Capítulo 53

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Jesús Oviedo.

Martes 21 de Marzo. 10.00

Ella tose suavemente y se sienta en su silla.

-Tome asiento. -dice con la voz cortada.
-Ha pasado mucho tiempo, nena. -susurro.
-Usted viene aquí a terapia. -comenta evitándome.
-Tutéame, por favor Jess. -digo dulce.
-¿Qué te ha llevado a venir aquí? -pregunta.
-Pues el alcohol. -respondo.
-¿Algo que te haya motivado? -pregunta anotando en un cuaderno.

Jessica Jackson.

-Perdí a mi chica por ser un capullo y pues... Mi hermano me lo ha duplicado porque ahogo el recuerdo de esa misma mujer en alcohol. -explica.

Anoto su respuesta mientras un huracán derrota mi corazón y cabeza haciendo un esfuerzo sobrehumano por no ponerme en pie para comérmelo a besos susurrándole cuánto le he echado de menos.

-Empezaremos por lo más simple, borre todo el alcohol de su casa, entorno y aléjese de todo lo relacionado con alcohol. -advierto.
-Pero cuando echo de menos a esta chica que te digo, pues... Es todo el rato, busco cualquier remedio para beber. -comenta.

Se me escapa una sonrisa, él sonríe dulce y me mira.

Jesús Oviedo

-Te recetaré un tranquilizante ¿duermes bien? -pregunta.
-Hace meses que no me duermo conscientemente. -digo riendo.

Ella ríe dulce, me pide mi tarjeta médica y, tras dársela, comenta que me receta dos pastillas.

-El tranquilizante sólo cuando sientas que no puedes más y la segunda todos los días una hora antes de dormir. -comenta.
-También podría invitarte a cenar y te ahorras la primera pastilla. -comenta.

Ríe negando, sonrío mirándola y froto mi rostro.

-¿Cómo que estás aquí trabajando? -pregunto.
-Estudié esto y... Aquí estoy, ha sido todo muy rápido. -susurra.

Muerdo mi labio observando los suyos, bajo la cabeza y ella me mira apoyándose en la mesa.

-¿Las relaciones con tu familia? -pregunta.
-Sólo con mi gemelo. -responde.
-A ver, en este momento vamos a centrarnos sólo en apartar el alcohol de tu punto de vista, olvidarte de él y aguantar una semana. -comenta.
-Una semana, sin alcohol y sin verte de nuevo. -murmuro.
-Llevas un año sin verme... -la freno.
-Pero bebiendo como un loco. -digo serio.
-Puedes tomarte el verme como una motivación. -ríe.

Miro sus ojos, sonrío y cuando intento agarrar su mano la aparta negando.

-Ha pasado mucho tiempo. -susurra.
-¿No me amas? -pregunto asustado.
-No puedo responder a eso ahora mismo. -murmura.

Sonrío tomándomelo como un sí y, tras estrechar manos con ella, salgo de ahí.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora