Elisabeth Gómez.
Viernes 10 de enero. 10.00
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Sus manos se deslizan por mi espalda mientras mis labios mojan su cuello, presiono su duro boxer y jadeo.
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-Nena. -murmura.
-Ayer me acosté muy cachonda y no te importó. -acuso mirando sus ojos.
-Estaba muy cansado. -escusa mordiendo su labio.
-Tenía tantas ganas de chupartela... Y tu lo estropeaste. -culpo bajando su boxer.
-No sabía en qué pensaba ayer nena, perdoname. -suplica excitado.
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Acaricio los labios de mi sexo con la punta de su miembro, me mira suspirando y entra en mi con fuerza.
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-Cariño... -gimoteo.
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Le muevo el trasero como le gusta mientras boto sobre él, lo golpea y toma mis piernas en un impulso.
Se coloca sobre mi poniéndonos horizontales a la cama, coloca mis piernas en su espalda enrolladas y me penetra más duro, con más fuerza y más rapidez.
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-Daniel, joder. -grito.
-Elisabeth. -gime su voz ronca.
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Él hueco de su cadera contra la mia hace el sonido perfecto para provocar lo deseado: el orgasmo. Me vengo tras dar un duro grito, el me llena por completo y tras agarrar un papel me limpia la zona dejandome un suave beso.
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-Voy a hacerme café. -digo agarrando su camiseta.
-¿Desde cuando te gusta el café? -pregunta.
-¿No me gustaba? -pregunto.
-Sí, pero era extraño que lo tomaras. -explica desde la cama.
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Encojo los hombros, me inclino sobre él dándole un suave beso y sonrie.
Salgo de la habitación viendo como mi amiga mete sus cosas en cajas, frunzo el ceño y enciendo la cafetera.
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-¿Qué haces? -le pregunto a Jess.
-Me voy a vivir con Jesús. -anuncia.
-¿Habéis arreglado las cosas? -pregunto.
-No, pero él quiere ver a su hija crecer y vosotros aquí... Yo sobro. -asegura.
-Nunca sobras. -advierto.
-Se que Daniel y tu estáis en un momento genial, el sexo os está ayudando muchísimo, tanto a ti con la amnesia como a modo de relación y yo quiero daros ese espacio, así podrás gritar y gemir todo lo que quieras. -explica.
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Nuevo la cabeza, me sirvo el café y un fuerte mareo me azota la cabeza.
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-Tú y yo hemos follado más de una vez. -digo recordando.
-¿Lo recuerdas? -pregunto.
-Acabo de recordar eso. -aseguro.
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Ella rie moviendo la cabeza y hace el gesto con sus dedos del silencio haciendome reír.
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-¿Y estas cajas? -pregunta mi hombre.
-Jess me abandona. -hago pucheritos.
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Me abraza por la espalda si entiendo su miembro aún erecto y sonrio.
Jess va al baño, Daniel muerde mi cuello y frunzo el ceño.
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-Mira el lado positivo, ahora podré follarte donde y cuando me apetezca. -golpea mi trasero.
-Encantadisima. -muerdo mi labio.
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La oscuridad de tus brazos
Fiksi PenggemarUna chica problemática cae en brazos del equivocado, entre brazos de ese hombre descubrirá un mundo en el que jamás pensó que entraría.