Capítulo 20

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Jessica Jackson.
Lunes 6 de Marzo. 23.00
°
Salgo del lugar donde las chicas nos cambiamos pues necesitaba quitarme unos pendientes que me resultaban molestos, miro a mi alrededor y sonrio al verle entrar en el prostíbulo.
Se acerca a la barra y siento una mano acariciar mi trasero. Un hombre sesentero me mira con deseo, miro a todos los lados buscando ayuda mientras sonrio falsamente.
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-Disculpeme, ella va conmigo. -dice Oviedo.
-Iba yo antes. -protesta.
-Soy su jefe y debo hablar con ella. -ataca.
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El hombre calla y sonrio aliviada cuando tira de mi hacia su despacho. Entramos en el lugar, cierra la puerta y me estrecha contra su pecho de una manera muy tierna.
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-¿Cómo estás? -murmura.
-Contigo aquí, genial. -toco su mejilla.
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Muerde su labio, me besa con suavidad y rio al sentir como me sienta sobre su escritorio.
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-¿Puedo tutearte? -pregunto mientras nos sirve una copa.
-¿Por qué tan descarada? -pregunta riendo amargamente.
-Soy así, jamás me callo lo que pienso. -aseguro.
-Nos vamos conociendo. -me da una copa.
-¿Como te llamas? -pregunto mordiendo mi labio.
-No he dicho que puedas tutearme. -alza una ceja.
-Pues nada, señor Oviedo, tengo trabajo, debería marcharme. -comento bajandome.
-¡No! -me agarra precipitado.
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Me rio ante su respuesta, el gruñe pues sabe que ha sido una reacción sin pensar.
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-Quedate. -susurra sonriendo.
-¿Cuánto tiempo? -murmuro rodeando sus hombros con mis brazos.
-Tú puedes quedarte toda la vida. -dice sonriendo.
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Me besa muy suavemente pero el teléfono nos obliga a separarnos.
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-Dejame vivir. -dice al cogerlo. -No, Eva, no quiero verte. -dice al rato.
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Cuelga furioso, se sienta en el sofá y yo, con tacto, me siento sobre él a horcajadas.
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-¿Qué ocurre? -pregunto sin saber que hacer.
-Dame la botella. -dice desesperado.
-No deberías. -digo seria.
-¡Damela! -alza la voz.
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Me niego bajando de su regazo, el rie sonoramente y me giro impactada.
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-¿Qué? -ataco.
-Te vas, como todas las putas. -dice serio.
-Eso soy y eso hago. -reprocho.
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Bebe otro trago mas grande, frunzo el cello y se pone en pie.
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-Dejame tranquilo. -dice algo mareado por el alcohol.
-¡No te estoy haciendo nada! -grito.
-¡Sí! Estás todo el día aqui. -señala su cabeza.
-¿Qué hablas? -espeto.
-Todo el día en mi cabeza desenado que sea la noche para verte, tocarte.... -murmura borracho acariciando mi mejilla.
-No te he pedido que pienses en mi. -lo empujo apartándole.
-Me he enamorado, ¡me he enamorado de una puta! -alza la voz.
-¡Está puta también te ama! -le alzo la voz cabreada. -Enamorada de un hombre desconocido que me folló un día y ahora está todo el dia rondando en mi mundo. -digo seria.
-Ven aquí. -bebe otro trago.
-Gilipollas. -me marcho dando un portazo.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora