Capítulo 7

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Jesus Oviedo.
Lunes 10 de enero. 14.00
°
Aparco frente su instituto pues necesito montarla en mi coche y hablar con esa chica, tal vez follarmela y provar que tiene ahí esa morena.
Llaman a mi teléfono haciendo que suspire, lo cojo y escucho la voz de mi hermano.
~
-Jesús, necesitamos saber como estás. -dice preocupado.
-No os preocupéis más por mi, olvidaros de que existo. -ataco.
-Hermano, sé que te duele todo lo que sucedió pero... -le corto.
-¡No existo para vosotros! -grito.
~
Cuelgo furioso pues esa familia, que por desgracia es la mia, me saca de quicio.
La veo salir encendiendo un cigarrillo, ella sola, parece agobiada y algo enfadada. Le hago sonar el pito, ella se acerca pues no ve con claridad que soy yo y una vez se acerca me mira con pesadez.
~
-No estoy para tus bromas. -advierte.
-Monta, te llevo a casa. -digo amable.
-No me fio de ti. -asegura.
-Joder, no voy a hacerte nada. -me rio.
-Eso dicen los que te van a hacer algo. -dice seria.
-¿No eres muy joven para fumar? -pregunto.
-¿No eres muy viejo para andar de guaperas? -ataca.
~
Rio agitando la cabeza y la veo caminar frente mi coche dirección la puerta del copiloto, le quito el seguro y ella rie.
~
-No voy a subir. -asegura.
-Venga, sube, te llevaré a casa. -digo riendo.
-Primero, no quiero que sepas donde vivo, segundo, no quiero ir a ese lugar. -dice muy seria.
-Montate, te llevaré donde me digas. -aseguro.
-¿Dónde quiera? -pregunta asegurandose.
-Donde quieras. -aseguro.
~
Entra en el coche y miro al frente arrancando mientras pienso lo mucho que me va a costar domarla ¿realmente vale la pena todo esto por una prostituta?
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-¿Trabajas? -pregunto mientras conduzco.
-¿Y tú? -pregunta riendo.
-Ya me viste ¿ese viejo es tu padre? -digo divertido.
-Desgraciadamente sí, pero yo estoy mucho mejor. -comenta.
~
Se quita la sudadera que llevaba quedando con una camiseta ajustada de tirantes negra y muerdo mi labio al notar sus pezones traspasarse.
~
-Muchisimo mejor. -relamo mis labios.
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Me dirige hasta llegar a un descampado, ella baja del coche sin decir palabra y se aleja un poco.
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-Te la follas, la metes a puta y te olvidas de esta puta obsesión con la niñata. -me convezco.
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Veo como remueve mi cabello, sonrio bajando del coche y ella muerde su labio al notarme detrás suya.
~
-¿Ahora viene la parte en la que follamos? -pregunta coqueta.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora