Daniel Oviedo.
Domingo 16 de enero. 22.00
°
Es un hijo Oviedo, eres monstruo y un monstruo no puede críar a un bebé tan delicado, tan dulce, tan niño... No puedes Oviedo.
Ella no se merece esto, ella... Ella es maravillosa y la he dejado sola, como el monstruo que soy, la extraño, muchísimo, ahora podría estar abrazandome mientras se come la tarrina de helado pero no... Otra vez solo y abandonado como me merezco.
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-No puedo más. -salgo corriendo a la habitación.
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Me visto en un abrir y cerrar de ojos, agarro las llaves y conduzco veloz hasta la casa de Jessica y Jesús. Llamo al timbre, escucho a la bebé llorar pero no importa, ahora mismo Elisabeth es más importante que cualquier cosa.
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-¿Dónde está Elisabeth? -entró corriendo buscándola.
-¿No está contigo? -pregunta desconcertada Jessica.
-Peleamos muy fuerte y la eché. -digo nervioso.
-¿Por qué? -pregunta.
-Está embarazada y... -me frena.
-¡La has echado de casa sola, sin memoria y embarazada! -me grita.
-Sí, joder, si. -rompo a llorar.
-Vuela, buscándola porque como no encuentres a mi amiga me encargaré yo de que no vuelvas a concebir a ningun otro hijo. -amenaza.
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Salgo corriendo en su búsqueda, conduzco por el centro, mirando en las tiendas, bajo los árboles y aparco junto un parque. Freno a un hombre que caminaba, un vagabundo.
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-Señor, disculpe ¿a visto a esta mujer? -le muestro una foto.
-Esa es la chica que lloraba. -confirma.
-¿Dónde está? -pregunto serio.
-Se fue con un hombre. -dice serio.
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Señala un camino y corro todo lo que mis piernas me dejan hasta ver a un hombre junto a ella.
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-¡Nena! -grito.
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Ella se gira y el hombre la agarra del brazo.
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-Ella va primero conmigo. -dice serio.
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Corro acercandome, golpeo al hombre dejandome en el suelo y ella me mira asustada.
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-Vamos a casa pequeña. -suplico.
-No pienso ir contigo. -dice con la voz rota.
-Pero nena, vamos a casa. -digo asustado.
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Ella se aleja de mi caminando al parque y la sigo nervioso.
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-Ibas a chuparsela. -acuso.
-Siempre fue ese mi trabajo, necesito dinero para mi hijo. -reprocha.
-Ven a casa, vamos a hablar y... -me frena.
-Está todo dicho. -dice llorando.
-Llama a Jess, quedate con ella, quiero quedarme tranquilo y saber que estás segura... Bueno, que estáis seguros. -intento tocar su vientre.
-No es tu hijo, yo me encargo de cuidarlo. -asegura.
-Ve con Jess, porfavor. -suplico.
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Asiente sería, veo como la llama y confirma que se queda con ella.
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-Te amo, soy un monstruo pero te amo con toda mi alma. -susurro llorando.
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La oscuridad de tus brazos
FanfictionUna chica problemática cae en brazos del equivocado, entre brazos de ese hombre descubrirá un mundo en el que jamás pensó que entraría.