernas no fueran capaz de soportar su peso. Se notaba cansado y por alguna razón sentía la necesidad de ayudarlo mas no podía dar brazo a torcer. No era justo que me ocultaran cosas cuando todos estabamos sacrificando gran parte de nuestra vida por la misma causa.

—No, no será necesario —respondió antes de señalar una silla frente a él—. ¿Podrías confiar en mi lo suficiente como para sentarte y mantener una charla cordial?

Miré la silla con cierta desconfianza. Me conocía, sabía que él podría provocarme una pena inmensa que me haría ceder pero no podía olvidarme de aquellas fotografías. No necesitaba que me dijera quienes eran lo de los pueblos bombardeados, sabía que eran de soñadores, y sabía que eran atacados por los mismos.

Gente de su misma raza estaba en contra, algo no estaba bien.

—¿Qué es lo que me estas ocultando, Alexander? —pregunté mientras me agachaba y tomaba la carpeta—. ¿Esto es lo que querías evitar? —Me senté en la silla y arrojé la carpeta a la mesa que había en medio de nosotros. Sus ojos fueron a aquella carpeta roja y parecieron perder cualquier resto de esperanza respecto a escapar de mi—. Quiero respuestas, y las quiero antes de irme.

Miró la carpeta y dejó escapar un suspiro cargado de cansancio. En tan solo un montón de horas él parecía diez años más viejo, sus emociones estaban revueltas al igual que su mente y estas presionaban mi muro con demasiada intensidad.

Sabía que si me dejaba invadir por sus emociones todo estaría perdido por lo cual reforcé mi muro y me senté recta en la silla no queriendo que mi postura desmotrara algo que no era.

Tenía frente a mi a un hombre aterrado de caer y, aún cuando no me permitiría dejarlo, comenzaba a notar que no podía evitar su caída si él no confiaba en mi.

Él podría caer e intentar arrastrarme con él pero ya no era tan solo a mi, tenía demasiadas personas atrás como para ser arrastrada a una fatal caida.

—No es lo que crees, Jazz —dijo nervioso mientras sacaba un pañuelo descartable de su bolsillo y lo pasaba por su frente perlada de sudor—. Realmente no es lo que parece.

—Pues cuentame tu versión de la historia lo antes posible, no tengo tiempo que perder —dije para ver como hacía una mueca ante mi tono duro, se sentía ofendido—. La que puede estar ofendida aquí soy yo. Estoy haciendo todo lo que puedo por esto, y no pueden decir lo contrario pero vienen ustedes y creen que tienen el derecho de ocultarme algo. ¿Acaso crees que yo me abusaría del poder que tengo para ocultarles información o incluso hacerles daño? No se trata de relación, se trata de principios propios —objeté para ver como desviaba su vista, jamás descansandola sobre mi—. Son principios del ser humano, Alexander. Esto se trata de un equipo y lo has olvidado hace mucho.

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