Elisabeth Gómez.
Sábado 15 de enero. 3.00
°
Me volteo en la cama aún sin poder dormir, suspiro tocando mi vientre y corro al baño pues quiero vomitar.
Salgo del baño chocando con Daniel, él me mira preocupado y lo aparto.
~
-¿Qué hacías en el baño? -pregunta.
~
No respondo, continuo mi camino a la cama y él me agarra serio.
~
-Respondeme. -suplica.
-Estaba vomitando. -susurro.
-¿Te encuentras aún mal? -pregunta.
-Un poco sí. -digo seria.
-Cariño... -siento sus brazos rodear mi espalda.
-Quiero dormir. -digo fría.
-Te dije que iba a regresar pronto pero... -lo freno.
-Pero te has follado a alguna de allí. -reprocho.
-¡No! Joder nena, sabes que no. -dice seguro.
-¿Qué hacías? -me siento en la cama.
~
Se agacha a mi altura, toca mi mejilla y muerde su labio.
~
-Controlar todo, este tiempo todo ha sido un descontrol, algunos se iban sin pagar, las chicas no tenían su turno de baile... -explica.
-¿Era necesario regresar a esta hora? -pregunto seria.
-Nena... No quería dejarte mucho sola pero... Joder, tendré que recompensartelo de alguna manera. -susurra mordiendo su labio.
~
Besa mi ingle bajando el pantalón de mi pijama y aparto la mirada.
~
-Mirame, quiero que veas como saboreo cada rincón de ti. -susurra.
-Daniel. -jadeo.
~
Dejó caer mi espalda sobre la cama y siento su lengua entrar en mi sexo y grito.
~
-Que todos se enteren de quien es mi mujer y como te hago disfrutar. -muerde mi clítoris.
-Daniel. -grito arqueado la espalda.
~
Grito todo lo alto que puedo, su lengua esta vez está haciendo un trabajo excelente, sus manos se aferran a mis caderas y presiono su cabeza contra mi sexo duramente.
~
-Mmm... Más, quiero correrme en tus labios. -digo llevada por la excitacion.
~
No frena su lengua contra mi sexo, muerdo mi labio y grito viniendome en sus labios.
~
-Mi pequeña... -besa mi ingle.
~
Me acabo desvistiendo completamente y me giro en la cama aún algo enfada, por complacerme no va a quitarme en enfado.
ESTÁS LEYENDO
La oscuridad de tus brazos
FanfictionUna chica problemática cae en brazos del equivocado, entre brazos de ese hombre descubrirá un mundo en el que jamás pensó que entraría.