Capitulo 96

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Jessica Jackson.
Viernes 10 de enero. 9.30
°
Bajo del apartamento mientras me sigo planteando eso de buscarme un nuevo piso, lo veo ahí, aparcado frente al portal y entro tocandome mi barriga de ocho meses.
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-Hola preciosa. -dice dulce.
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Besa mi mejilla, sonrio amable y besa mi barriga sonriendo.
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-Hola renacuaja. -murmura.
-Cuando hable te responderá, primero espera que nazca. -bromeo.
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Rie arrancando el coche, conduce hasta llegar al hospital y una vez sentados en la sala de espera me agarra la mano.
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-Jesús... -murmuro.
-Sé que no voy a poder recuperarte pero me encantaría que vinieras a casa con la bebé una vez nazca, verla crecer día a día y tu conmigo, aunque no consiga recuperarte. -propone con algo de esperanza.
-Este no es el lugar para hablarlo Jesús. -digo segura.
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Pasamos a la consulta, el doctor me mira y niega.
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-Debe dar a luz lo antes posible. -asegura.
-¿Qué? -pregunto confundida.
-Es muy grande para ser ochomesina, le daremos cita y le provocaremos el parto. -asegura.
-¿Qué ocurre, doctor? -pregunta Jesus.
-La bebé es muy grande para su tiempo, si la dejamos aquí mucho tiempo más le causará daños. -asegura.
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Él doctor se va a coger las radiografías mientras me coloco la ropa, miro a Jesús asustada, él acaricia mi mejilla y sonrie dulce.
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-Todo será perfecto y tendremos a la bebé más sana del mundo. -asegura dulce.
-Sin ti aquí no se que haría con ella. -agradezco tocandome la barriga.
-Soy su padre y te amo ¿que menos podría hacer? -pregunta seguro.
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Salimos de la consulta, Jesús se acerca al mostrador pues le van a dar la cita de mi parto y un hombre que jamás olvidaré se acerca a mi.
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-Jessica. -sus ojos brillan.
-Alfonso. -digo dulce.
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Le doy dos dulces besos, él mira mi barriga alucinando y encojo mis hombros.
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-Una mujer que estas echa. -asegura.
-¿Qué fue de ti? -pregunto.
-Me divorcié de tu madre y acabé aquí con mi empresa trabajando, tengo un piso y pues ya, jamás pensé que volvería a verte. -asegura.
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Jesus se acerca, mi padre lo mira y sonrie.
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-Me alegro que aún sigas con este hombre, pensaba que sería un capricho. -dice alucinando.
-Ese amor no fue un capricho, aquí me ves, embarazada de él. -digo segura.
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Me despido de él algo extraña y una vez en el coche Jesus me mira.
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-Mañana puedo empezar a mover mis cosas si quieres. -digo amable.
-Perfecto, me parece super bien. -sonrie seguro.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora