La oscuridad de tus brazos

Capítulo 60

Elisabeth Gómez.

Jueves 30 de Marzo. 9.00

Bajo de mi coche caminando hasta la puerta del centro pero freno en seco al verle ahí, en la puerta, sentado sobre las escaleras mirando al suelo.

-Je...Jesús. -tartamudeo nerviosa.
-Necesito hablar contigo. -suplica.
-¿Qué ocurre? -pregunto.
-Ayer bebí, muchísimo. -dice serio.

Lo miro seria, le ofrezco pasar a mi despacho y una vez allí se sienta sobre el sillón.

-Estaba solo, me agobiaba pues no sabía en qué he fallado para que no dejes ni que te toque, mi hermano se había ido con Elisabeth y... No podía más, tenía que beber y así hice, dormí pronto pero me bebí como botella y media. -susurra.

Me agacho frente a él, toco su mejilla tan preocupada como agobiada y sonrío dulce.

-Tengo más terapias y pacientes, espérame en la acera de enfrente a las dos y media para ir a comer y hablamos. -bajo la voz.
-Perfecto. -dice dulce.

Sonrío dulce, agarra mi brazo cuando voy a alejarme y suspiro.

-Jesús, por favor. -suplico susurrando.
-¿Por qué hablas así? -pregunta.
-A las dos y media hablamos. -me alejo de él.

Sale del despacho y, para mi mala suerte, choco con mi jefe.

-A Jesús hoy no le tocaba terapia. -dice una vez se marcha.
-Ayer tuvo una crisis y bebió, quería saber mi consejo. -explico.
-¿Qué le has dicho? -pregunta.
-Que mañana es la terapia, si tengo algún hueco le llamaré. -miento.

Asiente no muy seguro, entro en mi despacho suspirando y miro mi teléfono. Miro nuestras fotos, nuestros recuerdos, esas fotos que jamás borré una vez cambié de móvil, sus labios sobre los míos en esta imagen, su sonrisa de bebé y nuestras estupideces... Fue tan rápido e intenso que jamás creeré ese amor tan puro como rápido será el amor de mi vida. Llaman a la puerta indicándome que el nuevo paciente llega y apago mi teléfono secando mis lágrimas y preparándome para otra terapia que hará olvidarme de Jesús un rato.